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Hora del hechizo mortal

Las suaves risas se escuchaban por todo el jardín principal, todo los que pasaban por ahí solo podían llenarse de ternura al ver a las diosas femeninas jugando con sus pequeños hermanitos, aunque había algunas que se abstenian a ello.

Ibis sonrió mientras se acercaba a su hermano recién llegado, Abiel conociendo que su hermanito se apegaria a él como un koala, se arrodilló y lo recibió gustoso.

La encargada del primer templo río suavemente por la tierna escena... Aunque también se reía por el próximo sonrojó de Abiel, fue un poco difícil para ellas no utilizar honoríficos con sus dioses, pero de todas maneras estos insistían en no ser llamados así.

-Señor Minos... Esta seguro de querer molestar a Abiel? Digo... No sabemos a ciencia cierta si se enojará o no...- Nicole suspiró al oír a la doceava valquiria.

-No creo que se enoje Acacia, no seas tan negativa!- La de cabellos naranja golpeó suavemente a su compañera de armas, y pensar que la de cabellos aguamarina solo tenía dieciséis años...

Minos río por lo que dijeron ambas chicas, cruzó sus brazos y comenzó a meditarlo, para después alejarse e ir hacia su prometido dando asi una respuesta a ambas valquirias. Nicole solo reía a lo bajo con la mirada desaprobatoria de su joven compañera de armas.

El de cabellos platinados se acercó al más joven de los sextillizos con extremada cautela, Ibis lo vio pero inmediatamente entendió lo que quería hacer el primer juez del inframundo, conspirando con la pareja de su hermano se bajó de los brazos yendo con sus hermanas, el de cabellos celestes solo se quedó estático, confundido por el alejamiento del niño, eso, hasta que sintió como era abrazado por la cintura, sintiendo la respiración de su pareja en su nuca.

-Me pregunto si serías así de amoroso con tus propios niños- solo eso hizo que la blanquecina piel del joven dios fuera decorada con un tenue color rosado. Rápidamente se deshizo del agarre volando hacia un almendro, Minos solo reía viendo la reacción del pobre chico, lo mismo iba para la encargada del primer templo.

-¡Deja de decir cosas vergonzosas!- Abiel infló sus mejillas como una tierna ardillita, expresión que hizo a varios decir lo lindo que se veía, incluso de un nuevo integrante de su familia.

Lejha sonrió al ser testigo del cálido ambiente que se formaba en el lugar, no quería decir que no fuera cálido, ciertamente se había hecho más ameno, solo tenían tres meses allí y ya estaban acostumbrados a la compañía de las valquirias y guardianes, incluso se logró acostumbrar al choque de espadas que se oían desde los campos de entrenamiento. Al principio los humanos que los resguardaban creían que mostrar signos de competencia o enojo frente a la joven diosa podría afectar en su salud, así que evitaron entrenar frente a ella, aún así Lejha no quiso interrumpir con su rutina así que les había dicho que estaba bien y no se preocuparan por ella, incluso Abiel y Alka les habían dicho lo mismo. Gracias a que ellos cumplieron esa petición los tres chicos ya no tenían muchos problemas en estar ambientes de energía negativa.

-¿Abiel? ¿Qué haces allá arriba hijo?- Mirelle llegó al lado de sus hijas junto con la pontífice y la valquiria de Libra, quien recibió un golpe de la primera al ocultar las carcajadas.- ¡Oh! Minos, Hades no nos avisó de tu visita- la diosa sonrió en dirección de su futuro yerno; el primer juez del inframundo agarró la mano de su suegra depositando un cortés beso en el dorso, Abiel al ver aquello solo hizo un tierno puchero hacia su madre al no percatarse que por culpa de su "querido yerno" Minos estaba allí arriba.

-Queria darles una pequeña sorpresa así que mi señor con total amabilidad accedió a mi pequeño capricho.- el espectro se alejó de la esposa del dios de la creación mientras volvía a mirar a su pequeña rosa.- Creo que lo hice enojar... ¿Tal vez debería irme?- Mirelle observó a su hijo quien refunfuñaba jugando con una rosa blanca.

.Desde el Comienzo. Saint Seiya [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora