Capítulo 3

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Horacio (Dan)

— ¡Ves Dan! No nos aprecian, mira como Volkov nos dejó todo el papeleo — Decía Fred, bueno Gustabo

— Ya... Pero — Trataba de justificar a Volkov

— ¡Pero nada! Es que me enfada que nadie nos respeté, somos subinspectores Dan ¿Sabes que haré? Llegaré a la comisaría y voy a ordenar que los alumnos se encarguen, a mi ya me jode todo eso ¡Que si la PDA! ¡Que si no funciona! Que os den — Decía exaltado

— Vale, vale — Tenía razón, por lo que no buscaba en contradecirlo.

Ver a volkov después de tanto tiempo, me puso incómodo. Trataba de no demostrarlo, realmente llegue a quererlo mucho. Pero cuando me rechazó, todo mi mundo se destrozó. Daría todo por él, pero ya es cuento de ayer. Si me rechazó, no pasa nada. No necesito a nadie para ser feliz. Es lo que trato de decir, para que se vuelva realidad. Incluso me convencí, pero verlo aunque este amargado me revolvió todo mi estómago. Esa cara amargada, su voz gruesa prende algo en mi, que solo quiero ...

—¿Dan?— Fred me despejó de mis pensamientos indebidos.

— Perdón, estoy algo perdido hoy. ¿Que decías? — Le miraba fijamente

— Te noto... Raro, ¿acaso el niño asustado te puso así? — Dijo coqueto, y burlón a la vez

— ¿Volkov? Eres tonto, claro que no. A ver le lees los derechos tú o yo, venga ya lo hago — Respondí de manera rápida, para terminar esa conversación.

Comencé a leer los derechos, pero mi mente estaba en otro lado. Sin darme cuenta estábamos en a las puertas de la comisaría, en la parte de atrás donde ingresan los arrestados. Por suerte nos topamos con unos oficiales que estaban revisando también a unos maleantes contra la pared.

— Ustedes, alumnos se los encargo. Robo de badulaque — Dijo Fred bajándose de la patrulla, y ayudando a bajar a los delicuentes, yo solo me limité a esperar sentado.

Pasaron varios días desde que lo ví, bueno ... Desaparecí apropósito. No podía verlo después de ser rechazado, pero ahora estoy en mi fase de superarlo. Incluso me estoy fijando en alguien nuevo, es verdad no me puedo enamorar de la noche a la mañana pero tampoco saco algo si solo me pongo triste, no. Debo seguir, aparte la nueva persona que conozco pese a que le veo muy poco, me ha tratado muy bien. Incluso es una de las pocas personas que aprecia mi corte de cabello.

— Llévame a una tienda de ropa, necesito cambiarme. Emilio me llamó — Dijo Gustabo entrando al patrulla.

Me quedé en silencio, para solo arrancar y llevarnos a una tienda la cual estaba lejos. Ser agentes encubierto no es tarea difícil, papu nos dejó muy en claro que sí vamos hacer algo debemos estar lo más alejado de la comisaría por las cámaras, aunque para mí lo más difícil es el daño que vamos hacer. Emilio, es verdad, me disparó a mis piernas. Pero es un gran amigo pasamos muchos momentos magníficos siendo agentes de tránsitos. Yo lo sé, es un trabajo de mierda. Aunque todo mejoraba alado de Emilio. Traicionarlo es algo que pone duda en mí.

—¿Te dijo donde vamos a quedar? — Pregunté

—En la playa, nos espera en una lancha. También dijo que estaría con alguien más — Dijo bastante tranquilo.

Después de llegar a la tienda y cambiarnos, decidimos dejar el patrulla tirado. De seguro alguna grúa vendría a recogerlo, así podríamos "incautar" un vehículo cualquiera e ir a la playa.

—¿Será que Emilio nos va a enseñar con quién trabaja?— Dije mientras miraba hacia la ventana.

— Pues supongo, como dice que está con alguien ... Aunque comienzo a dudar, ¿Emilio realmente valdrá la pena? ¿Será un pez gordo? Solo nos manda a vender droga, no es algo como UYYY tu me entiendes — Decía como si fuera lo más obvio

— Ya, pero recuerda que primero debe ganar nuestra confianza. Aún debe dudar de nosotros — Traté de justificarlo

— Bueno no lo sé, ya veremos qué pasa

Pasaron los minutos, y ya habíamos llegado a la playa. Parecía desolada, pero a lo fondo estaba en las orillas aparcada una lancha con dos sujetos encima con máscaras. Sabía que era Emilio, por la máscara de Diablo. Pero el segundo solo usaba un pasamontañas negro.

— Que tal — Saludo Gustabo

— ¿Enserio? Son estos — Dijo el enmascarado

— Tranquilo compa, que son de confianza. Que yo pongo las manos al fuego por ellos, al igual que ellos la pondrían por mí ¿Verdad? — Decía Emilio en forma de defendernos

— Claro que sí, por Emilio ¡Daría hasta mi vida! — Respondió Gustabo energético como siempre

De esto hablo, me sienta mal que solo usemos a Emilio como una herramienta. Ya le hicimos mucho daño cuando provocamos que Conway mate a su hermano, ahora vamos a traicionar su confianza. Realmente es un amigo para mí.

—¿Y el crestas ese? — Me miro fijamente

— Cállate cara condón, a ver si te quitas la máscara que andas de chulo— respondí agresivo, odio que se burlen de mi cabello.

— Ya suficiente parloteo — Dijo Emilio en forma de calmar el ambiente.

— No confío en ellos, mira como vienen sin máscara — Se cruzó de brazos algo molesto

— No nos da miedo nada, yo me como el miedo en el desayuno. — Gustabo interrumpió la conversación — a ver, mire. Mi nombre es Gustabo, y al que está a mi lado es Horacio. Aparte estamos aquí creo que yo, por el mismo motivo ¿No?

— ¿A ver qué quieren? — Respondió el enmascarado.

— Dinero, poder y así luego nos vamos a vengar del viejo decrépito ese — decía Gurabo, como si hablara por los dos.

— ¿Quién? ¿Conway? — Parecía que le atrajo eso

— Si compa verá, ellos eran policías— Dijo Emilio

— ¿Espera? Wowowo ¡¿Policías?!— Se alarmó un poco

— Nos echaron del cuerpo, porque primero yo golpeé a un ciudadano. Ya me tenían hasta las bolas, que si hacemos eso ¡Nosotros no somos ningunos perros! — explicaba Gustabo

— Yo me tomé la justicia por mi mano y le di una paliza a Emilio — Dije victorioso — por eso, nos mandaron a la federal.

Pese a que Emilio realmente si merecía esa paliza, no tenía yo el derecho para hacerlo. No debí dejar que Gustabo me manipule, solo de recordar ese día me entran escalofríos. Comencé a dudar de todos, incluso de mi hermano. No sabía quién me manipulaba, si Conway o Gustabo. No quiero ser un títere de alguien, que nadie me controle ... Yo quiero hacer mi vida, y que no me vean como una herramienta. No me gusta que abusen de mis sentimientos, aveces odio ser sensible.

— Mmm... Aún no confío, pero les diré. Me llamo Gringo — nos reveló su nombre

— Está bien Gringo, tú dinos que hacer para ganar tu confianza— Gustabo ya iniciaba con su pico de oro

— Miren lo que tiene la lancha, verán que tiene bastante droga y armas largas. Por ahora tomen 100 cada uno, les pondré en prueba en dos días deben traerme el dinero, solo así pensaré en la posibilidad de confiar en ustedes. — Decía gringo

En efecto, al revisar el contenido de la lancha era impresionante la cantidad de droga que llevaba en su interior. Incluso las armas largas, algunas que no yo mismo había visto antes o al menos tocarlas, ya que en el cuerpo son muy estrictos con respecto al uso de armas. Me intrigaba saber de donde traían todo esto, era alucinante.

IN THE NAME OF LOVE - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora