Nueve

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Estaba preparando un budín de bananas para merendar con lo chicos cuando se levantaran de la siesta, aunque son unas morsas y se van a levantar súper tarde y voy a tener que comerlo yo sola.

Estaba poniendo la mezcla en el molde para hacer el budín cuando sentí unas manos pasar por mi cintura y posarse en mi abdomen, una respiración tibia y algo pesada pasaba por mi hombro derecho. Miré hacia abajo y vi de quién se trataba.
Esas manos blancas y grandes con dedos largos no eran de cualquier persona,algunas venas resaltaban ante el mínimo movimiento y aquello me volvia loca.

Sonreí por las leves cosquillas que me generaba su respiración atrás mío y seguí con lo que anteriormente estaba haciendo.

Mi interior daba vueltas y vueltas como una calesita, las famosas mariposas aparecían cada vez que el se me acercaba o tenia un mínimo gesto cariñoso conmigo, podia notar como su mirada había cambiado totalmente desde hace tiempo, y podía sentir que la mia también. Su mirada tenia un brillo especial e intenso, sus ojos azules me hacían debilitarme ante él y querer quedarme a su lado siempre. Bueno Valentín siempre hacia involuntariamente que la gente se quiera quedar con el, sin siquiera conocerlo.

Cuando conoces bien a Valentín es un viaje de ida, porque cuando te deja entrar a su vida y corazón no podes salir nunca de ahí, te enamoras de el, de su persona, de lo que es realmente. Quedas encantada o encantado con lo que es Valentín, ese Valentín que todavía tal vez tiene esa escencia de un niño que quiere experimentar que tiene miedo de ser lastimado, pero que quiere arriesgarse y quiere que se arriesguen por el. Cuándo vos entrabas, él estaba dispuesto a darte todo ese amor puro e inocente que sería incapaz de lastimar a alguien.

El brillo en sus ojos capaz de cautivar a cualquiera, emanaba una energia tan linda que podría hacerte sonreir ante lo más mínimo, sus ojos esperanzados de algo que nunca nadie va a saber era lo que te hacia querer adentrarte con él a un laberinto de emociones inigualables.

—Mm era hora de que te levantes vago.

—Dejame estuve toda la noche trabajando en el disco ya quiero sacarlo, estoy emocionado.

—Ya quiero escuchar eso.

—Vos sos la única que sabe como son las canciones y te haces la desentendida.

—Pasa que todo lo que vos hagas no me voy a cansar de escucharlo.

—Mm si ponele, lo haces por compromiso.

—No es por compromiso tonto, me encanta lo que haces y varias veces te lo hice saber.

—Mjm si.— hizo un ruido con la boca asintiendo.— Bueno mientras tomamos mates y comemos ese budín jugamos un truquito dale.

—Te tengo de hijo Valentín, vos querés perder.— Bromee codeandolo.

—Mmm eso lo veremos chiquita.— Intentó guiñar un ojo y se fue del lugar.

—Dale te espero en una hora acá en el comedor.— Grite para que me escuchara y me reí de mi misma, podía llegar a ser muy competitiva cuando quería.

Con el cabeza de huevo siempre que jugábamos apostamos algo, ya sea un fernet o a quien le iba a tocar limpiar la pieza durante un tiempo que se determinaba después del juego. Compartir pieza con Valentín era un suplicio porque era desordenado con el tema de sus hojas dónde siempre escribía y ni hablar del olor a culo que tenía. Pasaban semanas y el no se bañaba, su pasado Otaku todavía no habia pasado.

—¡TRUCO!— Gritó el rapero algo emocionado.

—¡Quiero vale cuatro!— Sabía que estaba mintiendo porque se le notaba demasiado que no tenia para ganarme la jugada. El tiro su carta y yo le gané con un uno de espada, aquella carta era más alta que la suya. —Que pasó mí rey, te salió mal la jugada.

ᶜʳᵉᵒ:ᵂᵒᶳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora