Capítulo 4

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

En el tranquilo y solemne entorno de Hogwarts, una inquietante sombra se había posado sobre el rostro de Astoria Greengrass

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En el tranquilo y solemne entorno de Hogwarts, una inquietante sombra se había posado sobre el rostro de Astoria Greengrass. Sus compañeros y profesores, acostumbrados a ver a la joven de la casa Slytherin como una fuente de alegría y vitalidad, se sorprendieron al ver el cambio radical en su actitud. La última vez que la habían visto tan seria, había sido cuando un grupo de estudiantes se había atrevido a gastarle una broma cruel que, en lugar de alcanzar al destinatario previsto, le había caído a ella. Desde aquel incidente, los responsables habían aprendido a evitarla, temiendo el desdén que emanaba de su presencia.

Un mañana, antes de que el desayuno llenara los comedores de Hogwarts con el bullicio habitual, la joven se presentó ante el profesor Severus Snape con una expresión que desmentía el carácter habitual de su sonrisa.

-Señorita Greengrass, ¿qué le trae por aquí antes de que empiece el día? -preguntó Snape con una seriedad que igualaba la de ella.

-Necesito discutir un asunto que ha quedado sin resolver desde la llegada de las dos escuelas extranjeras a Hogwarts -respondió Astoria, su tono firme y su mirada fija.

Snape, intrigado por la urgencia en su voz, asintió para que continuara.

-Por favor, díganme, Astoria, el título de "señorita" es más apropiado para mi hermana mayor, así que por favor, llámame simplemente, Astoria. El asunto que quiero tratar involucra el bullying, la ansiedad y las autolesiones -dijo, su rostro en una mueca de seriedad y desagrado.

La profesora Sprout, al escuchar esas palabras, frunció el ceño con preocupación.

-¿Bullying, ansiedad y autolesiones? -preguntó, su voz cargada de inquietud-. ¿Sabes si algún alumno está pasando por esto?

Astoria, con una mezcla de indignación y tristeza, asintió lentamente.

-Sí, y lo que voy a revelar es sumamente vergonzoso. Hay un alumno de cuarto grado que está sufriendo a causa de estos problemas en toda la escuela, y ni un solo profesor ha intervenido, ni siquiera su tutor. Lo que más me enfurece es que la profesora McGonagall está a cargo de él -dijo, su voz temblando con una mezcla de enojo y frustración.

Las palabras de Astoria resonaron en la sala, marcando el comienzo de una conversación crucial que desataría un cambio necesario en la manera en que Hogwarts abordaba la preocupación y el bienestar de sus estudiantes.

-Señorita Astoria, como que uno de mis leones está en problemas -dijo McGonagall, con una mezcla de esperanza y temor en su voz. Rezaba silenciosamente a Merlín para que el estudiante en cuestión no fuera el que temía.

-Lamento decirle que sí, uno de sus estudiantes está pasando por dificultades serias. Me duele ver cómo todos en las demás casas lo atacan sin razón, cuando ni siquiera ha hecho nada para merecerlo- Astoria, con una expresión grave y compasiva, asintió con pesar.

El beso del verdadero amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora