CAPÍTULO 1: SEGUNDAS EVIDENCIAS

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¡Dios, hoy va a tocar bronca de nuevo! Digamos que el colegio a mí nunca me ha apasionado, y aunque sacó las mejores notas de la clase suelo meterme en más problemas que exámenes hago, como mínimo a los que me presento.

¿A ver si un niño que se planta en medio del patio se sienta y se pone a leer no está pidiendo a gritos que lo levantes y lo apartes?

El director empezó con la charla de siempre: que si no lo vuelvas a hacer, que si te expulsamos…

Quería estar en mi casa, de verdad, lo deseaba con todas mis fuerzas, cerré los ojos, los abrí y estaba allí, en casa sentado con mi madre, es mas le estaba contando en mi madre que había pasado y lo que me había dicho el director, pero si no lo sabía, si había desaparecido de allí. En cuanto tomé conciencia me detuve.

-¿Qué te pasa?- preguntó mamá.

-Nada, nada, es solo que…-no sabía que decir.

-¿Sólo que qué?- preguntó mi madre.

-Hace un momento estaba hablando con el director, y de repente… est-estaba aquí contigo-.

Mi madre palideció y empezó a respirar agitadamente.

-Lo-lo si-siento, debía haber hablado contigo antes, no-no sabía que a tu edad…-gimió.

 Me empecé a preocupar, ¿qué debería haberme dicho antes?

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