Devenir

5 |Cena (parte 2)|

Frente a mí se encuentran dos chicos que a simple vista no parecieran tener nada en común. Ambos son bastante altos, deben rondar el 1,85 o 1,90. Junto a ellos me quedo muy pequeña con mi 1,68. Me pregunto si se les hará difícil besar a alguien de mi estatura, y me sonrojo por mi pensamiento pero lo elimino enseguida.

¿Por qué estoy pensando esas cosas?

Al mirarlos por unos segundos noto que no son tan diferentes y que su principal diferencia es el color de cabello: Christopher lo tiene negro azabache y Alexander castaño oscuro con tonos claros.

Ambos tienen un color de piel bastante claro, pero se nota que han estado tomando sol estos primeros días en que ha habido una temperatura digna de comienzo de verano y de bronceados. Sus contexturas son medias, pero se nota que Alexander ejercita más, pues la camisa se ajusta a sus brazos en ciertas partes. Los dos están vestidos con pantalón negro,  pero cada uno con su par de zapatillas a tono con su camisa: Christopher azul oscuro y Alexander burdeos.

Alexander se acerca a mí con la intención de saludarme con un beso en la mejilla, a lo cual reacciono haciéndome hacia atrás, dejándolo con una cara de interrogante.

-Disculpa, pero prefiero los saludos de mano o con la cabeza.

Él gira su torso hacia Christopher, quien está aguantando la risa, haciendo que al volverse hacia mi, Alexander tenga una mueca de frustración mezclada con risa en el rostro. Ahora se para recto y me tiende la mano.

-¿Está bien así o quieres una reverencia? -me dice provocando una carcajada en su hermano a quien veo de reojo porque se ha asomado al pasillo a ver al resto de los residentes e invitados alejarse.

-No te preocupes, está bien así por ahora, algún día harás una reverencia ante mí.

Christopher se estaba regocijando con la situación, pasando un brazo por los hombros de Alex que se notaba bastante ofuscado con mi respuesta, pues al parecer no la esperaba.

-Disculpa a mi hermanito, yo sí te haré una reverencia, porque acabas de hacer mi actividad favorita: molestar a Alex -dijo y cumplió con realizar una reverencia-. Por si aún no queda claro, yo soy Christopher. Mis amigos me dicen Chris, pero tú me puedes decir Christopher.

Mi cara de rechazo a sus palabras y mi mirada hacia ambos le hizo retractarse y decir que era una broma y podía decirle Chris, no sin antes ser celebrado por Alex.

Al mirar a ambos de cerca me doy cuenta de que sus ojos también son distintos. Christopher los tiene azules grisáceos y Alexander azules verdosos. Cada uno expresa cosas distintas a través de ellos, se puede percibir enseguida. El primero tiene calma y el segundo tempestad.

-Prefiero decirte Christopher, no quiero que creas que soy tu amiga -digo antes de marcharme por el pasillo que llega al gran comedor.

Al llegar veo que se encuentran todos los adultos bebiendo champán a modo de celebración por la reunión de ambas familias. Al entrar, todos se me quedan mirando con sonrisas en sus rostros así que me pongo recta junto a mi mejor sonrisa y les digo a todos mientras junto mis manos- ¿Para mí no hay nada?

Aparecen dos mucamas con bandejas que contienen distintos tipos de bebestibles, una con alcohol y la otra sin. Sería mentir de mi parte si dijera que nunca había bebido, pues lo he hecho algunas veces desde los 14 años aproximadamente. En el barrio en que vivimos no es muy difícil que los menores de edad consigan alcohol, incluso es común ver adolescentes bebiendo en la vía pública. Sin embargo, para dar una mejor impresión sólo tomo una especie de limonada de la bandeja y le agradezco a las mucamas. Mi madre levanta las cejas a modo de sorpresa al darse cuenta de que no he elegido alcohol y yo le sonrío y pongo mi mejor cara angelical. Los hermanos entran luego de mí, argumentando que nos habíamos quedado conversando porque "los jóvenes se entienden mejor".