•El colgante de jade falso•

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Shen Yuan era un bibliotecario, muy apropiado para su personalidad. Un hombre con un comportamiento amable, ojos suaves y un aura de soledad a su alrededor. Curar los libros, manuscritos y documentos trajo una sensación de calma a su mente tumultuosa. Los libros habían sido su mejor amigo mientras crecía, le dieron una razón para esperar el próximo día.
 
Desde su infancia, había sido un niño tranquilo, sus padres lo atribuyeron a que era un niño tímido. Continuó hasta su adolescencia y se prolongó hasta su adultez. Él se desarrolló bien en la soledad. La paz y la tranquilidad eran las cualidades que más adoraba.
 
Algunas noches, soñaba con una pequeña casa de bambú lejos del ajetreo y el bullicio de la vida. Con una brisa vespertina que transmitía una voz tierna. Una voz que nunca pudo escuchar por completo.
 
Un día, mientras organizaba manuscritos, se encontró con uno que no tenía fecha, título ni nombre. Ahora la curiosidad alcanzó su punto máximo, trajo el libro a casa en contra de su mejor juicio, para revisar su contenido.
 
Shizun, por favor vuelve.
 
La primera página solo tenía esas cuatro palabras, la tinta se había filtrado lejos de los bordes de los trazos, color marrón opaco debido a la edad. Sin embargo, las pinceladas eran delicadas, elegantes. Escrito con tanto cuidado como para bañar ese nombre en adoración
 
Mientras seguía leyendo ese diario sin nombre, una ola de nostalgia lo golpeó. El olor del té de loto descrito en una larga línea, podía olerlo como si estuviera allí en ese momento. El aroma del cálido congee lo siguió a sus sueños. Podía ver las sombras más allá de la luz de las velas en esa habitación de bambú. De una mano fantasma buscando un abanico de seda.
 
A medida que pasaban los días, Shen Yuan comenzó a cultivar nuevos hábitos. Se pararía afuera, en su jardín trasero y levantaría las manos. Aparentemente para abrir un abanico que no era suyo. Los dedos permanecerían sobre la superficie de la mesa, deseando que fueran cuerdas de una cítara.
 
Sus pinceladas se volvieron más refinadas, hasta el punto de que casi reconoció que era casi idéntico a ese poema escrito por un erudito, cuyo nombre se había perdido con el tiempo.
 
Los días se arrastraron lentamente después de eso. Esperaría algo, cualquier cosa. Sin embargo, nunca llegó. Shen Yuan sintió una picazón en los huesos. Como si estuviera olvidando algo importante, a alguien importante. Alguien que se había quedado solo para esperar.
 
La impaciencia y el anhelo crecían cada vez más fuerte día a día, tenía pesadillas. De un hombre joven con túnicas blancas caminando detrás de él. Una voz llena de amor y cariño, pero luego esa voz se distorsionaría a gritos de dolor mientras él giraba una espada en su corazón y lo empujaba al abismo.
 
De promesas rotas y amor incumplido.
 
Otros días, ese mismo hombre joven se acercaba a él con pasos seguros, uno, dos. Y él se alejaría. Una vez más dejaría atrás a ese hombre joven. Esta vez, sin embargo, el que cayó fue él. Podía sentir ardientes lágrimas en su cuerpo, gritos rotos llenando sus sentidos mientras despertaba.
 
Vio a ese hombre joven, esperando. Siempre esperando, junto a un cuerpo que se había enfriado hace mucho tiempo. Pidiéndole consejos, buscando elogios cuando ninguno vendría. Buscando calor solo para abrazar el frío. Cada vez, se acercaba a ese hombre joven con una sonrisa brillante, a veces genuina, la mayoría de las veces rota. Y cada vez que lo hacía, la ilusión se rompía.
 
Por mucho que quisiera consolar al hombre, no pudo alcanzarlo. El hombre pasaría junto a él, lo atravesaría como si ya no existiera.
 
Entonces un día soñó con una boda. De miradas tímidas, se intercambiaron copas de vino, las reverencias se completaron en armonía. El velo colocado sobre él se levantaría y él vería esa sonrisa serena dirigida a él. Esta vez, el toque se sintió real, cuando mapeó la extensión de ese ancho hombro, pudo sentir el calor que emanaba del hombre.
 
Siempre fue solo un hombre, nunca pudo escuchar su nombre, nunca pudo ver su rostro. La voz siempre amortiguada por una fuerza que se negaba a darle claridad. Se negaba a darle las respuestas que no sabía que necesitaba.
 
Luego dejó de soñar por completo.
 
Era un sábado por la mañana cuando estaba ayudando a su hermano mayor a mudarse a una nueva casa con su prometido. Se había quedado para almorzar y tomar el té. Mientras los ayudaba a desempacar, encontró un colgante de jade astillado.
 
Luego le dijo a su hermano que no dejara cosas valiosas por ahí. Su hermano había echado un vistazo a esa cosa vieja, resoplando y había dicho que un jade de imitación tan pálido no podría pertenecerle. Shen Jiu le había dicho a Shen Yuan que podía tirarlo, en lugar de arruinar la estética de su nueva casa, el asunto había quedado resuelto.
 
Anidando al falso colgante de jade en su palma, lo mantuvo cerca de él. Y la imitación de jade, hecha de material de baja calidad, pero parecía que el propietario lo había pulido con cuidado. Se deben haber dedicado años de cuidado para que conserve su integridad, a pesar de su calidad.
 
Shen Yuan había tenido la costumbre de usar ese pedazo de jade de mala calidad alrededor de su cuello. El peso del mismo lo mantenía conectado a tierra y cálido. Inconscientemente trazaría las crestas y curvas a lo largo de su cuerpo mientras leía. Un día, una anciana se le acercó y le pidió un libro en particular. Al ver al jade colgando de su cuello, ella le contó una historia.
 
La historia de un hombre joven, cuya madre no podía permitirse comprarle ningún regalo a su hijo. Un día, ella había ahorrado suficiente dinero para comprarle a su hijo un colgante de jade Guanyin. De modo que, cuando ya no estuviera en el mundo para protegerlo, el Guanyin lo haría. Sin embargo, el comerciante, sabiendo que la anciana no tenía ojo para distinguir lo falso de lo real, le vendió una imitación defectuosa que parecía más una masa compacta sin una forma definida o regular, que un Guanyin. Aún así, la anciana lo compró con el dinero que había ahorrado.
 
Poniendo todo su amor y deseos en ese pedazo de jade, se lo dio a su hijo con una sonrisa. Sin saber de nada mejor, el hijo lo apreciaba. Sería el primer y último regalo de su madre. Años más tarde, sería burlado por atesorar una pieza de imitación tan barata. Pero se aferró aún más fuerte. Falso o no, el amor que su madre le había otorgado lo había visto a través de numerosas pruebas. Hasta que un día, lo perdió durante una pelea. Sería años después cuando lo recuperaría de nuevo. En las manos seguras de su amante, el Guanyin se había mantenido en secreto para ser devuelto a su legítimo dueño.
 
Cuando Shen Yuan preguntó cómo terminó la historia, ella no lo sabía. Todo lo que sabía era que de alguna manera ese colgante siempre encontraría el camino de regreso a su dueño. Siempre.
 
Como compadeciéndose de Shen Yuan, el deformado Guanyin alrededor de su cuello escuchó su oración. Esa noche, Shen Yuan soñó con una vida que había vivido antes. Con el amor que había dado y recibido. Con los dulces susurros hasta altas horas de la noche. Citas románticas secretas en su (de él), en su (de ellos) choza de bambú. Miembros enredados en éxtasis. Había probado el dulce néctar directo de la fuente, había visto cómo lucía el amor, cómo se llamaba el amor.
 
¿Cómo se llamaba ese amor?
 
Luo Binghe.~

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