El demonio que invoqué (yeonbin)🔥

Parte 4 🔥 Anota, humano

- ¿C-cómo? .... Eres un idiota.

Esas fueron las primeras palabras que salieron de un Soobin con la cara roja y llena de lágrimas.

- Tss. En algo estamos de acuerdo.

Suelta el entrometido C que tengo al lado.

- Tú cállate y voltéate maldita sea.

El imbecil no me deja disfrutar nuestro reencuentro.

- Como si eso fuera a evitar que escuchara todas las idioteces que dices.

Al fin se volteó, perro que ladra no muerde.

Ahora, de regreso con mi torpe humano que seguro no comprende nada.

- ¿Decías?

Digo recobrando su atención.

- ¿Q-quién es el?

Limpia las lágrimas que caen por sus ojos con la manga de su sudadera.

- Nadie importante.

Muevo la mano restándole importancia.

- Un chasquido, y dile adiós a tu humano.

Pff, imbécil estirado.

- ¡Soobin-ah! - digo feliz de verlo luego de meses sintiéndome de la mierda - ¿me extrañaste?

- Q-que cosas dices - Miren eso, su rostro está del color de sus labios. Quiero comérmelo entero. - tonto demonio - dice bajo de una manera tierna que me hace querer aplastarle las mejillas.

- Aigooo pero si yo te extrañé mucho Soobin-ah, eres malo.

Si algo me enseñaron esos meses en la tierra, fue a hacer el mejor aegyo del jodido mundo.

Claro que mi perfecta actuación de chico tierno se vió interrumpida por las arcadas fingidas del come libros ese.

Finjo no escucharlo y sigo admirando al tomate anormalmente alto que me mira como si no me conociera.

- Soobin-ah - lo llamo de manera tierna, logrando que me ponga atención de nuevo -  ¿te gustaría que regresara?

Se pone aún más rojo y ya me preocupé.

- B-bueno - mueve sus manos nervioso bajando la mirada - m-me siguen molestando en la universidad y... S-si-si quieres regresar está bien.

Excusas, excusas ¿qué le cuesta admitir que también me extraña? Ya verá cuando regrese.

- Así que ¿te siguen molestando esos feos universitarios? - le sigo el juego  con algo de burla - No te preocupes Soobin-ah, Yeonjunie se hará cargo. - bufa divertido aún con los ojos hinchados, tan tierno - pero no puedo regresar solo, necesito que me ayudes.

Me mira nervioso y algo emocionado, estoy igual bonito.

- ¿Q-qué necesitas que haga?

- ¿Tienes algo para anotar?

- Uh, si - me muestra su celular y comienza a moverle, supongo que buscando algún lugar para escribir - dime - dice serio y concentrado.