8. ¿Tu me olvidaras?

450 41 8
                                    

-Podrías haber disparado al aire y se hubieran largado corriendo y lo sabes. Pero no, BOOM BOOM BOOM te lo has cargado a todos, ala, ahí, te lo has saltado todo, convertida. -Dije mientras enterrábamos los cuerpos
-¡Yo no soy una asesina!
-¿Ah no? ¿Y como le llamas a esto? ¿Tener un mal pronto?
-¿Y que coño querías que hiciera?¿Eh? Hice lo que tenía que hacer.- Soltó la pala, se sentó y yo también lo hice a su lado. Un gran silencio hubo mientras cruzábamos miradas
-Bienvenida al infierno, ya estás del lado... que da más miedo, aquí es donde pasa todo lo malo.- Suspire y mire a la rubia. -Y todo lo bueno.
Entramos a la roulotte y Maca se estaba metiendo coca
-Da igual lo que te metas, lo que acaba de pasar no se te va a olvidar.
Me enredo con sus palabras y termine consumiendo yo también y fue ahí cuando follamos por primera vez, luego de que la rubia matará a 4 tíos a sangre fría.

Aparte de mi cabeza aquel recuerdo cuando llegamos al hotel, nos dirigimos hasta la parte de la piscina y efectivamente estábamos rodeabas a lo lejos de sicarios
-Esto no pinta bien, están usando inividores- Soltó Maca. - No hay teléfonos, ni policías ni nada.
-¿Me haces un favor? Me lo debes.-Solté cambiando de tema.
Minutos más tarde tenía a la rubia lavándome el cabello, esto era solo una excusa para hablarle mientras.
-En este momento, es lo último que pensé que me ibas a pedir...- Dijo mientras movía sus dedos lentamente sobre mi cabeza
-Igual es una leyenda urbana ¿tú sabías que cuando te mueres el pelo sigue creciendo? Las células de la cabeza siguen trabajando ahí, tikitaca tikitaca.- Dije pensativa
-Ya, y tu quieres que el anatómico forense te encuentre con el pelo... sedoso.
-No, lo que quiero es poder hablar sin mirarte a la cara.
Sentí como la rubia se detuvo pero aún así continué hablando
-Toda la puta vida huyendo, huyendo todo el rato, huyendo de mi madre, huyendo del cerdo ese con el que me caso, en la carcel; soñando con huir- Comenzó a masajear de vuelta mi cabeza
-Zulema,¿que me quieres de decir?
-Pues que... no hay que porque huir si tienes un hogar y que el tiempo que pasamos juntas en la caravana, en esa roulotte, es lo más parecido que he tenido a una casa. Quería que lo supieras.
Note como la rubia comenzó a llorar lentamente
-Para mi también ha sido muy especial.
Termino de lavar mi cabello y me giré lentamente quedando frente a su rostro.
Cada parte de su rostro era perfecto y fue con la bese, lenta y detenidamente como si mi vida dependiera de ello, de hecho si lo hacía.
Quería grabarme cada parte de sus labios, por si hoy era la última vez que la veía.
Nos separamos lentamente de ese profundo y delicado beso cuando Maca se puso graciosilla
-Aunque como compañera de piso la verdad es que eres una mierda- Me arrojó la toalla que tenía sobre sus manos y soltó una pequeña risa
-Y tu... duermes con la boca abierta.- Le segui el rollo.
-Ahh ¿que me miras cuando duermo? -Note como se sonrojaron sus mejillas
-No, no te miro pero haces unos ruidosos como de ardilla.- Imité los ruidos y Solté una carcajada.
Goya se acercó a notificarnos que los sicarios estaban a punto de entrar.
Ideamos un plan sencillo y rápido, cada una se colocó en su puesto.
-Ramala no viene a hacer rehenes- Les advertí a todas
-Nosotras tampoco- Dijo Maca y se colocó a mi lado apuntando hacia uno de los espejos
-Vamos a cazar a estos cerdos.- Apunte hacia el espejo contrario y esperamos el momento indicado para descocerlos a tiros, gire a mi al rededor y vi como la rubia acariciaba su vientre, daría la vida por esos dos.
Éramos cuatro chavalas y nos cargamos a medio cartel, ni cristo quedó vivo.
-Maca...Maca, Maca- Dijo Cepo que se encontraba a un costado - Hay muchas balas y cristales rotos. Deberías irte de acá para no poner en peligro a tu bebé. -"De eso me encargo yo guapo, ala, a tomar por culo" pensé mientras hablaba Cepo.
-Si, me encantaría estar a 2000 kilómetros de aquí con mi bebé
-Yo te puedo sacar de acá sin que nadie te vea.
Luego de escuchar esas palabras todas miramos a Cepo, rápidamente nos mostró un túnel escondido en la pared
-Es un pasadizo que dura más de 300 metros, Ama me contó que se uso durante la guerra civil pero ahora solo se usa para conservar pinos frescos
-Pero aquí no se ve una mierda- Dijo Triana
Acto seguido Maca encontró un par de linternas
-¿Pero esto da a la calle?.- Pregunté impaciente
-Si.- Dijo Cepo con cara de pelele
-¿Y porque no lo has dicho antes?
-Es que no me gusta, huele a humedad.
-¡Joder! A mi me huele a libertad.
Rápidamente nos encontramos atravesando aquel túnel, metros más adelante perdimos a Goya y Triana pero no nos detuvimos.
Luego de un rato salimos en el desierto, muy cerca de donde nos recogería el helicóptero y nos echamos a correr con la rubia.

-Zulema, el trato era que os recogía, no dijiste que ahí abajo estuviese el ejército de Pancho Villa. Yo me largo.- Dijo por el walkie el pioloto del helicóptero que sobrevolaba por nuestra cabeza.
-Aterrizas el puto helicóptero o te lo meto por el culo. - Le ordene
-Me poso cinco segundos y salgo cagando hostias. No espero a nadie, te aviso.
-Bien. - Tire aquel walkie y cogí mis dos pistolas que traía en la cintura.
Ya teníamos atrás a los sicarios, demasiado cerca, no llegaríamos hasta el punto de escape así que tome la decisión de frenar y cambiar un pequeño detalle en mi plan.
-¿Que haces? -Dijo la rubia al percatarse que me había detenido.
-Sal de aquí...
-¡Vamos!
-Tranquila, no lo hago por ti. -Por supuesto que lo hacía por ella, pero no podía cargarle con ese peso. -¡Cuidate!- me destrozaba de solo pensar que yo ya no podría cuidar más de ella
La rubia negaba con la cabeza y insistí.
-Ya no estás sola. -Tenia su bebé pero yo no pensaba dejarla tan facil.
-Gracias...
Se acercó a mi, me besó los labios, y me quede en ese momento para siempre.
La rubita se echó a correr, una vez que estaba cerca del helipuerto me giré y vi como a lo lejos se acercaban los sicarios
-¿Que vas a hacer? - Dijo la alucinación mía que se encontraba un poco más alejada a mi.
-No tengo ni idea
Me tire de rodillas mientras me agachaba hacia el suelo.
-Pero prefiero morir aquí que en un hospital.
Una vez en el suelo los sicarios llegaron, se les veía creerse muy malotes, pero se habían metido con la tía equivocada. Estaban justo donde los quería.
Justo en ese momento comencé a levantar mi torso lentamente mientras cantaba una canción arabé.
Me paré lentamente y arrojé las armas que traía.
Tome algo de mi chaqueta y fingí dispararles con mis dedos, cuando lo hice por segunda vez uno de ellos disparó, pegándome así en el hombro.
Cuando estaba por recibir el segundo tiro apreté del botón que traía. Esto hizo que estallasen las minas que se encontraban justo debajo de ellos, probablemente moriría yo también pero la rubia estaría a salvo.

Maca alcanzó a subir a aquel helicóptero y  fue ahí cuando se produjo la explosión, aquellas minas traían consigo mucho caos pero el más doloroso era el que no hacía ruido, y Zulema era el silencioso.
Ella estaba tirada contra una roca cubierta de sangre, ¿muerta? Probablemente.

VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora