Nos estamos desviando del camino de la salud mental

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-¿Acaso viste porno chino con pulpos? -preguntó Gustabo mientras cruzaba la calle con su patrulla, en espera de alguna alerta.

-No he visto nada parecido -niega Horacio- Pero lo que te digo es en serio, soñé con Volkov y según Internet eso significa que me extraña.

-Por Dios, Horacio, ¿en serio le vas a creer a Internet? Nada de eso funciona.

-¿Cómo está tu Chía? -contraatacó con la respuesta del rubio, quien volteó a verlo a los ojos, Horacio sólo se dedicó a elevar sus cejas en espera de su respuesta.

-Vaaale, pero mi planta está viva es de suerte, no es porque Internet sea bueno.

El de cresta soltó una risa pequeña negando con su cabeza y mirando por la ventanilla del patrulla. Gustabo sólo mordió su labio inferior mientras manejaba.

-Rial fut, eh -dijo Horacio de forma burlesca.

-Rial fut olweis -afirmó.

La mañana había sido tranquila desde que entraron en servicio, al menos no mucho para Horacio, quién se quedó dormido todo el fin de semana después de haber quedado destrozado por la fiesta del viernes.

-¿Entonces despertaste en la cama de Claudio, eh? -comenta Gustabo frenando en un semaforo en rojo y volteando hacia el contrario.

-Sofa -corrigió viéndolo- Dormí en su sofá... -retomó lo dicho y se dio cuenta de lo que había hecho, sintiéndose avergonzado de haber dormido tanto tiempo en una casa ajena.

-Confirmamos que beber no es lo tuyo.

-Confirmamos -asiente llevándose las manos al rostro, queriendo olvidar los recuerdos de esa mañana siendo despertado por un Claudio asustado que pensaba que Horacio estaba muerto.

-Me preguntó que pasará si tomas de nuevo, ¿en que cama despertarías?

-Conociendo mi mala suerte... -se colocó pensativo con una mueca de disgusto y sacando su móvil por si le llegaba alguna alerta policial- Un mafioso.

-Por un momento me imaginé tú con Emilio.

-¿Tas bobo o k? -volteó indignado, viendo como Gustabo aceleró cuando el semaforo se puso verde- Después de que me haya molido a tiros, ¿piensas que estaría con un hombre tan malo?

-Piénsalo, no sólo te puede moler a tiros -dijo con una voz obvia, intentando dar una doble connotación a su frase.

-¿Qué estas diciendo, Gustabo? -pregunta elevando las cejas con extrañeza, y al mismo tiempo sabiendo a lo que se refiere.

-Nada, nada -negó.

-Vale...

-Creo que la pareja se llamaría Emiracio -suelta como si nada.

-¡Gustabo! -llamó su atención.

-Vale, vale. No digo nada más.

-No, no, eso no -niega revisando su móvil- ¡Tenemos código 3! ¡Me lo mandó Volkov! -zarandeó el cuerpo contrario con sonrisas de emoción.

-Marcamelo en el GPS, Marcamelo -insistió eufórico señalando el aparato tecnológico en el auto.

-¡Te lo marco, te lo marco!

El día parecía tomar un nuevo rumbo, uno mejorado y más enérgico. Horacio sencillamente sonrió con felicidad, había pasado tanto tiempo desde la última vez que hizo un Código 3 con Volkov.

Recordó el primero en su vida, cuando a Gustabo lo dejaron inconsciente en el primer segundo y Horacio salió invicto como todo un héroe, abrazó a Volkov y su autoestima había subido.

El Volkacio pa' miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora