Él.

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Tenia una mirada intensa.

Era tan profunda, que estaba segura cabía una galaxia en ella; una galaxia en la que me perdería gustosa todos los días.

No me importaba morir por falta de oxigeno, pues besarlo me robaba más que el aliento, mas que un suspiro o un gemido para hacerlo interesante...

Me robaba la vida.

Cada vez que se alejaba, era como volver a la realidad.

Una realidad que no se sentía mía, porque le pertenecía.

Quería pertenecerle.  

El problema era, que quería que él también me perteneciera y eso, encabezaba la lista de mis mas profundos sueños.

Sueños, que sabia no se harían realidad.








Pensamientos vagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora