5. Choque de orgullos

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Todo saldrá bien, todo estará bien. Tú puedes, Amy.

Mi nuevo mantra ¿bueno, no? De seguro es el más ocupado en todo el mundo, pero me importa poco si en realidad funciona.

Arreglo por enésima vez mis gafas, acomodándolas, aunque en realidad, estaban en posición. No puedo evitarlo. Soy como un manojo de tics nerviosos cuando estoy ansiosa, y esto me ponía muy, pero es que muy ansiosa.

Después de pasar prácticamente dos días sin pegar ojo por terminarlo, con varias tazas de café y vodka involucradas, cualquiera diría que era una especie de hecho histórico. Al menos lo era en mi vida. Ya me imaginaba a futuro, en una entrevista con Jimmy Fallon, hablando de este preciso momento... de acuerdo, tal vez exageraba un poco. No, no estaba conforme, pero ¿Qué escritor lo está realmente? Ninguno. Siempre dirán que "algo le falta", "debería haber cambiado esto", "quitaré esto".

Además, era un gran comienzo. Terminar el bendito guion. Terminar una historia. Terminar algo en mi corta vida. ¡Cerrar ciclos! Nunca el título de mi historia me había hecho tanto sentido como ahora.

Aun así, a pesar de la euforia que me embargaba en aquel momento, me costaba convencerme a mí misma de que era hora de entregarlo. Por supuesto que habría correcciones, pero había logrado llenar esos espacios en blanco, de manera que el final sonara coherente. Y sin embargo, algo me incomodaba en aquella palabra. Coherente. El final debería ser la culminación, no la lógica. Pero eso no importaba ahora, lo importante era que lo había terminado.

Escribir "fin" al final de la página había sido lo más emocionante de mi año. Que va, de mi vida. Y tomando en cuenta que la última semana había conocido a varios famosos, comenzado mi primer empleo como escritora y había conocido a un guapo extranjero, era mucho decir.

Armándome por fin de valor, tomo una gran bocanada de aire y avanzo hacia el grupo de guionistas, liderado por Luke. Aún faltaban unos minutos para que llegara Bernadine.

—Hola —saludo, con una mueca que intenta ser sonrisa, pero claramente fallo en el intento. Estoy demasiado nerviosa.

—Buenos días, Amy ¿Qué tal va el guion? —pregunta Luke. Le entrego el cuadernillo que he impreso y él me queda mirando—. ¿Has terminado?

—Si—afirmo. Su incredulidad me ofende un poco.

—Vaya —murmura sorprendido—. Lo leeremos y luego hablamos ¿te parece?

—Claro. —Asiento, y con una sonrisa triunfal, me dirijo a la mesa para servirme un café.

Sentía como si por fin pudiese respirar tranquila y llenar de aire mis pulmones. Lo había conseguido, finalmente, después del arduo trabajo y de estrujar mi cerebro, había finalizado.

Mi sonrisa se ensancha aún más cuando veo que junto al café esta Zane. Se ve espectacular, con una camisa de manga corta de color cobre y unos vaqueros rasgados. Su estilo es único, y algo sexy. Como quien no quiere la cosa, me acerco a él y carraspeo.

—Buenos días —digo, con un tono más cordial de lo que pretendía. Zane voltea a verme y sonríe.

—Hola Amy ¿Cómo estás?

—Bien ¿y tú? ¿Cómo estuvo tu fin de semana? —pregunto. No había reparado en las tonalidades azulosas de sus ojos verdes. Suspiro por dentro, mientras intento mantener la compostura.

—Muy bien. Aunque mi fin de semana no fue nada increíble, más bien fue algo aburrido —admite con una mueca. Me muerdo el labio y desvío la mirada mientras hago como que me concentro en elegir que bocadillo servirme.

—Oh, que lastima. Yo tuve un fin de semana increíble —miento, para sonar más interesante.

—¿En serio? ¿Qué hiciste? —pregunta curioso. Sonrío, intentando contener lo mucho que me alegra su interés.

The ScriptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora