- Mi actitud -

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Había pasado ya dos semana desde que la ahora pareja habían llegado a la cabaña. Una semana en la que Launghing no paró de mimar a Jack, de ninguna forma podía hacerlo parar, en la cama, en el sillón, en la cocina, cuando salían, ¡Hasta cuando decidió darle permiso de bañarse juntos!
No lo malinterpreten, a Jack le gustaban esos cariños pero al no estar acostumbrado se le hacía demasiado incómodo el recibirlos o incluso darlos, el más alto tenía el mismo problema pero se acostumbró demasiado rápido para el gusto de Jack.

Ahora era un día nuevo, los rayos del sol chocaban con la ventana de la habitación de aquellos dos, el castaño podía sentir como se despertaba de a poco y al mismo tiempo aquella mano fría sobre su cuerpo, aunque le pareció raro que estuviese tomando su mano y no su cintura como era ahora su costumbre.

Launghing... – susurró somnoliento, apenas comenzaba a abrir sus ojos cuando recibió un beso en su mejilla que lo hizo brincar de la sorpresa.

Buenos días – dijo el payaso acariciando la mano del más bajo para después levantarse, esto se le hizo raro al castaño, normalmente no lo dejaría moverse hasta dentro de un rato –. Iré a preparar el desayuno – comentó sin esperar una respuesta afirmativa, solo se estiró un poco y salió del cuarto sin mas.

¿Y a este que le picó? – se preguntó al sentarse en la cama rascando un poco su nuca ante su confusión.

Ahora que lo pensaba, el payaso no era mucho de mostrar sus sentimientos o afección hacia otros, lo había visto jugar con Sally a escondidas e incluso sonreírle, algo que no hace cuando hay más gente cerca. Lo había visto en varias facetas sin querer, pero ahora que quería ver más de él se cerró por completo.
Jack aún pensando en aquello salió de la habitación directo al baño para hacer sus necesidades, de vez en cuando al mirar hacia abajo recordaba el como aquella noche Launghing había tomado su cuerpo, con sus manos largas y frías, su cuerpo largo que parecía trabajado, su voz ronca que se agitaba por momentos, su boca que no dejaba de prestarle atención y su-

¡Ya me quedó claro! – subió su pantalón lo más rápido que pudo con un sonrojo muy notorio en sus mejillas, no se acostumbraba a pensar en esas cosas.

Apenas terminó de limpiarse y lavar sus manos con una ligera mueca salió del baño escaleras abajo hacia la cocina, Launghing ya se encontraba sirviendo con una cara claramente de seriedad e incluso de enojo, eso desconcertó a Jack un poco ladeando su cabeza ante esto.

¿Seguirás ahí? – se digno a hablar el payaso sin dirigirle la mirada al castaño, se sentó en una de las sillas con un platillo algo peculiar.

Jack se sentó en la otra silla mirando los platillos; el de él estaba hecho de órganos humanos cosidos, vió resaltar dos corazones, tal vez mató a dos personas y él se quedó con los órganos pues; el pelinegro tenía dos brazos en su plato, aún salia sangre de ellos y podía notar cuatro ojos, se veía frescos a comparación de su comida que se notaba que la habían cocinado.

¿Quienes fueron las víctimas? – preguntó Jack más que nada por curiosidad que por realmente estar apenado o interesado en los órganos que iba a comer.

Una pareja de idiotas que se les hizo divertido invocarme – dijo sin ninguna expresión en su cara concentrándose solamente en su platillo, masticando con sus dientes afilados y sin quererlo realmente haciendo ruido al masticar –. En estos tiempos, las personas estúpidas abundan en grandes cantidades – dijo.

Ya veo, no me sorprende – alzó sus hombros sin mucho interés comenzando a comer con ayuda de sus manos, a diferencia de Launghing que usaba cubiertos –. Gecuegdo que en el tiempoh que nací afundaban los ignogantes, pego al menos no había tantos idiotas comho ahoga – dijo con la boca llena intentando que sonara lo mejor posible al hablar. [Recuerdo que en el tiempo que nací abundaban los ignorantes, pero al menos no había tantos idiotas como ahora]

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⏰ Última actualización: Sep 22, 2021 ⏰

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𝚃𝚞𝚜 𝚜𝚞𝚜𝚞𝚛𝚛𝚘𝚜 𝚜𝚘𝚗 𝚖𝚒 𝚟𝚒𝚍𝚊 || [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora