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Han pasado cerca de dos semanas, dos semanas en las que Jung Kook no sabe nada de Ho Seok, cerca de dos semanas desde que entregó todas las fotos, cerca de dos semanas desde que le escuchó por última vez al otro lado de la pared.

¿Por qué lleva la cuenta?

No hay día que pase que no piense en el chico, por un momento cree estar volviéndose payaso perdido, pero es una realidad, pasada la primera semana, se plantea el ir a pedirle sal aunque sea, pero obviamente no lo hace.

A punto de cumplirse las dos semanas, Jung Kook no sabe por qué no puede sacarse al chico de la cabeza. Sus amigos de vez en cuando le preguntan por él, finge que le da igual cuando responde que no sabe nada de él, pero obviamente no es así.

Todo esto le parece ridículo, cómo es posible que le pueda estar dando tanta vuelta a alguien que no conoce.

No solo pasan dos semanas, sino que se pasa una semana más. Jung Kook, ha terminado ya las fotos de cuatro proyectos más en todo ese tiempo, pero ninguno tan fascinante como en el que salía Ho Seok (no por él, sino por el proyecto en sí).

Jung Kook se da cuenta de que se siente un poco frustrado, pero no termina de entender el motivo de esto.

Un día de esa tercera semana, alguien llama al timbre, Jung Kook acaba de salir de la ducha y va a abrir la puerta absolutamente desganado, mira por la mirilla a ver quien es para saber si abrir o no, entonces le ve al otro lado, sin pensárselo dos veces abre la puerta.

—Hola, —saluda Jung Kook según abre.

—Oh, hola... —corresponde Ho Seok mirándole de arriba abajo—, ¿interrumpo? —pregunta al ver al chico con el pelo mojado y solo una toalla enrollada a su cintura.

—¿Qué? —A Jung Kook se le ha bloqueado el cerebro y no entiende qué quiere decir.

—Que si te pillo en mal momento, —repite el chico.

—No, ¿por qué? —dice Jung Kook, Ho Seok vuelve a mirarle de arriba abajo, Jung Kook sigue la mirada del chico para ver qué pasa—. Mierda. —Ho Seok se carcajea por el despiste del chico—. ¿Te importa pasar y esperarme mientras me visto?

—Puedo volver más tarde si quieres, —dice el chico tranquilamente.

—No, de verdad, son cinco minutos, —asegura él, por nada del mundo va a dejar que desaparezca de nuevo.

—Está bien, —acepta Ho Seok.

Jung Kook corre a su habitación para ponerse lo que sea, cinco minutos de reloj tarda. Le ofrece a Ho Seok una bebida, éste la acepta y Jung Kook se sienta junto a él en el sofá.

—¿Qué querías decirme? —pregunta Jung Kook—, bueno, no sé qué querías o necesitabas, —dice percatándose de sus palabras.

—Te quería comentar que tu agencia ya me ha mandado las fotos, —empieza explicando Ho Seok—, y decirte una vez más que son increíbles.

—Oh, gracias, —Jung Kook no se espera eso, pero se siente muy complacido por el reconocimiento de su trabajo.

—Solo era eso, —dice Ho Seok un poco apenado, Jung Kook se ríe.

—¿Tienes prisa? —pregunta Jung Kook, el otro niega con la cabeza—, si quieres puedes quedarte y hablamos un rato. —Más ridículo no puede sentirse, por un momento cree volver a tener 15 años, en especial, cuando Ho Seok acepta y su corazón se acelera, lo dicho, ridículo.

Es así como empiezan a hablar de lo que han hecho esas tres semanas, principalmente hablan de trabajo, pero eso ya le parece maravilloso a Jung Kook. También hablan alguna cosa más personal de ellos. Por un momento, Jung Kook está por preguntar: ¿qué haces para que casi me tires la casa abajo cada vez que follas? Obviamente no lo hace. Pero sí se entera de algo, lleva mucho tiempo soltero. Y así es como empiezan a hablar de sus últimas relaciones y Jung Kook se queda con un par de cosas que dice: la primera, que cuando no está con nadie es una persona sexualmente activa porque así él lo busca; la segunda, que en cuanto le interesa alguien corta con eso de golpe.

📸NEIGHBORS📸 -HOPEKOOK-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora