CAPÍTULO 9: LOS CUATRO

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Aquilino llamó a cuatro de sus soldados que salieron de otra puerta detrás de la mesa y nos atraparon. Nos ataron de manos y nos pusieron unos guantes muy ajustados para que no pudiéramos utilizar nuestros poderes, nos guiaron a través de la puerta por la que había entrado, tras la puerta un pasadizo estrecho y oscuro, giramos la primera puerta a la derecha y una hilera de celdas con los barrotes podridos se extendió delante nuestro, nos encerraron a todos en una celda no mucho más grande que mi habitación y un hilo de luz se filtraba por una pequeña ventana con barrotes. Delante de nuestra celda había un hombre encerrado sentado en un rincón con las piernas recogidas, si se dió cuenta de que nos habían encerrado no dio signos de que le importase.

Supongo que estábamos enfadados unos con otros pues nos sentamos cada esquina de la celda, no estábamos muy distanciados, pero lo suficiente para no tener que hablar. Jason se puso a juguetear con la funda vacía de su daga, se la habían quitado. Elizabeth, en cambio, que se había sentado delante de los barrotes de la celda, miraba al frente con la vista perdida. En cierta medida la comprendía, había decepcionado a todo el pueblo de los Arpens, no solo no siendo la elegida sino también fallando en su única misión, conseguir volver a Blinder. Me levanté y me fui a sentar a su lado.

-Vete -dijo sin siquiera mirarme- quiero estar sola. Debo pensar como salir de aquí

-Solo quería decirte que lo siento -dije sin hacerle caso- ya sabes, por lo de ser la elegida y…

-No es tu culpa, es culpa de los imbéciles que no te tuvieron en cuenta y que me dieron falsas esperanzas

La miré incrédula por la dureza de sus palabras, pero ella no reaccionó, siguió mirando al frente, sin punto fijo.

-Mira, entiendo que estés enfadada conmigo, pero no lo estés con el mundo. El único hombre que no se equivoca es el que no hace nada. Yo también me enfade al saber que le pasó a mi padre, porque murió, pasé una semana encerrada en mi habitación, hasta que entendí mi deber, prometí que vengaría a mi padre, prometí que su muerte no habría sido en vano. Enfadada el mundo no se arreglará, mientras tú estás enfadada avanzará y si no despiertas te pisará.

Una lágrima se deslizó por su mejilla y me miró, su cara reflejaba el dolor, un dolor que no debería reflejar una cara de alguien de dieciséis años, un dolor de la experiencia.

-¿Tienes razón sabes? Pero un mundo no ha sido justo conmigo no puede pedir que sea justo con él

-No pido justicia, pido cordura. Llegado el momento deberás decidir atender al orgullo o a la razón. Quiero que sepas que soy una amiga, alguien en quien puedes confiar

-Lo sé, y no quiero que estemos enfrentadas. El grupo no puede estar dividido, hemos de estar unidos para ganar esta guerra

-¡Lo tengo! -gritó en ese momento Lucas- sé como salir de aquí. Haley, leí en un libro de profecías que la elegida sería capaz hasta de usar sus poderes solo con pestañear. Tienes que probarlo

Me giré hacia los barrotes y pensé con fuerza en fuego para fundirlos. Una chispa saltó de los barrotes iluminando la sala y luego todo volvió a ser oscuro.

-Muy bien -dijo Lucas- vuelve a intentarlo

-No lo conseguirás

El hombre de la celda de delante se había levantado y estaba a escasos metros de nosotros. La barba castaña caía por encima de sus hombros y sus ojos me miraban desafiantes.

-Lleva años aprender a dominar el arte de usar los poderes sin las manos, no lo conseguirás en una hora. Buen intento pero no lo lograrás, antes de que lo hagas nos habrán matado a todos

-Soy la elegida, lo conseguiré, vuelve a tu rincón y no molestes -dije enfadada

-Oh, perdón señorita elegida, seguro que tienes talento natural y no necesitas ni siquiera practicar -dijo volviendo donde antes estaba sentado

-¿Quién eres? -preguntó Jason

-Era Nicanor el sabio, aquí encerrado no soy nadie

-Uno de los cuatro magistrados -dijo Jason sorprendido- hay Nicanor el sabio, Lucius el valiente, Pio el compasivo y Fausto el leal

-Y todos y cada uno de nosotros está encerrado en una de éstas mugrientas celdas -dijo Nicanor con desprecio

-Lo importante es que saldremos de aquí -dije yo

Volví a concentrarme y un calor me subió por el cuerpo hasta los ojos y los barrotes empezaron a coger un color bermellón hasta deshacerse, feliz me giré a mirar a mis amigos que se habían sentado en el suelo debido al calor. Salimos con cuidado a no tocar los ardientes barrotes y fundí las celdas de los magistrados.

-Ahora mi querida niña, has demostrado ser digna de tus poderes -dijo Nicanor reuniéndose con los otros magistrados

-¿A quién hay que derrotar? -dijo Lucius

-Un momento -dijo Nicanor- niña deberías fundir tus ataduras, con tu fuego no te quemarás, luego nos desatas si eres tan amable

Fundí mis guantes y la cuerda que me agarraba las manos y desaté rápidamente a mis amigos. Salimos de las mazmorras y avanzamos hasta la sala donde nos habían capturado. Di un paso al frente y me dirigí a Aquilino.

-Soy Haley, la elegida, y lamento informarte de que muy pronto esto dejará de ser un puesto de control de los Fuego

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2015 ⏰

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