Capítulo 1

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Holaaa, hace un tiempo quería hacer un fanfic de este mundo, claro que cuando empecé a escribirlo, no había leído más allá del libro de Aden. Es por eso que la historia se ubica luego ese libro en particular. Pido perdón si hay detalles que no son canónicos, aunque soy bastante fan, hay algunos puntos que se me pueden haber pasado.

No sé si alguien lo lea, pero quien lo haga, espero lo disfrute.

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Curiosidad.

Si no se equivocaba, ese era el sentimiento que la futura Flecha: Aixa, despertaba en el joven leopardo de los DarkRiver.

Podía sentir su mirada todo el tiempo sobre ella mientras hacía el camino a la cabaña en el territorio Leopardo.

Desde hacía un mes visitaba regularmente este lugar, donde entregaba algunos documentos y volvía al campamento Flecha.

¿Por qué?

Ivy, esposa del segundo al mando de las Flechas insistía en que debían buscar formas de abrirse al mundo exterior y dejar de ser un grupo aislado, y podían empezar con algunos grupos importantes que no tuvieran hostilidades contra ellos.

Finalmente tocó la puerta de la rústica cabaña, construida con este único motivo.

Aunque Ivy había insistido y tanto Vasic como Aden estaban de acuerdo, ninguna de las presentes o futuras Flechas se había ofrecido como voluntaria. Aden no quería tomar una decisión arbitraria. Entonces, de nueva cuenta la empática había hecho una propuesta.

Dejarlo a la suerte. Había puesto los nombres de todos los que de acuerdo a sus funciones podían tomar un tiempo para hacer el camino hasta la cabaña. Finalmente su nombre había salido.

Se preguntó distraídamente, mientras la puerta frente a ella era abierta, qué pensarían los centinelas que siempre la recibían, sobre el hecho de que fuera ella quien estuviera allí, el resultado de algo tan banal como el azar.

—Sigue, Aixa— esta vez, encontró que era Dorian quien la atendería. Éste a pasos despreocupados y cargados de gracia se acercó a los sillones del lugar y se sentó, sin ofrecerle asiento a ella, como tendían a hacer los demás centinelas. —Déjame ver— extendió su mano hacía ella.

Aixa entrego el documento rápidamente, mirando con atención al hombre de cabello claro. Había llegado a la conclusión de que Dorian, junto a una personalidad que había oído a los cambiantes describir como juguetona, era quien menos parecía dispuesto a recibirla, y con quien ella misma sentía, que no debía estar solas. Por el contrario, creía que Clay era mejor para su compañía, el lúgubre hombre era tan silencioso que no era muy distante a estar con cualquier Psy, y eso era algo que conocía. Lo conocido era... cómodo.

—Dorian, Vaughn quiere que lo acompañes un momento en su patrulla, quiere hablar contigo de algo.— la voz jovial lleno sus oídos, y ella se dio cuenta que este era finalmente el momento en que vería de cerca a quien parecía vigilarla con atención.

—Bien. — Dorian se levantó aun leyendo sus papeles.

Se había preguntado frecuentemente porque los cambiantes no usaban organizadores y pasaban todo al digital, pero, para ello, necesitaba un conocimiento que no tenía y uno que tampoco poseía planes de tener. —lleva a nuestra invitada fuera de nuestro territorio.

De acuerdo a sus conocimientos sobre emociones, el tono del hombre era de burla.

Sus pensamientos dejados de lado cuando el centinela le pasó su propio grupo de documentos a llevar y desapareció por la puerta sin decir otra palabra.

La danza del leopardoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora