En alguna casa al norte de la ciudad un par de ojos bicolores miraba las noticias, viendo héroes en plenas peleas, salvamentos y más; hacía tiempo que aquel doncel había descertado de esa vida, concentrándose en algo totalmente diferente.
Su mirada fue a dar al reloj de la sala, estaba a 15 minutos de ser las cuatro de la tarde, se puso de pie y se fue a la cocina, apagando la tele de paso, suspiro mientras lavaba la verdura y comenzaba a cocinar.
Mientras picaba la verdura y un poco de carne su mente viajo al pasado, al lugar que su corazón extrañaba, a los brazos del hombre que alguna vez amó, pensando en como sería su vida, en televisión siempre estaba rodeado de atención, tanto de bellas mujeres como de simpáticos donceles.
Una lágrima corrió por su mejilla al recordarle, al visualizarlo con una pareja, sonriendo para unos ojos que no eran los suyos, se había prometido olvidarle después de aquel día, cuando su corazón se rompió en mil pedazos, cuando lo vio marcharse sin mirar atrás, pero el destino se encargo de que no lo olvidase del todo.
Recordaba sobre todo ese último día a su lado, aquellos ojos verdes que lo miraban con irá, aquellas manos protectoras ejerciendo presión en sus hombros, aquella figura alejándose y el eco de su voz recordandole una sola frase...
"No te quiero volver a ver..."
Se maldecía cada día por su suerte, el tiempo se había llevado su sonrisa, sus recuerdos se habían quedado en el fondo de un cajón, aunque era consciente de que toda la felicidad que había vivido era real, ya no era capaz de recordar aquellos momentos, el tiempo se los había robado, ya no vivían en su memoria, lo único que le quedaba era un viejo álbum de fotos escondido en una trampilla de su casa.
En sonido de la puerta lo sobresalto, sus ojos fueron a parar a un reloj cercano para darse cuenta de que eran ya las cuatro y media, saco los platos del estante mientras el sonido de pasos hacia eco en aquella casa.
-Volvi* fue la palabra que rompió el silencio del lugar.
-Sientate, es hora de comer....
Con la casa ordenada y los platos limpios el doncel camino hasta su cuarto, dispuesto a planchar y doblar la ropa recién lavada, acomodarla en su lugar y planear el día siguiente.
Esa era la rutina de su vida, todos los días eran iguales para el, no había cosas nuevas para él, vivía de manera monótona apartado de todo; aquella casa estaba siempre en silencio, sin teléfono, sin computadora, sin visitas.
Con la luz de la luna entrando por su ventana se levantó de la cama, como tantas noches antes, como cada vez que añoraba su hogar, su verdadero hogar; camino por aquella casa en total oscuridad en dirección a la sala.
Llevaba en sus manos un pequeño reproductor, se puso los audífonos y dejo sonar una canción, se acurrucó en uno de los lados del sillón abrazándose, dando paso a sus lagrimas, las que había estado reprimiendo hace un momento, las dejo correr libremente por su rostro, oculto por la oscuridad de la casa, preguntándose nuevamente que hubiera sido...
-Narrador-
Midoriya caminaba tranquilamente por el parque, escuchando música con los audífonos, era su día libre y como tantos otros días no quería estar en casa, en aquel lugar vacío y frío, hacía ya dos años y medio que se había mudado de casa de su madre, llevándose entre sus cosas varias fotografías de aquel tiempo en el que fue feliz.Aquellas fotos en las que tenía una sonrisa sincera, en las que se sentía completo, estaba cumpliendo su mayor sueño, y además de eso tenía a una persona que le amaba, que lo esperaba despierto cuando le tocaba hacer vigilancia, a quien podía contarle sus preocupaciones, que le apoyaba incondicionalmente.
Él era feliz, todo el mundo podía verlo, pero ya no estaba completo y lo sabía, ya nadie lo esperaba en casa, ya no tenía con quién pasar las frías noches, ya no había quien lo escuchara, quien lo apoyara emocionalmente, él era feliz siendo héroe, era feliz por qué su mayor sueño se estaba completo, pero al llegar a casa ya no se sentía tan feliz.
Miraba las fotografías con sus amigos, en los cumpleaños y bodas, en la graduación, en la entrega de las licencias, en todas se veía feliz, y lo estaba, si lo estaba, pero en todas esas fotos faltaba algo, faltaba alguien, y miraba las últimas fotos.
Perdiéndose en esos ojos bicolores, en aquella pequeña pero sincera sonrisa, suspiro con nostalgia, cada vez que se perdía en sus recuerdos solía preguntarse como estaría aquel chico bicolor que tanto había amado, y si el estaría extrañándolo justo como el pecoso lo hacía; aún después de tanto tiempo seguía soñando con él, deseando en secreto despertar y verlo a su lado.
Pero el tiempo pasaba y él no volvía, nadie sabía nada de él, ni siquiera su familia, después de aquel triste día perdió su rastro por completo, el doncel no volvió a la escuela y nunca apareció en las noticias como el héroe que deseaba ser, ninguno de sus amigos lo había visto, aun cuando estos pertenecían a diversas agencias y algunos incluso se habían ido a otros países.
Shoto Todoroki había desaparecido de la faz de la tierra, y el último recuerdo que conservaba de él era uno doloroso, el haberse despedido de el con el corazón roto.
Había estado dolido mucho tiempo, y nadie podía culparlo, después de todo le había descubierto en brazos de otro hombre a un par de meses de su tercer aniversario; no fue sino hasta el cumpleaños de su amigo Iida tres años atrás, que se encontró con la hermana de su ex pareja, enterándose así que el bicolor había sido obligado a casarse, motivo por el cual le habían forzado a separarse del pecoso, y que al negarse el menor de los Todoroki y amenazar con huir, el prometido de este había forzado la ruptura, con un beso tomado a la fuerza.
Tras eso fue que empezó a buscarle, pero no estaba preparado para encontrarle…
No de esa forma…
Hola dulzuras 💋
Pues aquí con el segundo capítulo de esta historia sad
Para no dar spoilers me despido jeje
Nos leemos pronto 💔💋
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💔 DEJAME SANARTE... 💔 (DekuTodo)
FanfictionQue haces cuando vuelves a ver al amor de tu vida, de una manera que jamás esperaste ver, cuando el brillo de esos ojos que tanto te cautivaron se ha perdido, cuando los labios que tanto te atrapaban ahora están resecos, cuando las suaves manos que...