Se hacía demasiado tarde y la señora Moon de nuevo insistía en salir al jardín.
—No creo que sea buena idea, es mejor ir adentro, el aire se está haciendo más frío.
—¡No me gusta ahí! —señaló dentro— ¿tienes idea de que es escuchar las quejas de Park?, a ese hombre no se le quita lo gruñón aún viejo.
Reí ante su comentario y me coloqué en cuclillas para estar a su altura.
—Lo sé, sin embargo, deberá tolerarlo un poco, el cielo empieza a nublarse y se hace tarde, usted podría enfermarse.
Después de un par de quejas por su parte, no le quedo más remedio que aceptar ir de nuevo adentro.
—¿Por cierto, vino él chico moreno guapo de siempre, dijo que debía decirte algo y que vendría o llamaría después.
—Oh, esta bien, gracias.
Antes de entrar miré de nuevo al cielo, se había llenado de nubes y no tardo mucho para caer la primera gota de lluvia.
...
Faltaba una hora para que terminara mi día en el acilo, estaba por llegar las ocho de la noche, si bien existían turnos de medio tiempo, o solo nocturno, yo escogía permanecer todo el día allí. No tenia nadie que me esperara en casa y tampoco disfrutaba de la soledad. Estar rodeada de personas con las que suelo llevarme bien hacia menos doloroso el pensar en la soledad.
Sonó mi teléfono, el número era desconocido, dude en contestar pero recordé la platica con la señora Moon. Al ser el médico y dueño de su propio hospital, Shownu llamaba de cualquier número de la linea del establecimiento, así que no era raro en él. Al tercer toqué atendí la llamada. No contestaron inmediatamente así que tuve que hablar primero.
—¿Shownu?
La llamada fue cortada rápidamente, tal vez solo era numero equivocado.
Mientras esperaba para retirarme salí afuera, alguien dejó olvidada una manta en el jardín, así que fui por ella. Había comenzado a llover, pero no importaba, no me desagradaba la lluvia y solo sería un momento, volvería rápido.
Corrí apresuradamente tratando de taparme un poco con mi brazo, tomé la manta y regresé con dirección a la entrada, sin embargo, al tener los zapatos mojados resbalé por la prisa, caí de un sentón y terminé empapándome más. Faltaban poco para llegar hacia un lugar en el que pudiera refugiarme. Mi visión no era tan buena debido a la lluvia, pero logré distinguir una figura que se acercaba a mí, alto y fornido. Seguramente era Shownu, y había optado por venir en lugar de llamar.
Llego rápido, consigo traía una sombrilla, estiró su mano y no tarde en agradecer.
—Gracias Shownu, pensé que...
De la nada el agarre perdió fuerza y se soltaron nuestras manos. Caí de nuevo sobre el césped mojado. Las gotas comenzaron a mojar más mi rostro.
No podía ver demasiado, solo pude distinguir como esa persona simplemente se alejaba de mí, no sin antes arrojarme el paraguas.
¿Qué rayos?
Como pude me levante y entré nuevamente, traje conmigo la sombrilla, pero no la necesitaba, no había nada que no se hubiera mojado ya.
El calor de la cocina me recibió, sequé lo más que pude mi ropa y cabello. Para mi suerte nadie me vio, todos estaban en su respectiva habitación. Y los demás trabajadores no se encontraban ahí. No tenia en mi casillero nada más que una sudadera delgada. La tomé y la puse sobre mi cabeza, para cambiarme.