4. Macarena y yo

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Estaba en mi habitación leyendo sobre la cama cuando Macarena entró
-¿Puedo pasar?-Dijo la rubia cuando ya estaba dentro
-No- solté sin apartar la vista del libro
-¿Que lees?
-¿Que coño quieres rubita?- Dije impaciente
-Me ha dicho Goya que no quieres repartir los diamantes
-Por lo menos yo no te he vendido a la policía, socia.
-¿Donde están los diamantes?- Dijo sin tomar importancia lo que dije
-¿A quien le has prometido el botín?
-Corta el rollo Zulema, tú sabes bien que no te traicionaría jamás.
-Ya lo has hecho rubia, ¿no te acuerdas?Cuando mate a Casper porque tú me engañaste y puedo seguir con la lista.
-Ya, tienes razón pero ahora las cosas han cambiado.
-¿Que ha cambiado Maca?- Deje el libro sobre la cama y me senté al filo de esta.
La rubia se acercó y se sentó sobre mi rodeándome la cintura con sus piernas
-Nosotras, Zulema.
Me pego a mi con un cálido abrazo, quede inmóvil en sus brazos, sabía que tenía razón en lo que decía pero me costaba asumirlo. Me quede un largo rato abrazándola pero caí en lo que estaba haciendo y me separé
-¿Que cojones quieres Macarena?
-No siempre quiero algo cuando me acercó a ti ¿porque piensas eso de mi?
-Búa tía discúlpame, que estoy súper rallada con lo de la hija de Ramala, la puta yonki de Mónica insiste en que no le hagamos daño.
-Zulema no puedes controlar todo, algo seguramente se va a joder, quizás te cueste la vida o solo sea una idiotes.
-No tienes ni puta idea tía- Claramente mi vida no me importaba, de hecho ya la estaba perdiendo pero la de ella si que lo hacía.-Quiero que sepas algo- retome con muchos nervios.
-Llegado el mom...- Goya entró a la habitación interrumpiéndome y no pudimos seguir la conversación, quizás era lo mejor porque estaba a punto de liarla.

Solo ha pasado un día del abrazo de Maca, era lo que necesitaba pero sabía que me había vendido a la policía, pero yo también la vendí de alguna o de otra forma con la madre de Sandoval.
Cuando quise darme cuenta que sucedía ya estaba atada a una silla con una manta sobre el rostro mientras estos pringados me echaban agua.
-¿Donde están los diamantes, Zulema?- me repetían una y otra vez, la verdad es que me harían un favor pegándome un tiro pero si lo hacían, ¿quien cuidaría de Macarena? Me vendió con la policía, pero yo también la engañe aunque estaba molesta
Rápidamente ideé un plan en mi cabeza, seguía con un poco de la inteligencia de mi pasado.
-Los enterré el desierto-Dije fingiendo estar rendida.
-Iremos allí, como sea mentira te pego un tiro y te dejo tirada en el puto desierto ¿está claro?
Fuimos al coche y conducieron bajo mis indicaciones, al llegar al sitio hice que mi plan llegase a su punto culmine, rápidamente me deshice de ambos pegándoles un tiro con el arma que enterré justo ahí.
Volví al hotel y en la puerta me encontré con Macarena, estaba con Cepo y fue ahí cuando entendí todo.
Empezó a hacer movimientos y yo la imitaba en plan chistoso, le lance las llaves de la camioneta y ella subió.
-Cepo...-Lo detuve antes de que subiese también- ¿La rubia o la morocha?- En realidad quería preguntarle a Maca si me dejaría sola pero no lo soportaría escuchar su respuesta.
Cepo lo pensó unos segundo y subió a la camioneta con Maca, segundos más tardes arrancaron abandonando así el hotel.

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