Cuando el amor dura más que lo que vino a durar, cuando una relación se extiende por siglos, cuando somos fieles al espectro de ese amor... ¿podemos ser felices unidos a quien ya olvidamos?
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Wang Yibo, un joven a...
"El tiempo, el espacio y la gravedad no pueden ir hacia atrás. Todavía no te he conocido. Desviado del curso, deja que la noche devore nuestros corazones en silencio."
Era el día de los resultados, Wang Yibo se despertó tarde, era sábado y no pensaba mal gastar su sueño por algo tan simple, además tendría la casa sola, así que disfrutaría todo el día en el estacionamiento con la patineta o jugando algún video juego. Lo que menos quería ahora era leer y quebrase la cabeza, sólo quería despejarse y relajarse.
Bajó a la cocina y encontró una nota:
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Quitó la nota y abrió el refrigerador, sacó el refractario y lo metió al microondas. Mientras se calentaba la comida un pensamiento llegó a él, -¿Y si no paso la prueba?, bueno ¿no era eso lo que quería?, ¡aggggh!...¿qué haré? -de haber estado en compañía se habría avergonzado por tremendo puchero realizado-. -No tengo ganas de ver ahora los resultados, debería de relajarme antes de revisarlos. -El microondas ya había dejado de sonar desde hace mucho, estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se percató de ello. Fue hasta que el sonido de la puerta cerrándose bruscamente lo despabiló-.
-¡Oh!, cariño... ¿recién te has levantado? -preguntó su madre con un gesto amoroso-.
-Mn, recién estaba por comer lo que dejaste para mí. -respondió avergonzado.
-Me he olvidado de algo que debía llevar para las chicas... -comentaba su madre a lo lejos, seguramente desde su habitación. -Les preparé unos dulces pero salí tan deprisa porque se me hizo tarde, que olvidé la caja. -La voz de su madre se hacía más clara y cercana-.
-Mira, ¿no son hermosos? -Le mostró la cajita, en su interior observó a cinco conejitos de chocolate que había preparado delicadamente en envoltorios color neon. Cada uno de diferente color, como si intentase representar a través de ellos la personalidad de su amigas.
-Son bonitos. -Yibo respondió sin duda alguna. En verdad eran preciosos, quizá el también deseaba tener uno.
-Ya veo...¿te gustaría uno?, hice de sobra, aunque sé que no te gustan las golosinas... -había algo de duda en el tono de su madre, como si quisiera preguntarle algo más.
-Cariño, casi nunca convivimos, había querido preguntarte sobre este día, pero no lo creí apropiado porque sé que a ti no te gustan este tipo de situaciones... -la voz de su madre se hizo distante a la par en que nuevamente se adentró en sus pensamientos-.
