Valentina

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Recorro la habitación con mi mirada, mis manos tocan las cosas que había ido guardando desde que era una niña.

Una lágrima escapa de mis ojos, acercó mi pañuelo y la secó... no iba a llorar... ya no tenia caso.

— Valentina — la institutriz entra a la habitación, entre nosotras jamás hubo una buena relación, sólo se dedicaba a criticar una y otra vez — es hora.

Cierro los ojos, respiro, exhalo una y otra vez.

— ¿ni siquiera hoy puedo verme en un espejo?

La mujer niega y se acerca para bajar el velo, era increíble, contaba con veinte años y desde hace quince años no había vuelto a ver mi rostro, ni mi físico.

Mi tutor que se hizo cargo al morir mis padres en un accidente, había enviado a quitar todos los espejos... yo iba con ellos cuándo el carruaje se volcó, una herida me hice en el rostro... según escuché era una muy fea.

La institutriz abre la puerta, caminó junto a ella... iba a casarme con un hombre que no conocía, ni él a mi.

Mi tutor había arreglado la boda, según escuche me casaba con un Conde.

— Valentina — mi tutor, un hombre ya de edad vestía sus mejores ropas, su alto sombrero de copa estaba reluciente — tu futuro esposo debe estar esperándote.

Baje los escalones, no quería está boda, pero no podía decidir.

Caminé junto a mi tutor hacia el carruaje... me detengo y él da una palmadita en mi mano.

— irá despacio — desde el accidente me habia negado a subir a un carruaje, asi que tenia quince años de no salir a la calle. La mayor parte del tiempo la pasaba en el jardin, en la cocina o en la biblioteca.

Con su ayuda subi en el carruaje, mientras mi corazón latía apresurado... tenia miedo al carruaje, al matrimonio.

El recorrido a la iglesia lo hicimos en silencio, no me habia atrevido a preguntar ni la edad de mi futuro esposo.

Sujetó con fuerza el ramo que llevo y siento que me he enterrado una espina.

Al llegar a la iglesia, miro hacia dentro, estaba vacío.

— justo a tiempo murmura mi tutor — me ayuda a bajar y caminó junto a él, voy tratando de no pisar mi vestido, no levantó la mirada.

Al llegar lo veo, era un hombre muy alto, cabello negro como el ala de un cuervo pero su perfil era más duro que el granito, junto a él está un hombre en una silla de ruedas, sus pierna están tapadas con una pesada colcha, aparentemente tenia la edad de mi tutor. Ambos se han saludado efusivamente, siento la frialdad de mi futuro esposo. No sujeta mi mano, está junto a mi pero puedo sentir su rabia contenida.

Cuando le preguntan si me acepta, él aprieta sus manos en dos perfectos puños, su mandíbula está tensa.

— responde — murmura el hombre que está sentado junto a él.

— aceptó — su voz ha sonado como un trueno, llena de rabia, de furia.

Tragó fuerte y miró sobre mi hombro, al fondo hay una criatura perfecta, ella viste de luto, su mirada es de rabia, de furia.

— ... Valentina — mi tutor está impaciente por mi respuesta, sin mirar a mi casi esposo doy el si.

— puede be... — las palabras quedan suspendidas en el aire, ya que mi esposo se gira a su padre.

— listo, lo lograste padre, he ahi tu nuera — se gira sin decir nada más y lo veo salir por la puerta de atrás.

El seño se acerca y toma mi mano.

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