Capítulo 3

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Sé que todo terminó. Lágrimas caen al suelo. Tomo otro trago del vino barato que conseguí y ahogo mis penas.

Todos los recuerdos juntos pasan por mi mente atormentandome un poco más cada segundo.

Yo tenía amor para darle, jamás la decepcione. Pero en el fondo, se que no es su culpa mi sufrimiento. Yo sabía que ella ya no era feliz a mi lado. Sabía que era un peso para ella, y aun así fui egoísta y no la tome en cuenta. Pensé solo en mi felicidad y no en la de ella.

Un trago.

Era egoísta. La retenía junto a mi.

Otro trago.

Somos tan egoístas que hacemos sufrir a otros solo porque no nos gusta la soledad.

Otro trago.

Debemos arrastrar a alguien con nosotros para no sentirnos miserables.

Las lágrimas empapan mi rostro. Los días se repetían entre peleas mientras que sin hacerlo, ella me pedía a gritos que la dejara libre, que no la retenga a mi lado. Y yo solo la ignoraba.

Tengo miedo a la soledad. No a vivir solo, tengo miedo de un día no tener a alguien que me quiera o quien le pueda pedir un consejo y confiar en esa persona. Tengo miedo a la soledad emocional.

Otro trago y más lágrimas.

Días RepetidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora