Habían pasado ya cuatro semanas desde que Kenta tomó una de las decisiones más difíciles, esa de dejar la escuela de manera presencial.
Ciertamente al principio fue algo triste para él pero debido a su condición, se le otorgó el permiso de poder seguir mandando tareas y trabajos hasta que su año escolar terminara.
Igualmente hace cuatro semanas fue su primera visita para revisión al doctor, dónde por fin había visto por primera vez a su bebé, aquel que era solo un pequeño puntito en la pantalla, aquella imagen le causó mucha ternura; pues era bastante curioso como eso tan chiquito le hacía cansar tanto.
Y conforme el tiempo pasaba en cada revisión, se sentía algo triste; pues el padre de su bebé no estaba ahí con él en esos momentos que se suponen deberían compartir ambos, para atesorar esos bonitos recuerdos juntos. En cambio quienes le acompañaban era su madre, o en ocasiones su amigo Taehyun.
Y no es que no le gustara que lo acompañaran ellos, al contrario; se sentía muy feliz por tenerlos ahí con él, apoyándolo y demostrándole cuanto le quieren.
Con sus seis semanas de embarazo ya se había acostumbrado casi completamente a todos esos nuevos cambios que le llegaron, "casi" porque sus repentinos cambios de humor eran algo que simplemente no podía controlar aún.
Había noches en las que lloraba demasiado, pues sentía que ya no podía más con aquello, pero pensaba en su familia y sabía que debía ser fuerte por ellos, por él y por su bebé. Además seguirle llorando a alguien quien le había abandonado no era algo que estaba dispuesto a seguir haciendo.
...
Había pasado ya un tiempo considerable desde que Sanggyun había abandonado Seúl y comenzó a asistir a la escuela en aquel país en el que ahora se encontraba.Si le preguntaban encontraba graciosa la situación en la que estaba, si bien sus notas habían mejorado; su actitud y sus hábitos seguían siendo los de siempre.
Era curioso que ni siquiera estando en el extranjero había dejado de lado las fiestas y todo ese tipo de vida. Es más, le resultaba más agradable; pues ahí había más libertad para hacerlo.
En aquel poco más de un mes ya había tenido la oportunidad de conocer gente nueva con la cual poder acostarse. Pero aún así sentía que algo ya no era como antes, pues siempre venía a su mente esa misma persona.
En cierto modo comenzó a ser un poco frustrante, añadiendo también las pesadillas que tenía de manera recurrente.
— Esto es un asco — Sanggyun decía mientras encendía un cigarro y lo colocaba entre sus labios.
— ¿Qué cosa? — preguntó su acompañante.
— Toda esta situación de las pesadillas y eso, si bien no me suceden a diario ya es algo cansado.
Su amigo rió bajo ante aquella confesión y le contestó:
— Tal vez sea tu conciencia, ¿No lo crees?
— Por dios, Longguo; no seas ridículo ¿Qué cosa podría atormentar mi conciencia?
— No lo sé — habló para después hechar su cabeza hacia atrás y cerrar sus ojos - pero con los antecedentes que tienes no dudo que tengas algo por lo cual te sientas culpable.
— ¿Yo? — le dió otra calada a su cigarro y sacó el humo — No lo creo — rió.
Pasaron un tiempo mirando el cielo gris, el cual parecía que se rompería en cualquier instante dando paso al agua; hasta que Longguo volvió a romper el silencio.