Cap.:8

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Segados apenas por unos segundos a causa de las brillantes luces de la ciudad, soltaron unas pequeñas risas. Fue repentina esa agradable sorpresa, aunque a la pequeña híbrida le hubiera gustado seguir contemplando esas maravillosas estrellas, de cierta forma, el hecho de que la luz volviera a hacerse presente en la ciudad, le dijo a Raphael de que ya era momento de regresar a casa y así fue, tomando a su hija en brazos, quien parecía ya estar agotada, se dispuso a regresar a su hogar dentro de las alcantarillas.

***

La pequeña nunca contó con que otra sorpresa la esperara al poner un pie en la sala. Por donde se mirara, globos, serpentinas colgando del techo, regalos sobre el sofá, si bien eran pocos, estaban colmados de amor, pero lo más importante, estaba su familia. Parecía que el sueño que solo minutos antes tenía, la abandonó en menos de un segundo, y eso no sorprendía a nadie, ya hasta era costumbre que la pequeña híbrida se mantuviera despierta por tanto tiempo aunque ya hubiera pasado su hora de dormir.

-Pensaste que habíamos olvidad tu cumpleaños ¿Verdad Princesa? -Preguntó con cierta burla en sus palabras, a Raphael le encantaba darle esa clase de sorpresas a su hija, le gustaba verla sonreír, le gustaba cuando le decía "Gracias papá", seguido de un gran abrazo que lo reconfortaba, que le recordaba su motivo para seguir adelante día con día.

- Ah...-No salían, no podía formular ni una sola frase, ni mucho menos una palabra, solo se dignó a asentir con la cabeza, estaba asombrada; y se lo hizo saber uno y cada uno de todos los allí presente, un pequeño beso en la mejilla y un abrazo, seguido de un simple gracias: "Gracias tío Leo" "Gracias tío Donnie" "Gracias tío Mikey"...."Gracias...Papá"

***

Y así pasaron los años, con esa bella y hermosa costumbre, que con el paso del tiempo se convirtió en una tradición familiar, una tradición que sin falta, aunque llueva o truene se cumplía, nunca nada faltaba; hasta incluso Raphael tuvo que aprender más cosas sobre la paternidad, aunque fuese su hija quien le enseñase. Había veces en las que solía hacer el ridículo frente a a su hijita, como él le decía ahora, seguía siendo su Princesa, y eso que esa híbrida que había llegado en una pequeña cápsula proveniente del espacio hacía solo unos cuantos años, ya estaba en el camino de convertirse en toda una mujer, estaba a nada de cumplir sus tan ansiados 15 años; por algún motivo el solo hecho de pensar en eso, la sacaba una gran sonrisa.

-Irilia...-Otra vez el mismo dilema de todas las mañanas. Donatello se encontraba parado fuera, del otro lado de la puerta del baño, golpeando la puerta con cierta desesperación, aunque estuviese medio adormilado- ¡Irilia! ¡Date prisa! -Empezaba a perder la paciencia, su sobrina tardaba mucho en el baño, y siempre se salía con las suyas al ganarle si quiera a uno, en especial a él, quien solía levantarse un par de minutos más tarde que el resto de la familia.

-¡Ya voy! -Gritó a todo pulmón, hacía ya más de diez minutos que había tirado la cadena del baño y aún no salía, se aguantaba la risa mordiendose la lengua, esta vez solo lo hacía a propósito para molestar a su tío, y en cierta forma para vengarse, pues hacía menos de tres días él le había ganado en una prueba de agilidad- Ni ir al baño tranquila puedo -Comento saliendo del baño, y en menos de un abrir y cerrar de ojos Donnie ya se encontraba dentro, con la puerta cerrada- Tomaré eso como un no -Se rió sutilmente mientras se marchaba, de cierta forma, le gustaba hacerle la vida un poco imposible a su tío de gran inteligencia.

-¡El desayuno está listo! -Si estuviera en un concurso de ópera, seguro que Miguel Ángel ganaba el premio del primer puesto- ¡Se me queman las tostadas! -Volvió a gritar, era inesesario que todos se enterasen de tal catástrofe culinaria que había cometido, pero si no daba a saber lo que estaba haciendo o lo que le pasó no era él, además le gustaba empezar el día sacandole una sonrisa a su familia, en especial a su sobrina.

***

Tuvieron que esperar hasta que una nueva tanda de tostadas estuvieran listas, casi media hora después de haber despertado y todavía no habían desayunado. No es necesario dar a saber que no quedó obsolutamente nada de todo lo que Mikey había preparado. Hubiera quedado más si nada hubiera caído al suelo, cosa que para cierta tortuguita espacial, era un festín. La mañana había empezado como cualquier otra, palabras que no se comprendían por parte de Donatello, unas pequeñas reprochadas hacia su hija y sobrina, que provenían de Raphael y Leonardo y algunas de las típicas fechorías de Miguel Ángel, su especialidad, robar un poco de comida de los platos de sus hermanos quienes estaban distraídos. Todo marchaba como era de costumbre, e Irilia, aprovechó eso para preguntarle algo a su padre que hacía años quería saber, algo que la dejaba con muchas dudas durante las noches.

Cada cumpleaños, cada vez que podía salir a contemplar las estrellas con su padre o alguno de sus tíos, o en aquellas ocasiones en las que se escabullía a media noche, a solas, sin que nadie se enterase, solo para poder observar la Luna y las estrellas, fijando su vista en una en particular, una estrella que brillaba más que el resto, una estrella que se encontraba siempre cerca del horizonte cuando en el reloj eran las 2 de la mañana, esa estrella, que hacía varios veranos atrás, su padre le había dicho algo que jamás olvidaría "En esa estrella, está Mona Lisa...Tu mamá Irilia" en aquél momento no supo a que se refería, y ahora le daba más curiosidad aún, quería saber porqué lo decía, y si eso significaba preguntarle más de mil millones de veces, lo haría, quería saber, porqué no era como los demás, porque no sabía nada de su madre, solo quería saber....Quién era ella.

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Hola

Que hubo como está el mundo?!

Espero que bien, y que les haya gustado, no me quedó como esperaba, solo espero que lo entiendan, sin más que decir, me despido.

Bey! :·3

¿De donde soy papa?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora