- Serán solo un par de semanas, ¡pero será fabuloso! - Ana saltaba emocionada, abrazando su almohada. - Mi primer viaje con amigos. Como quisiera que vinieras Sam. - Me agarró las mejillas y me consintió, haciéndome mimos. - ¿Quién es el cerdito más bonito del mundo?, sí lo eres, sí lo eres.
- Así no es como funciona, cariño. Tienes que responder "Tú" y ahí sí decir "sí lo eres". - Andrés era el padre de Ana, era un señor bien raro, era el tipo de señor que usa gafas de sol dentro de la casa para verse "genial"; se afeitaba media barba de forma diferente a la otra mitad para destacar más, y siempre llevaba un sombrero con una letra gigante sobre él, la cual indicaba a qué día correspondía el sombrero. Ana, en cambio, era una muchacha recta, firme, seria, le ofrecías un café con leche y con solo tenerlo en la mano se convertía en negro. Era así todo el tiempo, excepto en la casa, ahí se ponía más hiperactiva y cariñosa.
- Papá, no molestes. Es solo que estoy emocionada. Voy a conocer el mar, voy a comer mi primera langosta, voy a ir por primera vez a la Península de Agua Vida. No sabes cuanto he esperado por este día.
- Sí lo sé, 348 días, tesoro.- Ana movió sus ojos para arriba y empezó a hacer cálculos.
- Precisamente, sí, hoy es 9 de junio. Bien. - Ana dejó de saltar y se fue a arreglar el cabello. - Entonces qué padre, ¿ya pudiste hablar con la tía Maya para que cuide a Sam? - ¿Qué?, ¿la tía Maya?, ¿en serio? Me fui a donde Ana y comencé a arrastrarme por su cuerpo, para mostrarle mi inconformidad. - Ay cosita linda, yo también te quiero. - ¡No!, empecé a chillar en sus piernas. - Creo que tiene hambre.
- No, no he hablado con ella. Y creo que no lo voy a hacer. - Ah, gracias al cielo. - Le mandé un mensaje escrito. - Odio, pero odio, tanto a este sujeto. Me irrita, me estresa como no puedes imaginar. Actúa normal, pedazo de animal. Bueno, todos somos animales, pero se me entiende.
- ¿Y te respondió? - Preguntó Ana.
- Vendrá por él pasado mañana por la tarde, antes de que te vayas. Me la saludas, ¿bueno?. - Ah sí, la única razón por la que este tipo no me puede cuidar es porque tiene reuniones importantes toda la semana. Andrés, reuniones, no me hagan reír.
- Gracias padre. - Ana le dio un abrazo. - En serio estoy tan feliz, no lo puedo creer... Debo mantener mi compostura allá afuera, este viaje será una parte clave para dar la mejor impresión a mi futuro jefe.
- No temas divertirte un poco. - Le respondió su padre. A lo que su hija le bufó.
- Me divierto a mi manera. Nunca lo olvides. - Ana dio un respiro profundo. - "La península del norte, el sitio donde todos los sueños se hacen realidad." Ojalá que así sea.
- Así será mi niña, así será. - La península del norte... llevan tanto tiempo diciendo eso que ya se sienten como palabras lanzadas al aire. ¿Qué rayos era una península y qué es un norte? Ah, estaba tan confundido. Mordí el talón de mi dueña para que me prestara atención, que no trajera a la tía Maya, que me explicara que era península y norte. Lo que hizo ella, fue alzarme. - Creo que no quiere que te vayas.
- Lo sé, ha estado ansioso todos estos días. Ya, más bien salimos a pasear ahorita, ¿bueno?, también es su último día acá en Samoos por un tiempo. - Ana prosiguió a ponerme mi collar para pasear, mientras que ella se puso un vestido y unas gafas, además de envolverse su cabello en una moña. No tenía planeado salir a pasear, pero tampoco me voy a quejar, como dijo ella, es mi último día aquí en Samoos por un rato.
Las calles de Samoos eran sencillas, pero digamos, mediocres. Baldosas sueltas por todas partes, las calles rotas donde los autos prefieren subirse al andén que tomar el agujero, y cada vez que llueve se convertía en un campo minado, donde cualquier ladrillo se convertía en un potencial tiquete al lavado de agua sucia. Es, a pesar de todo, mi hogar, y no lo desearía de ninguna otra forma.
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Los Ojos De Las Almas Silenciosas
TerrorCuando el mundo se acaba, cuando el pánico gobierna, todo el mundo busca la salvación, piensa en que si está tomando las decisiones correctas, de si está poniendose a sí mismo y aquellos que ama en la posición indicada. Esta es la historia, sin emba...