Prólogo

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas..

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

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30 de abril de 1996-martes

Cada historia que se cuenta en cada rincón, incluso en los lugares más oscuros, incluye una que todos conocemos: la del Niño-que-Vivió, aquel que derrotó a Voldemort. Pero todos se preguntan ¿Qué pasó con ese niño? ¿Dónde está? ¿Qué hace ahora? ¿Está siendo mimado por su familia muggle? Hay muchas preguntas, pero una respuesta simple: el Niño-que-Vivió no es lo que uno piensa, les falta conocer la verdadera historia del niño. En este momento, está en la cocina de la casa de su padrino, esperando noticias del nacimiento de su primo/hermano.

—Por Merlín, Remus, ¿puedes sentarte? Me estás mareando y haces que Harry se preocupe más —comentó una voz de mujer.

—Lo siento, Dora, es que no puedo. Tengo miedo de que algo les pase. No han bajado con noticias —dijo Remus, dando vueltas por la sala.

—¡Por Merlín! Remus, mi mamá y mi tía Cissy están con ellos. No les pasará nada malo. ¿O crees que Sirius es débil?

—¡No! Sirius es fuerte, pero tengo tanto miedo de que el bebé o él salgan perjudicados por mi problema peludo. Son mi gran tesoro. Quemaría el mundo solo por ellos —susurró, deteniéndose para mirar el fuego de la chimenea.

—Remus, en estos años que he estado contigo, he visto que eres capaz de todo por tu familia. Pero ahora esa tarea es de Sirius; él está dando a luz a tu hijo. Es fuerte. Verás que en cualquier momento mi mamá y mi tía Cissy bajarán a decirnos que ya nació. Además, esto apenas empieza —se acercó a Remus, poniendo una mano en su hombro para tranquilizarlo.

—Creo que tienes razón. Debo estar tranquilo; ellos estarán bien...

—¡Esa es la actitud! Ahora, ¿por qué no vas con tu sobrino a tranquilizarlo? Él fue quien nos avisó sobre el parto de mi tío —dijo Dora, mirando a Harry.

—Rayos, me olvidé de que Harry está aquí con nosotros.

—Bueno, ve con Harry y toma tu papel de tío-padre.

Remus J. Lupin es un gran hombre. Algunos dicen que no debería estar en Gryffindor, sino en Ravenclaw o Hufflepuff, por su gran inteligencia y forma de ser. Pero en estos momentos de estrés por ser padre, olvidó algo importante: que su cachorro está aquí, que Harry está aquí.

Así que, con toda la valentía de un león, fue hacia la cocina, donde su cachorro estaba sentado, esperando noticias.

Harry no sabía qué iba a pasar. Solo tenía miedo de que toda la felicidad de los últimos momentos se desvaneciera. Temía que la familia que había conseguido se esfumara y regresara a vivir en una habitación debajo de las escaleras. Mientras miraba un punto fijo, se dio cuenta de que alguien se acercaba.

—Hola, Harry.

—Hola, papá Remus. —No supo desde cuándo llamaba a Remus así, tal vez por su forma de ser con él.

El beso del verdadero amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora