Era otro día común y corriente en Konoha, había un hermoso cielo despejado, una animada vida social en la aldea y ningún desastre potencial a la vista. Esa era la mañana de Iruka mientras disfrutaba del bello inicio de sus cortas vacaciones ahora que la gran mayoría de sus pequeños alumnos habían pasado su examen ninja y obtenido su banda, incluso el más inesperado de ellos.
Tendría tiempo para reposar sus heridas de la última aventura de Naruto y aunque perdería su excusa perfecta para evitar a sus colegas alfas que parecían tener opiniones infinitas sobre sus actividades de aquella noche y su cercanía con Naruto, ahora, de hecho, podría tomarse su tiempo para ser aún más cercano a Naruto sin preocuparse de que pareciera un favoritismo sobre los otros niños de la academia.
Podría empezar yendo a comer ramen con él, después de todo, era un lindo día.
Excepto que notó, que tal vez el ambiente en general era algo... Denso.
Él, cómo omega masculino, puede percibir con más claridad que otros la actitud y el humor de las personas por los sutiles matices en sus aromas, y aún con todo el buen humor que traía consigo notó una tensión general en los aldeanos de Konoha, parecían disgustados, sino que hasta asqueados.
Sin embargo, como siempre, todo el mundo prefería murmurar a voces rumores difíciles de entender o lo suficientemente aburridos de escuchar como para que se detuviera a tratar de platicar con alguien en busca de información, más, considerando que no podía saber con seguridad si su cacho- Naruto, estaba involucrado en el problema, pues las personas habían dejado de hablar de Naruto en presencia del omega mayor en cuanto notaron lo cercanos que se habían vuelto, algo que por cierto, se había vuelto un inconveniente a la hora de averiguar en qué estaba metido Naruto a cada momento, pues en el pasado los aldeanos no dudaban en acusar a Naruto con él por cada pequeña cosa que ocurriera, confiando en que él le daría una buena reprimenda y en muchas ocasiones pidiéndole que lo expulsara de la academia (algo que por cierto, él no tenía la autoridad para hacer aunque hubiera querido).
Ahora que su actitud hacia Naruto había dado un giro trascendental nadie quería hacer enfadar al omega favorito de los niños de Konoha, que veían a Iruka como una segunda mamá que cuidaba de ellos en la escuela.
Por ello todos se limitaban a murmurar alrededor de Iruka, evitando deliberadamente al omega mientras éste caminaba tranquilamente hacia el apartamento del chico más odiado de la aldea, que hace unas semanas se había presentado como omega, y que apenas ayer había aprobado su examen ninja de una forma inusual, peligrosa y no del todo acorde a las reglas, por lo que Iruka ya estaba planeando sus vacaciones con Naruto, donde podrían salir a ver otros lugares o aldeas para que el rubio conociera y saliera de la pequeña y aburrida aldea llena de más gente pequeña y aburrida, y sobre todo llena de cosas negativas que decir sobre su cachorro que no le interesaba oír ni que Naruto oyera.
O esa era su intención, hasta que notó un extraño aroma provenir del apartamento del menor.
—¿Naruto, estás en casa? —se escuchó la voz de un preocupado Iruka entrando por la puerta del pequeño departamento, alertándose al sentir las feromonas alteradas de su alumno— ¡¿Naruto?!
No dudó en adentrarse en el lugar dejando en el suelo su bolsa de compras y buscando rápidamente al menor.
—Aquí —le respondió tras unos segundos la voz quebradiza y débil del rubio.
El omega castaño se acercó rápidamente hasta el fondo del apartamento, encontrándose con su pequeño estudiante hecho un ovillo sobre su cama. Estaba entrando en celo, y por los días que había contado Iruka desde el primer celo del rubio era un celo adelantado.
—Naruto, no te preocupes te traeré supresores, ahora vuelvo —dijo apresurado y a punto de partir, pero un tímido agarre en su muñeca y un leve cambio en el aroma del omega lo detuvieron, el intenso aroma a vainilla revelaba, además de la excitación y necesidad de atención involuntarias propias del celo, un inmenso dolor y soledad que provocó que el omega de Iruka se revolviera con ansiedad por verificar el estado de quien hace tiempo que consideraba su cachorro.
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Omega peculiar
ФанфикSer un omega en el mundo shinobi era algo muy complicado, empezando por el hecho de que apenas hace un par de generaciones ni siquiera se te era permitido ser shinobi si eras un omega. Y aunque eso había cambiado un poco con el tiempo, un Omega nunc...