◈El Inicio de todo◈ Cap. 1 ①

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Narradora:

Septiembre, 1520

Era un frío otoño en los mares cuando un barco que recientemente llegaba desde Crimea, dentro de este viajaban unas esclavas de variadas regiones.

*(Actualmente esas regiones son ocupadas por los países de Ucrania y Rusia, pero en la antigüedad el lugar de donde venía Aleksandra se creía que era del Imperio Ruso por sus rasgos como su color de pelo, etc.)*

El barco tenía su rumbo a un lugar, el palacio de Crimea, donde estás serían vendidas al mercado, y luego a Estambul donde ahí tenía recinto el aclamado y famoso Sultán Süleyman. Donde ahí serían elegidas algunas de las esclavas para él o al palacio como sirvientes. Y así era el destino de algunas, hasta que llegaran a cierta edad, se les pagaría y se les liberaría de la esclavitud. Cosas así y demás en la Era Otomana.

Dentro de este se encontraban las esclavas, limpiando, secando y trapeando el suelo. Allí se encontraba Aleksandra durmiendo por el cansancio, atada de manos y de espaldas contra un mástil del barco, ya que al principio intentó apuñalar a uno de los hombres del barco.

Narra Aleksandra:

Estaba soñando o más bien recordando antes de que todo esto pasará antes de que me quitaran a mis seres queridos, estaba sentada, escuchando lo que mi padre (Un pastor ortodoxo) estaba predicando en la pequeña iglesia que teníamos.

Entonces siento que tocan mi hombro, es Leo mi novio.

- ¿Sabes qué te amo? Te extraño demasiado. -me dijo susurrando.

- Yo también te extraño. -respondí.

- También nos casaremos en esta iglesia, será tu padre quien nos case aquí. -en ese momento mi madre voltea para ver que estamos haciendo- Y nuestros hijos serán bautizados.

- ¡Shh! Mi madre nos mira. -dije para que hiciera silencio, si no nos llamarían la atención.

Miré adelante oyendo unas pocas palabras y volteo para poder ver a mi hermano, sonreírle y acariciar su hermoso y largo cabello.

De repente un niño entró alarmado gritando

- ¡Los tártaros están aquí! ¡Los tártaros están aquí! -gritó desesperado y detrás de él entraron hombres armados con hachas y otros con dagas o espadas a la mano.

Me levanté enseguida, junto con mi hermano y Leo para huir de ahí. Cuando de un momento a otro nos agarraron a los dos.

- ¡Leo! -le grité asustada mientras me separaban.

- ¡Aleksandra! -me miró entrando en pánico.

- ¡Papá! -vi a mi padre siendo apuñalado, con lágrimas lo llamé- ¡Papá! ¡No!

Luego a mi madre, igualmente siendo apuñalada en su estómago- ¡Mamá! ¡No! ¡Por favor! Mamá! -me alejaban de aquella pequeña iglesia, forcejeando para poder correr- ¡No! ¡Déjenme!

- ¡Asesinos! -digo y de golpe despierto con un baldazo de agua fría. Uno de los encargados de este barco lo había hecho.

- ¡Despierta, ¡¿quién es el asesino?! -me gritó enfadado mientras otro hombre lo acompañaba- Discúlpate rápido, vamos. -dijo y me dio un golpe en la cabeza.

- No ustedes no, no los otomanos. -dijo Maria- Fueron los tártaros.

- Discúlpate Aleksandra, no seas obstinada ¿acaso eres una amenaza? -cuestionó el acompañante de aquel hombre.

- Aleksandra discúlpate o esto será el fin para nosotras. -dijo asustada la chica, la miré y me enfadé con todos.

- ¿El fin para nosotras? ¿Qué más puede suceder? Mi mamá, mi papá, mi hermano, Leo. ¡Todos mis seres queridos están muertos! ¡Y me venden como esclava al palacio de Crimea! ¡Y además me venden como esclava para los otomanos! -empecé a llorar- ¿Qué más puede suceder? ¡Deja que me maten, para salvarme! No me queda nadie. -los dos me dejaron y yo me quedé toda la noche despierta, no comí, ni dormí. Solo recordé.

Después unos días más llegamos al palacio, en donde con mala gana me negué a ir, me empujaron haciéndome caer. Nos pusieron en fila, una al lado de la otra. Delante una señora mayor acompañada de un hombre un poco extravagante nos observaban y llevaban a unas chicas elegidas por ellos mismos a los baños.

A mi lado María. - Lo ves, no parece que sea un infierno. -nerviosa habló.

- Solo por que aun no lo hemos visto.

Entonces cerca nuestro esa señora miró a María y la empujó a un lado, indicando que se fuera con otras chicas a los baños.
Se paró frente de mí y yo la mire enojada, agarró mi brazo y me empujó para que vaya con las demás. Me negué rotundamente, empecé a gritar y a patalear para que no me llevaran.

- ¡No me llevaran, déjenme! ¡sueltenme! -



Narradora:

Mientras Aleksandra, hacía un revoloteo para no ser llevada. En esos momentos estaba cerca la Valide Sultan, la madre del Sultán Süleyman, Hafsa. Al lado su hija, la Sultana Hatice, quien la seguía detrás acompañándola.

- ¿Qué es ese ruido? -preguntó curiosa- ¿Quién es la insensible que grita?

- Nuevas muchachas de Crimea, un regalo para el Sultán. -Dijo Gülfem, una hatun que alguna vez fue la favorita del Sultán.

Las dos sultanas al bajar la mirada se encontraron la escena de una esclava luchando por salirse de las manos de los guardias, con gritos y algún que otro manotazo o golpe.

- Tráiganme a esa insolente. -ordenó Hafsa molesta y con esto se retiró hacia sus aposentos junto con las demás.

Hatice en ese momento y por curiosidad le echaría un pequeño vistazo a la chica rebelde que tanto ruido hacía.


(...)



- ¡No me toquen! ¡Sueltenme! -gritaba la pelirroja.

- Cierra la boca, no grites, cálmate. -dijo Hafsa con seriedad.

Su hija Hatice lo que hacía solo era observar a aquella chica. Miraba su extraño tono de cabello, un tono pelirrojo que parecía fuego y sus ojos verdes como esmeraldas. La muchacha la miró de reojo y Hatice volteo a ver a su madre quien también miraba a la esclava pero en cambio ella la miraba con resequedad y enojo, hasta que habló.

- Me trajeron a este infierno otomano a la fuerza, por favor ayúdame, sálvame. Usted es una dama rica y poderosa, puedo verlo, dígales que me dejen ir, de otro modo me suicidaré! -dijo la chica en el suelo de rodillas a la mujer frente suyo.

- Eres propiedad del Sultán Süleyman. -respondió e hizo una pausa, Hatice miró a su madre con el ceño fruncido- Él decide si vivirás o morirás.

- ¡No soy propiedad de nadie! Prefiero morir, ¡ya sueltenme!

- Le pido disculpas. -mencionó una de las encargadas de las esclavas- Le enseñaré una lección.

- Si se niega a aprender, si se niega a reverenciar, continuarás con su castigo. -con esto la mujer hizo una reverencia y desapareció de la habitación dejándolas solas.

-Hatice miró a su madre un poco preocupada- ¿Castigo madre? ¿No crees que es un poco fuerte para ella? Ponte en su situación, fue secuestrada, y vendida como esclava. A mi si me hubiera pasado lo mismo que a ella sería igual madre.

- Si pero tú no eres una esclava eres una sultana, mi hija, no voy a dejar que esos pensamientos tan débiles te atrapen cariño. Tienes que ser fría, no piadosa. -suspiró y se acercó hasta su lado- ¿Entiendes?

Hatice aguantando su enojo solo asintió, se levantó y se fue de ahí. Pero sus pensamientos aun seguían en esa chica '¿Ella estará bien?' fue lo último que preguntó antes de que cayera la noche y fuese a descansar a su habitación.

En otra parte Aleksandra, pensaba en por qué esa mujer la estaba observando tanto desde que fue a la habitación de la sultana. Hubiera seguido pensando así, sino fuese porque el famoso Sultán Süleyman había pasado frente al pasillo del harén, haciendo que todas formaran una fila y le dieran una reverencia.

Aleksandra levantó su cabeza y lo miró con un plan en su cabeza bastante arriesgado.

- ¡Sultan Suleimán! -gritó la pelirroja.

El Sultán solo se dio vuelta dando su atención a la esclava, la cara de este mostraba seriedad. La muchacha dió un paso al frente y se desmayó haciendo que este la atrapara justo a tiempo. En ese momento en el balcón pasaba la sultana Hatice mirando la escena con atención.

- ¡Llamen a la doctora! -Dijo Suleimán dejando a la mujer con uno de los encargados del harén.Hatice observó la escena con una punzada de preocupación golpeando su pecho, pero ver a su hermano con esa muchacha le generaba algo de disgusto y en su mente no dejaban de aparecer escenarios diferentes que luego ella misma intentó borrar, enfocándose en la esclava.

"Eres mía, eres lo único que quiero" Hürrem & Hatice Muhteşem Yüzyıl/El SultánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora