LA VISITA

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Un dolor horrible taladraba la cabeza de Mycroft, no podía ver absolutamente nada, solo sentía un liquido tibio chorreando a un costado de su rostro, no tardó en deducir donde estaba, quien había sido el responsable y por qué le habían hecho esto, en la sala donde estaba reinaba un silencio pesado, no había ruido pero se sentía la presencia de alguien, Mycroft lo noto en seguida y sonrió a pesar de tener un saco en la cabeza lo que ocurría era muy divertido, o más bien emocionante.

- No debe ser divertido quedarse sin empleo y además que no te acepten en ningún lado ¿cierto?- no  hubo respuesta próxima así que siguió hablando pues sabía que lo escuchaban

- No se si deba reír de la incompetencia que tienes para tu trabajo o de el mal uso que le das, mira tu sótano, tu casa debe estar desastrosa, ese olor, ¿es que no tienes productos de limpieza?, te puedo donar algunos si gustas, y también un cambio de tuberías seria mejor.- seguían sin decir absolutamente nada, así que Mycroft con su clásica ironía continuó hablando.

-Supongo que tu esposa te dejo y se llevo a tu hijo, es triste, en verdad lo siento- en ese momento se escuchó un alboroto enfrente de él, al fin le prestaban atención.

- No, yo siento tu desgracia, estas bajo mis órdenes ahora, así que mejor cierra la boca-

- ¿Esto?, ¿Esto es una desgracia?, prefiero verlo como una amable invitación, prepararía el té por ti pero como verás estoy atado-

- Y así te quedaras-

-Oh ya veo, me tienes como rehén, siento haberte hecho perder tu trabajo pero es lo que la gente como tú suele obtener, sinceramente creo que todo esto es algo innecesario, considerando que el gobierno debe estarme buscando ya, cuando salga de aquí tú irás directamente a prisión, así que el que saldrá perdiendo serás tú-

. Lo sé, pero no es por eso que te tengo aquí, ¿en serio pensaste que mi amenaza era contra el gobierno?, no, es algo más grande-

- Dinero es lo que quieres, seguro.

- Suena bien pero no tomaré el trato-

- No es un trato-

- ¿Oh enserio?, yo pensaba que sí considerando lo que ya hice y lo que de seguro perderás, suena una buena oferta-

Mycroft por primera vez en toda su estancia ahí guardó silencio, ¿qué pretendía el doctor?, si quería dinero facilmente lo tendría, él ya estaría muerto si él lo deseara pero buscaba algo más, que no alcanzaba a ver, eso lo enfureció.

- Pero que descortés soy, déjame quitarte el saco de la cabeza, quiero ver tu cara cuando te enteres de lo que estoy planeando- se acercó a él y de un tirón descubrió el rostro de Mycroft quien debido al exceso de luz entrecerró los ojos un momento hasta lograr adaptarse.

-No quiero dinero, ni sangre, quiero que sientas todo lo que yo sentí, verte perder todo lo que tenías, verte sufrir y pedir clemencia-

- Pues si eso buscas jamás lo tendrás-

- Claro que sí, pero no seré yo a quien le pidas clemencia, yo solo seré un espectador, tal vez no entiendas aún pero muy pronto lo sabrás-

En ese momento se escucho un timbre en la planta superior, el doctor subió las escaleras, se alisó el traje que tenía, arregló sus solapas, se miró en el espejo de la entrada, tomó algo de la mesita que tenía junto a la puerta y abrió.

- Buen día señor, dudo que quiera atacar con eso así que le pido que lo deje aquí- dijo el doctor a su invitado- Veo que recibió mis mensajes, ¿gusta tomar un poco de té?-

- ¿Dónde está?-

- Oh, ya veo, claro, acompañenme por favor, esta abajo, solo le pido un poco de discreción, él no sabe que está aquí-

El doctor y sus invitados descendieron al sótano donde estaba Mycroft con la cabeza en alto, para nada intimidado pero cuando vio quienes venían detrás de su secuestrador se sorprendió, no dijo nada solo sonrió.

-¿ Será que siempre te tengo que salvar hermano?- dijo Sherlock viéndolo desde el pie de la escalera.





¿QUIÉN ERES TÚ? (JOHNLOCK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora