El día siguiente Lucas vino a mi casa y juntos salimos al jardín. Lucas era un chico un año mayor que yo, no muy alto, castaño pero con unos profundos ojos verdes que pocas veces podías ver porque apartaba la mirada siempre que lo veías, aun así era muy buen estudiante, ahora me arrepentía de reírme de él cada vez que quedaba con mis amigas y lo llamábamos empollón.
-Recuerda, siempre tienes que estar alerta, aunque parezca que has derrotado al enemigo este puede atacarte, no bajes nunca la guardia.
La verdad es que no se me daba del todo mal. Empezamos a hacer simulaciones de luchas y casi siempre terminaba en el suelo, pero no se me daba del todo mal.
-Coloca las manos delante del pecho un poco separadas e intenta darme un puñetazo.
Intenté darle pero siempre esquivaba mis golpes. Me enseñó un poco de lucha cuerpo a cuerpo y estuvimos los siguientes días practicando sin parar.
Por entonces el colegio hacía ya dos meses que había empezado y mis amigas se había presentado tres veces en casa para preguntar por mí, mi madre les dijo que mi padre se me había llevado a Alemania para estar allí con él, nunca se lo terminaron de creer e iban volviendo para intentar verme, cosa que me dio mucha pena, pero no podía hacer más. Pasaron los días, dejaron de venir y dejé de verlas, al cabo de tres meses yo ya sabía pelear dignamente y me propuse ir a buscar más arpenianos para poder volver a nuestra tierra, pero mi madre no me quería dejar ir.
-Hija, no sabes que te vas a encontrar, al venir aquí algunos guerreros del ejército de Fuego nos siguieron hasta aquí pero por suerte la Tierra es muy grande y no nos encontraron. No a todos por lo menos.
-¡Pero mamá no lo entiendes!, no he conocido a papá lo mínimo que merezco es defender la causa por la que…
No me atreví a decir que había muerto pero mi madre lo sobrentendió y se echó a llorar.
-Lo siento, no quería decir eso, pero es muy importante para mí, estamos hablando de defender la tierra de la que provengo y que yo nunca he visto, si no lo hago me arrepentiré.
-Lo sé pero no podría soportar perderte a ti también. Los habitantes de Blinder pueden olerse desde kilómetros entre sí.
-Lucas me ha enseñado a pelear, sé defenderme. ¿Y si viniera conmigo?
-Me quedaría un poco más tranquila.
No me lo pensé dos veces, salí disparada hacia casa de Lucas antes de que mi madre cambiase de opinión para pedírselo y él aceptó entusiasmado.
Dos días después nos despedimos de nuestras madres preocupadas y nos fuimos tan sólo con una mochila llena de ropa y dinero que nos habían dado para sobrevivir.
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Blinder
Science FictionGracias a "@aflymadeofbutter" por la creación de la portada! EPÍLOGO - HACÍA YA 365 DÍAS -Mamá, dónde has puesto mi jersey?-siempre lo mismo, mi madre tocaba algo y no lo volvía a ver. Me miré al espejo, por dios, la verdad es que no era la chica má...