XIV

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Cuando Sherah abrió los ojos, lo hizo muy despacio, y al ver todo blanco se asustó, pensó que tal vez ya estaba muerta, pero el susto no duró mucho ya que cuando sus ojos enfocaron mejor se dio cuenta que estaba en una habitación de hospital.
- Pero qué...- alcanzó a decir muy despacio, a lo que una voz masculina la interrumpió.
- ¿Cómo te sientes?
Dos ojos, dos colores diferentes se encontraron con ella.
- ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estás tú aquí? ¿Qué pasó Zoul?
- Dunkel- la corrigió.
- Como sea responde.
- Es un poco largo, llamaré a tu madre, querrá saber que ya despertaste.
Una sensación de frío le recorrió todo el cuerpo a ella, se puso pálida y las ganas de vomitar le regresaron.
- Zoul, dime que no llamaste a mi madre por favor- Sherah sentía que un nudo se hacía en su garganta.
- Demasiado tarde - dijo él con una sonrisa - puede que parezca héroe pero no soy médico y me asusté cuando vi que no respondías, tenía que hacer algo.
Poco a poco los recuerdos de Sherah regresaron a su mente, recordó que estaba hablando con Samael y de pronto su vista comenzó a nublarse y escuchaba la voz de él a lo lejos.
¿Me diría algo importante? Pensó, y luego recordó que Samael podía escuchar sus pensamientos y con eso terminó vomitando.
La puerta de la habitación se abrió, y una cara pálida se presentó ante ella. Pensaba que no quería que su madre la viera, pero en el estado en qué estaba ya no sabía qué era peor.
- Eres patética -le dijo aquella mujer que aparentaba más edad de la que tenía - no entiendo por qué si dices que no me necesitas y me llamas para estás cosas.
Dunkel, que estaba ahí también, se percató de la situación por lo que decidió actuar.
- El doctor dijo que solo fue un susto, gracias por haber venido señora- la incomodidad se sentía en el ambiente pero hizo un esfuerzo para sonreír.
La madre de Sherah lo miro de pies a cabeza y con una mirada penetrante.
- Así que ya tienes un novio que te cuide, pero que suerte la tuya ¿no? Solo espero que no se te ocurra llamarme cuando te embarace y te deje.
- Es suficiente Johana, gracias por venir - Sherah solo pensaba que realmente nada se podía poner peor, mejor solo sé rindió ante la situación.
- Está bien - dijo Johana, la madre de Sherah - dile a tu padre que me gire los cheques pendientes  pronto o si no tendré que demandarlo, lleva tres meses que no pasa dinero y creo que ha sido suficiente.
- Está bien, lo haré, gracias.
Cuando Johana se fue, la puerta se cerró estruendósamente.
Dunkel buscó rápido un trapeador y un balde con agua que pidió al conserje y limpió el desastre. El ambiente seguía tenso, y había un silencio bastante incómodo.
- Realmente lo siento- dijo Dunkel - no pretendía...
- No es tu culpa - contestó ella, pensaba que en realidad, esa actitud no tendría por qué extrañarla.
Después de un rato sin hablar y en el que Dunkel había terminado con su tarea de limpieza Sherah habló.
- Gracias...
- No es nada, no te preocupes, es lo menos que podía hacer.
- Sobre lo de mi madre...
- Tranquila, no le diré a nadie y tampoco preguntaré nada si no quieres.
- Te debo una así que no tengo problema en contarte.
- Adelante - Dunkel se acomodó en su asiento.
- Soy... un error en la vida de muchas personas.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2020 ⏰

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