❝ 02; Izuku ❞

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— ¡Estén todos preparados! —exclamó la fuerte y estricta voz del peliazul que portaba unos raros lentes creados por una loca chica que cada día armaba cosas nuevas. Este se puso en una posición de batalla donde su espada apuntaba hacia arriba, chocando con la de su fiel oponente para entrenar. Tomó un poco de aire para indicar que ya podían empezar—. ¡Listos! —y dicho esto, comenzaron a sonar los choques de espadas por todo el patio donde él también empezó a moverse con el chico que tenía de frente.

Los movimientos de ambos se veían bien preparados y expertos, pero realmente el de orbes verdes parecía estar mucho más seguro que en anteriores prácticas. Esto Iida lo notó y ya lo admiraba por su gran evolución desde que entró al lujoso y brillante castillo.

Algunos ya habían perdido contra sus compañeros, pero el jefe de los soldados y el que era llamado, solo en el castillo, como el príncipe, seguían teniendo una batalla digna y bastante tensa. Se veía que ambos eran muy buenos.

Cuando el más alto iba a atacar directamente, Midoriya logró reaccionar a tiempo y dio un ágil choque de espaldas el cual provocó que el del contrario se soltara de su mano y cayera al suelo. El ganador apuntó su arma hacia el jefe, quien no evitó sonreír levemente luego de unos segundos donde admiró al chico.

— Excelentes movimientos y habilidades, príncipe —mencionó este mientras no evitaba aplaudir alto tieso, lo cual los demás de su alrededor también hicieron hacia el peliverde.

— Gracias, Iida —habló el un poco más bajo, quien bajó su espada con una amable y tierna sonrisa. Siempre cuando combatía tenía una cara muy seria y valiente, pero al momento de estar tranquilo parecía como un ángel caído del cielo. Además su voz le daba aquel toque de una buena persona.

— ¡Ha mejorado mucho, alteza! —felicitó la única mujer que servía al reino como un fiel soldado, mientras los demás iban a descansar o hablar con sus colegas. A esta todos la admiraban, ya que aún así cuando otros reinos le decían que solo los hombres podían lograr vencer muchas batallas y las mujeres solo debían esperar a ser defendidas por estos, nunca se rindió y finalmente el rey Toshinori la aceptó para combatir por su reinado.

— He estado entrenando mucho últimamente, el rey me dio este puesto y no puedo estar de brazos cruzados viendo cómo todos se esfuerzan para el futuro menos yo —habló el príncipe mostrando un gran brillo en sus ojos demostrando que estaba muy entusiasmado. Los soldados, y a los que consideraba sus amigos por aceptarlo como un gran príncipe y persona, sonrieron al oír sus palabras.

Después de todo no fue fácil para Izuku. Haber nacido en una familia pobre donde le prometió a su madre que le llevaría comida y dinero para que ella sea feliz, se oía inspirador y triste a la vez. El joven había estado entrenando toda su vida para volverse un fiel soldado donde puedan darle el oro que se ganaba para así comprarle en el pueblo todo lo necesario para la mujer que lo crió. Estaba muy agradecido con Inko y quería hacérselo saber con su esfuerzo.

Pero al ser uno de los mejores entre todos los postulados y además dar inspiradoras palabras al momento de terminar las primeras prácticas, llamó la atención del rey quien le ofreció ser el príncipe y próximo heredero a la corona. Aún Midoriya recordó todo lo que había llorado de emoción al saber que el símbolo de la paz lo estaba, por así decirlo, adoptando. Y no solo eso, si no que el rey le ofreció una gran casa a la madre del joven, con comida y recursos de sobra para que ella estuviera bien, lo cual esta agradecía por cartas que le mandaba al mismo rey y al que es ahora príncipe.

Yagi vio lo que nadie veía en el chico pecoso; era una persona con un gran, fuerte y poderoso corazón, lo cual sentía que los anteriores herederos también podían ver desde lo que todos llaman el paraíso o cielo.

prince | midoriya izukuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora