—Ya oiste Ben, no te pongas mal. Tal vez tu padre te lo iba a decir después.
—Tal vez, tu madre se apresuro. Como sea, hay que pasarla bien. Pobre de Jay, luego ire a hablar con el.
—¿Por qué no vas ahora?
—¿Enserio vino?.
[...]
—Jay...
—Mal, Creí que no vendrias.
—Lo mismo pensaba.
—Sientate.
—¿Como te sientes?. Despues de lo que paso.
—De que me fuero infiel...
—Sí.
—Pues aun se siente un poco tris...
—Tengo una idea fantástica, hagamos lo que dijo Audrey. Mandalo al carajo, eres mejor que eso Jay! Mejor que unas cuantas lagrimas!.
—Oh por dios.
—¿Que rayos hace aquí?.
—¿Me extrañaron?.
—Vete de aquí Mad, nadie te invito.
—¿Mad?.
—Oh Mal... ya eres toda una señora.
—¿Y tu cuantos tienes?— Preguntó Carlos —¿90?.
—Pecas, basta.
—Todos tranquilos.
—Evie estas muy borracha.
—Pues yo, me siento mejor que nunca.
—Creo que debemos ir a casa y llevarla.
—No, me siento bien. Salud amigos mios.
—Necesitas ayuda, debemos llevarla ahora mismo. Audrey nos avisas cualquier cosa.
—Ok.
Años despues...
—La extraño cada día mas.