18. Reconciliación

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- ¿Qué?

- Le dije a mi hermano que si te hacía algo rompería nuestro trato.

- Pero Logan se preocupa de verdad por ti. No quieren que te haga daño.

- Deja de defenderlo. Además mi intención no es enamorarme de ninguno, así que eligan alguno de sus amigos.

- Dylan o Jacob- dijeron a la vez.

- Tendría que haberme dado cuenta que dirían eso.

- ¿Y porqué no los dos?- dijo Emma alzando una ceja.

- ¿No sería cruel jugar con hermanos?

- Ninguno quiere algo serio conmigo, no creo que sea un gran problema para ellos.

- ¿Y si Jacob quiere algo contigo?

- Emma, Jacob es el típico mujeriego...

- Ya me sé esa historia, pero para todo hay una excepción.

- Dejémosla tranquila que piense, mejor armemos un plan.

- Me gusta, que Ev invite a alguno a su casa...

- Si la venganza es hacia su hermano yo diría que no los invite ella. Que los invite Logan y que ahí aproveche.

- Estás sacando tu mente malvada Jackie- dije divertida.

- Cuando quiero soy creativa.

- ¿Pero cuál es tu propósito?- me dijo Emma.

- No sé, que mi hermano me vea besándome con alguno de sus amigos. Tengo entendido que el sábado se juntaban en mi casa. Pero no puedo hacerlo sola, me muero de vergüenza ¿Pueden venir?

- Obvio- dijeron las dos al mismo tiempo.

- Casi lo olvido, nos invitó la nueva a por un helado mañana. Supongo que vienes también Jackie, no creo que tenga problema. Además le debe tener miedo a Evelyn.

- ¡Ey!

- Cuenten conmigo. Además algún día tendré que volver al colegio. Una cosa Ev, si quieres que el plan funcione primero discúlpate con Jacob.

- ¿Tengo otra opción?

- No- dijeron a la par.

- Deberías ir ahora, yo me quedo con Jackie y luego vuelves y nos cuenta como fue.

- No lo sé...

- Deja de ser tan indecisa- Emma me lanzó la mochila y entre las dos me condujeron a la puerta.- Luego nos cuentas- y me dejaron del lado de afuera de la puerta.

Estaba muy nerviosa. En el camino pensaba que le iba a decir. Me cuesta mucho aceptar cuando me equivoco. Además, él también se equivocó pero la pelea la había empezado yo. Sin darme cuenta ya estaba enfrente de su puerta. Toqué el timbre y me abrió Jacob.

- ¿Qué haces aquí?

- Yo... Emm... Bueno... Vine a disculparme- Jacob suspiró y me hizo entrar.

- ¿Y bien?- se cruzó de brazos y nos sentamos en el sillón.

- Pues.. Dije cosas que no quería decir, estaba enojada porque como tú dices soy una niña caprichosa que no soporta no tener todo en control y...

- Espera... Yo no quise decirte todo eso. Estaba enfadado, tú no eres eso. Además, ¿quien no se pondría celoso por mí?

- Idiota- dije con una pequeña sonrisa- entonces ¿Estamos bien?

- Sí peero...- lo miré confundida y él se acercó- sabes que luego de la pelea viene la reconciliación ¿Verdad?- Antes de que pudiera hablar Jacob rozó sus labios con los míos. Empezó a bajar poco a poco rozando con mi mandíbula, cuello y hombros. Luego volvió por donde vino y posó mis labios con los suyos. Tenía la piel de gallina y cuando pensé que se venía beso se separó bruscamente y solté un suspiro- ¿Quieres algo de beber?

- ¿Qué?- dije confundida.

- Que si quieres algo para beber- dijo sonriendo. Me había dejado con las ganas apropósito. Esto no va a quedar así.

- Sírveme un vaso de agua porfa- se fue a la cocina y como estaba a mis espaldas aproveché para hablarle en la nuca- ¿Tienes hielo?- me di cuenta de los escalofríos que le dió. Giró y rozamos narices.

- ¿A qué juegas?- dijo con una sonrisa traviesa.

- ¿Yo? Solo pregunté si tenías hielo- apreté mi pecho contra el suyo y él soltó un suspiro.

- Si sigues así no me voy a poder controlar.

- ¿Eso es un problema?- empecé a besar su cuello.

- Tú lo pediste- me tomó por la cintura y me levantó dejándome en la mesada. Cuando por fin unió nuestros labios sentí un gran alivio. Parecía que había desatado un animal salvaje en Jacob. Empezó a jugar con mi lengua y luego bajó por mi cuello dando besos húmedos. Cuando llegó a mi pecho tomó el borde de mi camiseta y se puso a jugar con él. La espera me estaba matando así que decidí continuar por mi cuenta y le saqué el buzo. Luego pasé mi mano por debajo de su camiseta y acaricié sus marcados abdominales. Él se la sacó y yo enrollé mis piernas a su cadera.

- Arriba... Tu cuarto- dije como pude entre suspiros.

- Como gustes princesa.

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