Necesario no era aclarar que ambos se unieron en un hermoso y protector abrazo de padre e hija. Apenas si había aprendido a caminar y ya su padre deseaba con alma y vida que no creciera más, no se percataba de que el tiempo se le pasaba volando, y ahora, que podía apreciar bien, notaba que su Princesa; si se descuidaba, sería toda una mujer en solo un par de años. Esa idea lo preocupaba un poco, rogaba para que Irilia no creciera, quería que siempre fuera su pequeña, sin más estaba claro que eso no podía ser posible. La vida sigue, y el tiempo pasa más rápido de lo que uno espera.
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-Papá ... ¡Papá! -Cinco años habían pasado, en solo cinco años esa niña que había llegado a cambiar la vida de su padre, lentamente se empezaba a convertir en una mujer; esa niña, era el motivo de felicidad de su padre y tíos- ¡Ahg! ¡PAPÁ! -Su paciencia era poca, se notaba una simple vista que eso, de su padre lo había heredado. El motivo de su enojo esta vez, no era nada insignificante, ni mucho menos -...- Frustrada y ya molesta, cansada de intentar en vano que su padre despertara, solo se dignó a tomar su oso de peluche, un paso pesado y regañadientes se marchó rumbo a la cocina, sin tener idea de que alguien había escuchado gritar.
-Jeje -Rió levemente y sin pena mientras se levantaba de su cama, en su sonrisa se encontraba cierta felicidad inusual, aunque su hija se hubiera enfadado desde temprano con él, el motivo estaba obvio, su hermosa Princesa cumplía ya sus seis años, aunque la pequeña creyera que ese día había sido olvidado por su familia, todo estaba funcionando de acuerdo al plan de Raphael, y esperaba que así se mantuviera hasta el anochecer.
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-El desayuno está listo -Se apresuró a decir Miguel Ángel al ver como su frustrada sobrina entraba a la cocina tomando de la mano aquél pobre osito de peluche, a quien le faltaba ya uno de sus ojos de botón café oscuros, y sobre su barriga una vieja mancha de salsa de pizza se ganaba su derecho a permanecer allí por mas que se enfrentase al agua y jabón cientos de veces- ¿Tienes hambre? -Preguntó con curiosidad, suponiendo ya su respuesta cuando se sentó en su lugar con cierta dificultad para subir a la silla.
-...Si -Asintió con dificultad, pues todavía no había logrado sentarse en su asiento. Después de conseguir, con mucho trabajo, permanecer en su lugar, solo esperó por unos minutos más a que todos llegaran. Llevandose una ligera sorpresa, pues no era común que su tío Leonardo, a quien admiraba en secreto, no tanto como a su padre, tardara tanto; pero esa leve preocupación se desvaneció a los pocos minutos y, sin esperar permiso alguno comenzó a abrirse paso a la hora de devorar su desayuno como si no hubiera un mañana, por mas que fuera regañada por su padre, le hacía oído sordo, así como hacía solo minutos antes él había hecho con ella.
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-Rapha ¿Crees que sea buena idea todo esto? -Comentó con curiosidad Donatello, su tono de voz había disminuido un poco, no quería que escucharan, y mucho menos su sobrina, quien seguía en su mente con la tonta idea de que habían olvidado su cumpleaños. Él, más que nadie, estaba al tanto del plan que su hermano de temperamento difícil tenía en mente, pues no por algo había confiado Raphael en él para ayudarlo con su plan que constaba en solo unos simples pasos, y el cual, en cualquier momento comenzaría a llevar a cabo.
-Claro, tu solo haz todo lo que te pedí, no será para nada complicado y menos para ti, solo quiero que este todo listo para cuando vuelva con ella -De igual manera susurraba, sin apartarle la mirada de encima a su hija, quien solo se quedaba allí, quieta, sentada en el sofá mirando un poco enojada y triste a la vez, la serie favorita de su tío de mirada zafiro- Se que puedo confiar en ti Donnie, para que todo este terminado a tiempo -Agregó mientras se volteaba a verlo, segundos antes de contemplar la hora en su teléfono- Ya es hora -Esbozó con ciertos nervios, pero que lograba disimular tras un suspiro reconfortante- Todo tuyo hermano ...- Palmeó su hombro antes de llamar a su hija y tomando su mano se marchó con ella, cruzando los dedos por detrás de la espalda.
***
-¿Adónde vamos papá? -Preguntó con curiosidad, nunca antes había salido de la alcantarilla, y esta, esta sería su primera vez tan lejos de casa. Estaba nerviosa, se notaba en su mirada, pero intentaba no demostrarlo, quería ser fuerte, como su padre, y si eso implicaba afrontarse ella sola contra sus peores pesadillas, lo haría- ¿Papi? -Cada vez estaba más curiosa, pero calló una vez arriba de una azotea, la ciudad estaba en completa oscuridad, dejando ver un hermoso cielo cubiertos de brillantes estrellas que hacían de lunares en aquel extenso lienzo azul obscuro; estaba maravillada, era su primera vez al aire libre, después de rogarle a su padre durante tantos meses, al fin podía ver lo grande que era la ciudad en la que había estado viviendo.
-¿Qué pasa? ¿No te gustó? -Agregó intrigado Raphael, aunque ya sabía la respuesta que su hija le iba a dar. Una leve y sutil sonrisa se formó en sus labios al contemplar a Irilia; ella solo se quedaba allí, parada a su lado, mirando el cielo con un asombro único, como si se enterase de que su mas grande sueño iba a hacerse realidad en un abrir y cerrar de ojos- ¿Princesa? -Le preocupaba de que guardara silencio durante tanto tiempo, pues ella no era así, apenas si tocó su hombro cuando recibió un fuerte abrazo por su parte, el cual no negaría ni en un millón de años.
Y así se quedaron por unos largos minutos, la felicidad desbordaba de los rostros de ambos, por una parte Irilia, que había deseado con alma y vida poder ver las estrellas si quiera por una vez y por otro lado Raphael, que cada vez que su única hija era feliz, el se sentía más vivo que antes, su motor para levantarse día tras día, su motivo para no rendirse en una batalla y pelear siempre hasta el final y lo mas importante ganar, era ella, su Princesa.
-Gracias papá -Esbozó, en sus esmeraldas orbes se reflejaba una enorme alegría, como si le hubiesen regalado una caja llena de bombones de chocolate para ella sola, pero, a decir verdad, ese gesto, ese pequeño y tan hermoso gesto, valía más que todo el chocolate del mundo- Muchas gracias -Agregó mientras se disponía a darle un nuevo abrazo a su padre, este estaba más lleno de amor que el primero.
-De nada cariño -Suspiró feliz devolviendole el gesto con una leve sonrisa. Parecía que nada podía arruinar ese momento, pero siempre algo tenía que pasar. La obscuridad de la ciudad dejó de reinar, y las luces comenzaron a encenderse, calle por calle, avenida por avenida, en todos los edificios de la ciudad hasta Manhatan, la luz comenzaba a hacerse presente; parecía que las estrellas poco a poco se iban apagando, solo la britante Luna llena le hacía competencia a la clara y brillante ciudad, la cual nunca dormía
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Hola
Que hubo como está el mundo?!
Espero que bien, les gustó la primera parte de este capítulo?, espero que si o-o, me costó mucho, y si no lo notaron, es un poco mas largo que los otros, quizás con suerte, mañana, 5/7/2020 publique el capitulo 8, dije quizás, aún no estoy 1005 segura.
En fin, hasta aquí los dejo.
Bey! :·3
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¿De donde soy papa?
FanficUn embarazo no planeado. Un planeta en peligro. Una vida corriendo riesgo y solo una opcion. >>Tu eres su padre, cuida de ella... Hasta que la guerra termine<< Idea propia, no copiar ni adaptar. Atte.: Kiri