💔 DEJAME SANARTE... 💔 (DekuTodo)

UNA ÚLTIMA VEZ

Dos siluetas esperaban pacientemente en la puerta de una residencia, hasta que una mujer joven de semblante amable y cabello blanco se asomó a la puerta para recibirles, con su dulce sonrisa.

-Hola Izuku-kun, Hoshi-chan* saludo.

-Hola Fuyumi-san* contesto algo apurado el de cabello verde.

-Hola tía Fuyumi* saludo la pequeña, son su encantadora sonrisa.

-Gracias por esto Fuyumi* le dijo el varón mirándola, antes de agacharse a la altura de su hija, -pórtate bien cariño* dejo un beso en su frente y le paso una pequeña mochila a la mujer albina.

-No hay de que Izuku-kun, ve tranquilo* contesto la mujer acariciando el cabello de la pequeña que tomo la mano de la mayor.

-Adiós papi* dijo la pequeña agitando su manita antes de entrar a la casa.

-Adiós bebe* dijo y se encamino a su destino, “ya voy Shochan”

El molesto tic tac resonaba en la habitación, el chico de cabello bicolor estaba sentado en medio de sus dos amigos, intentando relajarse, a unos pasos de ellos estaba la puerta que da acceso a la sala de interrogatorios; el robusto hombre que los había llevado, entro apenas unos minutos antes.

-Así que Deku viene para acá* pregunto Denki, en un intento de calmar a su amigo tomando su mano.

-Sí, pero no sé con quien vaya a encargar a Hoshi* contesto el bicolor. 

En ese momento la puerta se abrió y un policía salió de aquel cuarto, seguido del otro hombre, intercambiaron unas palabras rápidas antes de que el hombre del traje se volteara dónde estaban los héroes…

-Joven Todoroki… adelante por favor*

Aquellas palabras hicieron temblar el corazón del bicolor, temblor que se extendió por su cuerpo, unas intensas ganas de salir corriendo se apoderaron de él, pero quiso permanecer firme, ya estaba ahí de todas formas; sus amigos tomaron sus manos fuertemente.

-Aquí vamos a estar Shoto* dijo el pelirrojo.

-Por supuesto... estamos contigo* confirmo el rubio con una sonrisa.

-Gracias* contesto Todoroki con una sonrisa, y camino en dirección a la puerta abierta.

Se detuvo un par de pasos antes de llegar intentando calmar su corazón, “debo hacer esto” se repetía intentando armarse de valor, se sostuvo del marco de la puerta y camino hasta estar frente a esta; sus amigos lo observaban desde una prudente distancia, prestando atención a su lenguaje corporal, notando el leve temblor que le produjo la voz proveniente de ese cuarto…

-Hola mi amor*

-Hola… Hattori* dijo después de un corto silencio, intentando aferrarse a la pared.

El bicolor entro, seguido del hombre del traje y la puerta volvió a cerrarse, el oficial que salió momentos antes se quedó de pie fuera del cuarto, los héroes volvieron a sentarse, esperando por su amigo, ambos avisaron a su respectiva pareja de lo que estaba pasando pues no querían dejarlo solo.

Platicaban en silencio mientras esperaban, mirando de reojo al guardia que estaba ahí, no se había movido en ningún momento, la puerta de entrada se abrió abruptamente, los pasos pesados se acercaron; habían pasado ya cerca de cuarenta minutos desde que el doncel entrara, cuando logro llegar por fin el peliverde.

-Que me perdí* pregunto jalando aire.

Justo cuando estaba por llegar cuando se topó con un robo, nada grave en realidad, un chiquillo en bicicleta que arrebataba bolsos, pero como buen héroe lo detuvo.