Capítulo 6

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 Tenía clase de matematicas. Al salir de la clase de historia vi a Leo besándose con Katina. Vale, me preguntareís: ¿Quién es Katina? Pues Katina era como mi hermana cuando eramos pequeñas, era algo más que mi mejor amiga. Llegamos a 4rto de Primaria y ella empezó a... como decirlo.... Ser una puta, puta en mayúsculas. Siempre estava chuleandóse delante de los chicos, y se creía

mucho mayor que sus amigas y que las otras niñas. Empezó a hacer amigos y amigas mayores que ella y pasaba de mí. A mí, me dió un bajón horrible. Y mis padres fueron a hablar con los padres de Katina, los padres de Katina se enfadaron con los míos, porqué decían que su hija no tenía un mal comportamiento. Y bueno... Yo y Katina empezamos a odiarnos. Finalmente, al llegar al instituto, la madre de Katina se enteró por terceras personas de que su hija ya había tenido dos novios, que solía ir a ver peleas con sus amigos mayores y que en fin... ya era demasiado tarde para solucionarlo. Por entonces mis padres ya se habían separado. La madre de Katina le pidió consejo a mi madre, quién dijo que no se quería saber nada de Katina, así que, recurrió a mi padre, él le dijo que la castigara. Muchos castigos le dieron, pero nada funcionaba. Finalmente, la internaron, 2 años seguidos en un internado, 2 años sin ver a sus padres... 

 Bueno, Katina volvió, y volvió siendo una chica seria, madura y muy buena. pero ya no tenía ni nada, ni nadie. Era una niña mimada, discreta, inteligente, pero ahora estaba sola. Por eso, bueno, que nos estamos yendo del tema. Era raro ver a Katina con alguien, aún más con un chico tan guapo como Leo.

 Me puse allí, en frente de ellos, con los ojos llorosos, y los brazos cruzados, me daba igual llegar tarde a clase, me daba igual todo, en esos momentos, excepto ellos dos, todo.

 Leo terminó de besarla y levantó la cabeza y me vió a mí, allí delante medio llorando, la soltó rapidamente y dijo:

 - No es lo que crees. ¡Tara! ¡Por favor, escucha! ¡ Tara, escuchame! ¡ Te quiero! ¡Muchísimo, mas que a nadie! ¡ Más que a ella! ¡ Te... te amo!

 Yo ya me estaba yendo, pero vino corriendo. Y me abrazó, me abrazó mientras yo lloraba desconsoladamente, yo no le abrazaba, pero el me tenía entre sus brazos, y me decía "tranquila, estas conmigo, te quiero, te quiero mucho, no debes precuparte, estas aquí, estas conmigo, y te adoro, vale, calmate".

 - Si a mi me quieres tanto, ¿porque la besabas a ella y no a mí?

 - Yo te quiero a tí, pero después de lo que me dijiste... que era un gillipollas y que no me querías... ella si me quiere...

 - Yo te quiero, pero... todo fue muy repentino... me asusté... y pensé mal de tí, pero te quiero, a demás, yo nunca dejaría que me besara un gilipollas.

 - Lo entiendo, pero ahora, estas aquí conmigo cariño, y todo va bien, ¿vale? No llores por mi. No quiero que llores. Ahora sólo, sólo piensa en nosotros, en nosotros... Ahora, ya sé que me quieres, y que, tranquilamente, puedo decirte todo lo que siento por tí, ya que me corresponderás y que podremos llegar a salir, y a querernos - justo entonces me beso, pero fue un beso muy largo, y especial, sentir sus labios con los míos, rozandóse tan suavemente, fue casi mágico - te quiero - me dijo luego de besarme.

 - Eres tan guapo, y tan malo... y tan dulce a la vez...

 Luego nos marchamos, nos saltamos las clases, me llevo a un valle que hay no muy lejos de la ciudad, fuimos con su moto, yo me apuyaba en su espalda y cerraba los ojos, parecía que volaramos. Al llegar al valle nos acostamos sobre la hierba. Nos cogíamos de la mano, cerrabamos los ojos y oímas nuestro respirar, el canto de los pájaros. Me giré y lo miré, estaba tan mono con los ojos cerrados, me acosté a su boca y lo besé fue un beso corto, pero dulce. Me abrazó y me dijo:

 - Esto es maravilloso, cuando sea adulto, compraré un terreno aquí y me haré una casa. Cada vez que miraré por la ventana, recoradaré como nos besabámos sobre la hierba, aquí, en nuestro lugar, nuestro lugar especial y secreto. Nadie lo sabrá, sólo nosotros.

 -  Sólo nosotros...

 - Sí, nosotros, tu y yo, los dos.

Oí que me llamaban, era mi madastra:

 - Me ha llamado tu profesor, que hoy has ido al instituto la primera hora has asistido al instituto, y las otras no. ¡Donde estas! ¡En que lío te hhas metido! ¡Nunca hasta ahora habías hecho esto! ¿Estas sola? ¿Que te ha pasado?

 - Nada, no ha pasado nada. Todo va bien. Es que, no se, no tenía ganas...

 - ¿Donde estas? ¿Estas sola? Vengo a por tí.

 - No tranquila, estoy bien, a las 2.00 vuelvo a casa, ¿vale? Te dejo, adiós - colgé, sin más, jamás había sido capaz de hacerle algo así a la mejor madrastra del mundo. Pero lo hizé, era valiente, ya no era la misma...

 Me acosté sobre el pecho de Leo y le expliqué la llamada, me dijó que a las dos en punto yo ya estaría en casa.

 Bueno, pues era la 1.15 y me llevó a casa 1.56, sin parar la moto, se paró delante de la puerta de mi casa y bajé.

 - ¿No me das un beso? - me dijo con una sonrisa pícara.

 Le dí un beso en la mejilla y entré corriendo a mi casa.

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