8 horas

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El domingo entre en pánico, al menos el par de hombres me habían dejado sola desde ayer. Pero no sabía cómo lograría ver a la cara a Ernesto sin palidecer, sin recordar lo que pasó, creo que hablaré con mi jefe y pediré unos días de permiso, para buscarme otro empleo, yo no puedo seguir allí, tengo que poner distancia entre él y yo, me decía a mi misma dando vueltas por la casa tratando de limpiar.  Richard me escribió como si pudiera leer mi mente, - Hola hola Marce, que tal el fin de semana? ni pienses que no quiero el cuento de que paso con el chico sexy que te llevaría a pasear, espero hayan tenido sexo demencial, dame detalles!!!. -  a lo que respondí. - Ni te imaginas! esto es un cuento largo Ri pasa por la casa o llámame, necesito un amigo pero ya! - Unos minutos después estábamos en mi sala y le estaba contando mis aventuras y desventuras entre viernes y sábado.  

Ri no cabía de la emoción y no sabia disimular esa sonrisa que tenia, mientras yo con preocupación estaba decidida a renunciar, cuando al fin lo deje hablar intervino: - Mijitica por Dios, eres una terrible ¡Me encanta ! y yo jurando que serías una mojigata, bien guardaditos que te tenias esos pasatiempos, no te perdono que yo no supiera de tu juguete, sabes todo de mi, en fin, al menos te comiste al buenazo de Ernesto que le tenias hambre desde que empezó a trabajar contigo, pero no te enamores, un tipo así jamas dejara lo que tiene fijo así que ya lo sabes ¡Advertida! - Torcí los ojos, como si yo no supiera esa parte pensé y continuo - Y bueno el Armando ese ¿No sera Bisexual para que lo compartamos? jajajajaja, por lo que me cuentas es candela, vainas que no me pasan, ayer salí con Pablo y anda con su crisis existencial de no sabe que decirle a su familia, ¡Ay no que pereza! ya yo pase por esa etapa, creo que lo voy a dejar. - Lo mire, lo abrace y me reí - No te merecen Ri ¡Eres demasiado fabuloso! jajajajaja espero que algún día llegue uno que no descartes antes del mes bebe. - hizo una mueca de dolor y luego se echo a reír, esto es lo que necesitaba, una tarde de catarsis. Ya para despedirnos, me tomo por los brazos y me miro con seriedad - Ahora bien Marcelina, respira profundo y deja esa idea loca de renunciar, son otros tiempos, ademas todos en esa oficina tienen o han tenido su amorío, dígame tu jefe!  Gael es el terror de las secretarias, así que mañana regia, digna, divina y empoderada, que aquí no ha pasado nada! - Puso cara de teatro y finalizo - ¿Que voy a hacer yo sin ti? piensa en eso.- par de besos en la mejilla y se marcho.  

Hora de enfrentarme a la realidad, me aliste como todos los días de trabajo, chaqueta negra y pantalones a juego, blusa blanca vaporosa, tacones de vestir cómodos, un moño recogido para acentuar mi look formal de lunes, me mire en el espejo y fue como si escuchara a Ri esto no define regia y empoderada precisamente, tire los tacones bajos y me decidí por unos de aguja en negro satinado, solté mi cabello y lo arregle en ondas, labial rojo vino y mis infaltables lentes de pasta, solo me faltaba una fragancia, abrí la gaveta de mis perfumes y fue fácil elegir, Gucci Guilty, el nombre lo decía todo. Ahora bien igual no quería comunicarme con nadie mas de lo necesario, así que me prepare con mi infaltable rostro de "odio a todo el mundo, alejense" para evitar que me molesten, decidí entrar en mi personaje amargado, hacer como que nadie existía, hacer como que Ernesto no existía, como si eso fuera posible. 

Llegué a la hora de siempre, camine atravesando su escritorio para darme paso al mío, mi taconeo alerto a todos de que iba llegando, unos cuantos silbidos de la multitud que decidí ignorar, respondí con unos buenos días en seco y seguir de largo, encendí mis auriculares y trabaje en silencio, ignorando a todos por igual, no tenía el valor de verlo a la cara, pero podía sentir por el rabillo del ojo como me miraba de vez en cuando.

Sonó mi teléfono, apenas lo logre atender por mis auriculares a todo volumen - Buenos días ¿Si Diga? - respondí al levantar el mismo - Marcela, buen día! -  era mi jefe  - Sala de reuniones en 15 minutos, te traes a Ernesto por favor es urgente. -  Palidecí con esas últimas palabras ¿Acaso lo sabrán? Un nudo en el estómago por poco hace que me desmaye, respire profundo y respondí rápidamente - Allí estaremos, cuente con ello. - Me puse de pie de mi escritorio, camine lento pero firme hasta el puesto de Ernesto - Buen día Ernesto, el jefe nos quiere reunidos en quince minutos, para que estés al tanto, yo iré por café y paso hasta allá. -  El también me miró asombrado, yo no sabía qué pensar ¿Estaba en problemas?

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