01╏Cσηƒєsισηєs ∂σlσяσsαs

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Aquella albina de ojos color rubí, estaba dando vueltas en la cama, no dejaba de rondar por su cabeza sobre qué diría su mejor amiga en la reunión de ese día. Si, eran las dos de la madrugada; pero ella no podía dormir tranquila.

-¡Me lleva!- dijo, con una almohada sobre su cara.

Sacó la almohada y miró el techo con aburrimiento.

-¿Por qué estás en mi cabeza ahora Thaís?- se dijo con un tono de voz suave.

Por su mente pasó la imagen de aquella chica que la tiene tan pensativa sobre sus emociones y sentimientos.

-¡Aaaaaah!- gritó; pero fue un grito inaudible, ya que se puso la almohada sobre sus labios- Maia tenía razón, me estoy volviendo muy pendeja a la hora de pensar- se levantó de su cama y se dirigió a la puerta de su había; para girar la perilla y salir directo a la cocina.

Estaba muy frustrada por no saber lo que ocurría en su mente. Investigo por internet; pero se negaba a aceptarlo, ya que ella nunca sintió amor por otras personas que no sean sus padres o sus amigas, que las quiere como si fueran sus hermanas.

Pero aquella chica de ojos azules, piel mestiza y cabello rizado azul; hizo que desde hace meses, sintiera "mariposas" en el estómago.

Se sirvió un vaso con agua; solo pensaba en aquella chica mientras tomaba de su vaso con agua. Pero que se prendiera la luz de la cocina, la hizo sobresaltarse, que casi se le viene el vaso y el agua encima.

-¿Rea? - dejó el vaso a un lado y volteó a mirar a quien la llamo- ¿Qué haces despierta a esta hora?

-Una pesadilla jeje, no es nada mamá- dijo, su madre la miraba con el rostro un poco cansado; pero con aquella sonrisa que te dice que ya sabe lo que pasa contigo mismo/a.

-¿No estás ya un poco grandesita para tenerle miedo a aquellas "pesadillas"?- preguntó, remarcando la palabra 'pesadillas'. Obviamente no le creía a su hija.

La albina solo exhaló con pesadez, la madre se acercó a ella y se apoyó en la encimera con los brazos cruzados, por el frío de la noche.

-¿Cómo es que te diste cuenta que estabas enamorada?- preguntó, sintió sus mejillas arder un poco; pero era por la pena. Nunca había hablado del tema del amor o el enamoramiento, con su madre.

-Digamos que no es tan difícil notarlo cariño- miró a su hija con una sonrisa- Cuando te enamoras, no sabes el por qué te gusta aquella persona. Es como que ves la perfección en el o ella y no sabes que decir cuando te preguntan del porqué te atrae- la albina sonrió- Puedes decir el porque alguien te simpatiza o te gusta; pero cuando amas a alguien, simplemente no sabes que decir. Sientes aquel cosquilleo en tu estómago al pensar en aquella persona jeje.

-Jeje, muchas gracias por decírmelo madre- dijo la albina, su madre solo puso un mechón de cabello atrás de la oreja de su hija.

-No te rindas con aquella persona ¿vale? Se que también te ama, instinto de madre- le guiñó un ojo, la albina soltó una risa pequeña por lo dicho de su madre.

Ya tenía la respuesta a sus dudas, si enserio está enamorada de una de sus mejores amigas, entonces debe aprovechar a mañana para declararse. Por ahora ya puede dormir tranquila.

[...]

La albina ya estaba peinándose, mientras se miraba en el espejo de su habitación. Se hizo un chongo, dejando dos mechones de su cabello suelto. Inhaló y exhaló para mirarse nuevamente en el espejo.

-Bien Rea, hoy es tu oportunidad de confesarte. ¿Estás llendo rápido? Claro que no, hace seis meses que estás con la misma idea rondando en tu cabeza, ¡tú puedes! ¡Sé que puedes!

La albina sonrió para si misma y salió de su habitación. Se dirigió a la planta baja y agarró su chaqueta que estaba colgada en una perchera cerca a las escaleras.

-¿A dónde vas cariño?- preguntó su madre, quien servía café en una taza de porcelana.

-Hoy desayunare con las chicas, te lo comenté ayer en la tarde- dijo, para dirigirse a la puerta de salida y entrada a su hogar.

-Bueno, saludos de nuestra parte, cuídate pollita- habló su padre, quién le dió un beso en la frente.

-Jeje, vale, adiós- y acto seguido, salió de su casa.

Guardo sus llaves en el bolsillo de su chaqueta y se dirigió a la casa de su amiga Micaela.

Miraba todo a su alrededor, que bueno que vivía en un lugar con árboles, un área verde por así decirlo. Respirar un aire no tan contaminado, era bueno, más si eres alguien que ama mucho la naturaleza.

Vió a cuatro de sus amigas afuera de la casa de la de cabello castaño claro, contando a la que vive en la casa claro.

-¡Hey Rea!- una de sus amigas alzó su mano derecha para llamar la atención de la albina y también saludarla.

Solo sonrió y aceleró el paso. Cuando estuvo con ellas, las abrazo a cada una.

-¿Y las demás?- preguntó.

-Thaís nos está esperando con Tayra en la cafetería y Tori con Maia, irán juntas aya- respondió Febe, quién miraba su celular.

-Bueno, hay que ir ya o nos espera una regañada de las cuatro jeje- dijo Mica, todas asintieron y se dispusieron a ir a aquella cafetería.

[...]

Ya todas estaban sentadas en dos mesas, ya que son nueve. Algunas conversaban de cosas triviales y otras contaban algún chiste malo; pero que causaba gracia por ser malo.

-Bueno, creo que ya es momento de hablar para lo que las cité a todas aquí- dijo la peli azul, que había hecho que todas se reúnan en aquel lugar.

-Bueno, yo estuve curiosa desde que lo mencionaste jeje- habló Maia.

-Solo suéltalo Tahís, ya no soporto la curiosidad- ordenó Sofía, su contraria solo soltó una pequeña risa.

La albina miraba con una sonrisa a la peli azul; pero al notar que tomó la mano de una azabache de ojos celestes, se le borró la sonrisa del rostro.

-Tayra y yo, somos pareja- confesó con una sonrisa y un toque carmesí en sus mejillas.

Todas se quedaron en un silencio por unos segundos. Hasta que luego se escucharon las felicitaciones para la reciente pareja en aquel grupo de chicas.

Todas felices...

A excepción de la albina, quién sentía pequeños punzones en su pecho.

«¿Así se siente que te rompan el corazón?»

Pensó, decidió ir al baño de chicas y encerrarse en un cubículo, así podría desahogarse por unos cuantos minutos.

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1101 palabras
Natssu14

I ωαηηα ƒσяgєт yσυ [R̶ι̶υ̶м̶в̶α̶] •GB•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora