Soy Jeon Jungkook y tengo 17 años, aún sigo enamorado de hyung y últimamente amarlo ha dolido más que nunca, especialmente la noche anterior cuando aquella jeringa cayó de su sudadera y también esta tarde, cuando pensé en enfrentarlo -o ayudarlo- y que probablemente terminaría muy mal.
Cuando hyung me devolvió la mirada luego de unos minutos de silencio que definitivamente no habían sido tan cómodos como los de hacía un momento, el temor se apoderó nuevamente de mi, pero hyung permaneció sereno, como casi siempre.
— Goggie —sus labios se abrieron muy poco, dando lugar a un susurro que gritaba dolor o tristeza, no importaba cual eligiera, ambas describían la mirada de hyung.
— Es culpa de ese tal HoSeok, ¿cierto? —empuñé la mano apretando la jeringa, en vanos intentos de calmar la furia que recorría mi cuerpo en ese instante. Cuando me percaté de que los ojos de hyung se posaban sobre mis puños, solté la jeringa y guardé mis manos en los bolsillos de mi pantalón. Hyung volvió a mirar al suelo.
— Tienes razón, no es de tu incumbencia —hyung se paró de la cama y me sonrió -como siempre- falsamente. Mi corazón dio un vuelco al instante en que sus palabras salieron disparadas como chuchillas a mi corazón.
— Hyung —lo llamé en un susurro que salió en mis intentos de no hablar claro y que mi voz cortándose no fuera audible.
Hyung caminó hacia la puerta y se detuvo cuando llegó hasta mi lado—. Y, Jungkook —llamó mi nombre posando su delgada mano sobre mi hombro—. Lo que sucedió antes de eso, fue simplemente un error —cuando escuché sus palabras y giré para verlo, hyung sostenía la mirada sobre su hombro, con un aire de descaro que jamás había percibido en él. Y me jodió. Sus palabras me jodieron, porque sabía perfectamente que se refería al beso de esa noche.
Antes de que siguiera su camino por mi habitación para llegar hasta le puerta, incluso antes de que siquiera pudiese haber dado dos pasos más, me levanté del asiento y lo retuve de la mano suavemente.
— Error —reí en una carcajada socarrona que desbordaba ironía—. El único puto error, Kim TaeHyung, fue haberte dejado sólo aquella noche —tiré de su mano y lo obligué a romper la poca distancia que separaba nuestros cuerpos. Cuando busqué su mirada entre la oscuridad que comenzaba a apoderarse de la habitación, encontré un brillo que deseaba haber encontrado hacía tiempo.
Y entonces me perdí.
Tomé a hyung por la cintura y lo pegué completamente a mi cuerpo, sintiendo el calor que se acumulaba entre su sudadera y su piel, seguramente encendiendo sus mejillas en un tenue rojo, que juraba que si prendía la luz de la habitación, resaltaría aún más su belleza. Sin pensarlo dos veces, me apoderé de sus labios y poco a poco comencé a moverlos, comenzando por lo más suave hasta que hyung mordió mi labio inferior y saltó a mi cintura, haciéndo volar mi mente, de la que había dejado de tener control desde que había sentido su calor.
— El único error va a ser que no te des prisa y —intentó advertirme aún entre los besos que seguían resonando por toda la habitación mientras caminaba con él enredado en mi cintura, pero se vio interrumpido cuando lo dejé caer sobre mi escritorio. Con mi mano libre barrí la superficie, tumbando a su paso los libros y lapiceros que se encontraban sobre él.
— Cállate, idiota —gruñí sobre su cuello mientras trazaba un camino sobre su piel canela y dejaba algunas cuantas marcas. A hyung pareció encenderlo más, y pronto sólo se escuchaba el sucio sonido de nuestros labios en movimientos coordinados que al parecer ambos estábamos manejando a la perfección.
Y me jodia pensar que la perfección de hyung al mover los labios, probablemente había comenzado con HoSeok. Gruñí.
Hyung comenzó a mover sus caderas desesperadamente, rozando con sumo descaro mi entrepierna, que no tardó en reaccionar, formando una prominente erección que encendió los ojos de hyung.
Hyung bajó sus manos hasta el elástico de mi pantalón y lo deslizó hasta mis glúteos, dejando expuesto el bulto en mis boxers. Un escalofrío recorrió mi espalda y tragué saliva cuando vi a hyung reincorporarse en el escritorio y comenzar a quitarse la sudadera entre meneos y forcejeós que lo hacían ver jodidamente caliente y adorable a la vez, cuando por fin logró deshacerse de la molesta prenda, me di cuenta de dos cosas. Uno, TaeHyung no portaba ropa debajo de la sudadera; dos, el forcejeo en los intentos de sacarse la sudadera, había revuelto sus cabellos y había intensificado ese aire artístico que siempre emanaba TaeHyung en cada acción que ejercía, aún sin siquiera intentarlo o darse cuenta. Me quedé atontado, observándolo durante unos minutos que hyung decidió no desperdiciar.
Tronó sus dedos frente a mi rostro, haciéndome reaccionar—. ¿Entonces dejarás que se convierta en un error? —suspiró aburrido mientras se apoyaba con sus manos en el escritorio. Negué tragando saliva y me abalancé nuevamente sobre sus labios.
Esa tarde que pronto se había desvanecido y se había transformado en una fría noche, el cuerpo de hyung me brindó el calor más abrazador que jamás había sentido.
Soy Jeon Jungkook y esa noche, toqué el cielo junto a los demonios de Kim TaeHyung.
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p a i n k i l l e r; KookV
Fanfiction"eres mi analgésico, cuando el dolor me consume." CUALQUIER SITUACIÓN, CONFLICTO O RELACIÓN EN ESTA OBRA, ES MERA FICCIÓN, NO ESTÁ HECHA CON EL FIN DE OFENDER O LASTIMAR A ALGUIEN.