INEFABLE

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"Si el mundo es el cielo,
entonces todos somos estrellas.
Cada uno en su propio lugar en el universo. Unas más distantes que otras pero siempre conectadas."

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El sol aún no se asomaba por la ventana. Aún así se levantó como era costumbre.
La noche anterior no pudo dormir bien, se despertó algo exaltado en repetidas ocasiones en el transcurso de ella y a consecuencia de eso tenía un terrible dolor de cabeza. No era la primera vez que ocurría, hacía más de tres meses que sucedía lo mismo, aunque no encontraba una razón aparente.

Estaba cursando el último año de la universidad, así que  no tenía clases presenciales, había decidido tomarse el día libre para relajarse un poco e ir a dibujar al parque del otro extremo de la ciudad. Casi no frecuentaba la zona sur desde que llegó a vivir ahí, por lo que tenía mucha curiosidad. Este día definitivamente sería distinto.

Preparó su mochila, colocó su cuaderno de dibujo y algunos lápices, y también una cámara. Le encantaba tomar fotografías y tener recuerdos de cada viaje, por muy cortos que estos fueran.

Tomó su bicicleta y salió de casa no sin antes despedirse como siempre lo hacía. —Mamá, papá, buenos días. Hoy iré a conocer un lugar nuevo. Regresaré tarde a casa.

La mañana había avanzado ya, pero aún se podía sentir el ligero frío que rodeaba el ambiente.
El otoño estaba entrando y las calles se inundaban de distintos tonos de color ocre y hojas caídas.
Era su temporada favorita.

Mientras recorría su camino hacia el parque recordó la primera vez que llegó al país, y como en un abrir y cerrar de ojos ya habían transcurrido cuatro años.

En este último año no había tenido tiempo suficiente para escaparse de la rutina, su tesina de investigación y el proyecto de diseño lo estaban volviendo loco. Este era su último ciclo, y cada día se acercaba más a la fecha de presentación.

—¡Mierda..., mierda, mierda, mierda !, ¿cómo se me pudo haber olvidado?, !me va a matar! — Interrumpió sus reflexivos pensamientos para cambiar drásticamente el rumbo. Manejó sin descanso lo más rápido que pudo, hasta que finalmente llegó a su destino.

—Buenos días, bienveni...¡pero si eres tú!, ¿cómo se te pudo haber olvidado?, ¡tuve que levantarme más temprano, se supone que era mi día libre...! —exclamó con un claro pesar, el hombre con ceño fruncido ante él.

—¿Estás muy molesto?, me confundí de día, creí que habías dicho que descansarías el domingo. ¿Me perdonas?. —Trató de tranquilizarlo mientras le daba su más cálida sonrisa al mismo tiempo que intentaba recuperar el aire.

El hombre joven frente a él no pudo evitar sentirse incómodamente satisfecho. Sólo asintió para después emitir su sentencia. — Descarado, si vuelves a fallar buscaré a alguien más que pueda ayudarme. ¿Te crees indispensable?

–No volverá a suceder —le juró mientras apuntaba con tres dedos al cielo y su mano derecha en el pecho y un pequeño puchero. —Es más, traje tu café favorito ~, ¿no es suficiente muestra de aprecio?, además sabes que no podrías vivir sin mí~ — se jactó mientras acercaba al mostrador una bolsa de papel con un un vaso adentro.

El joven frente a él desvío ligeramente su mirada hacia el vaso, casi se podía percibir cierta alegría y brillo en su mirada, sin no es que incluso una imperceptible sonrisa.

—Para ser sincero su personalidad no se parece nada a su bebida favorita, de Caramelo Macchiato no tiene nada, él se parece más a un Espresso— pensó y casi emitió una ligera risa burlona, pero la contuvo.

—Déjalo ahí, y ya puedes irte. Nos vemos luego. —pronunció el hombre mientras se volteba con los brazos cruzados en modo de protesta y con algo de desdén en sus palabras, pero sólo era aparente. En realidad, esperaba el momento de disfrutar su café a solas.

—Bueno, bueno... Está bien. No tienes por qué rogarme para que me quede~. ¡Gracias y ten un lindo día!— Tomó nuevamente sus cosas y abrió la puerta. —¡Nos vemos, ChengCheng! — se despidió con una bella sonrisa y guiño  en su ojo derecho.

—Hjm!, idiota...— se dio la vuelta y se quedó un rato viendo a través del cristal de la puerta como su amigo partía en la bicleta. Después de una breve pausa ZhuoCheng tomó el vaso de café y al probarlo no pudo contener sus ganas de sonreír.
Después de todo no estaba mal despertarse tan temprano para comenzar una dulce mañana en la librería.

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Como pueden ver la historia vendrá acompañada de pequeñas ilustraciones que reflejen un momento clave de la historia, o simplemente aleatorio.
En otras ocasiones dejaré pistas instrumentales para que se adentren en la trama.

Nos vemos la siguiente semana :3♡.

Huellas Cósmicas (YiZhan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora