10. Sin defensas

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Me siento como una muñeca. Claire ha insistido que debo "ir" a por Eric. Seducirlo, echar un buen polvo, y listo. Como no vale la pena discutirle a Claire, acepte que hoy me vistiera. Pero demonios, yo y los tacones éramos enemigos mortales desde que tengo uso de memoria.

Estaba paranoica, a cada rato viendo que mi falda no se hubiera subido. Eran pocas las veces en que usaba algo que no fueran vaqueros, por lo que me sentía completamente incomoda en aquella ropa.

Sin embargo, debía otorgarle la razón a Claire: le gusto mucho a Eric. Y no, no es que sea egocéntrica. Son sus palabras, no las mías. Por lo que el fin de semana no había hecho más que acompañarme a comprar ropa nueva, que yo, inocentemente, pensé que me haría usar en las citas, no al trabajo.

—Vaya, vaya. Hoy te ves guapísima, Amy —comenta Hayden. Levanto la cabeza (estaba pegada al suelo mirando por donde caminaba) y sonrío, ligeramente sonrojada.

—Gracias Hayden —replico, desviando la mirada.

—¿Tienes una cita? —pregunta. Vuelvo a mirarlo y niego con la cabeza.

—No. Salí ayer —replico. Él asiente.

—Así supe —dice sonriendo. Frunzo el ceño.

—¿Cómo supiste? —pregunto. Hayden resopla y se encoge de hombros.

—Creo que ambos sabemos cómo, Amy —replica, y sin más que decir, continúa su camino.

¿Theo le contó? Pero ¿qué demonios le importaba a ese imbécil?

Avanzo por el recinto hasta llegar al set. Sin embargo, Bernadine no estaba, ni tampoco Eric. Miro alrededor, buscando a alguno de los guionistas o incluso Marilou. De pronto veo a Zela haciéndome señas, y aunque me da nervios acercarme a ella y a los otros actores, me armo de valor y avanzo.

—Hola guapa ¿Cómo estás? —me saluda Zela, dándome un abrazo.

—Muy bien ¿Qué tal tú? —pregunto. Zela rueda los ojos.

—Bien. Ahora, cuéntame los detalles de tu cita —susurra. Me rio ante su impaciencia.

—Pues... estuvo bien —replico. Zela entrecierra los ojos.

—¿Solo bien? —pregunta. Ruedo los ojos y esbozo una sonrisa cómplice.

—Fue increíble. Eric es tan simpático, me rio demasiado cuando estoy con él —confieso. Zela suelta un gritito de emoción.

—Se ven adorables juntos. ¿Ya se besaron? ¿Cuándo vuelven a salir? —pregunta entusiasmada.

—No, supongo que no se ha dado el momento —replico, encogiéndome de hombros—. Y quedamos en salir de nuevo mañana.

—¿Y te llamó el fin de semana? —pregunta. Mi sonrisa se desvanece y resoplo frustrada.

—Si... pero no pudimos hablar mucho.

—¿Por qué?

—El guion... estamos por terminarlo, pero volví a bloquearme. Llegue a un punto en que no sé cómo seguir. Bernadine está decepcionada. No he sido más que un desastre —explico ofuscada. Zela coloca una mano en mi hombro y hace una mueca.

—Estoy segura de que no es así, Amy. Sé que puede ser difícil, pero eres brillante, en serio. Si hubieses sacado un libro de esta historia no habría tardado un día en leerlo —me anima ella. Me rio con amargura.

—No lo sé, Zela. Cada vez que siento que estoy avanzando, algo pasa y no puedo continuar. Es como si estuviese a centímetros de alcanzar el sol y en un segundo, este es arrebatado de entre mis dedos y volviese a alejarse —sentencio. Ella ríe por lo bajo.

The ScriptDonde viven las historias. Descúbrelo ahora