Helena.
Aquellos ojos que me observaban con suma atención en la playa central de California hace algunos días, se mantienen fijos en los míos ahora mismo, mientras noto que sostiene un vino en una de sus manos. Alzo una de mis pobladas cejas y tuerzo mis labios en una mueca tratando de mostrarle que me encuentro incomoda ante su profunda e inquisitiva mirada.
Después de un largo y tortuoso momento al fin me animo a decir algo:
— Buenas noches. — demando cuando me siento demasiado sofocada por su presencia. Recargo un hombro tratando de verme despreocupada en la pesada puerta y continuo. — ¿Necesita algo? — arqueo lo más que puedo mi ceja y el solo me sigue observando.
Durante unos cuantos segundos mantiene sus labios entre abiertos y sigue analizando mi rostro. Al pasar de los segundos, continúa sin responderme por lo que decido hacer un movimiento un tanto exagerado con mi cabeza para obtener tu atención. Al parecer tiene efecto en él, ya que termina por subir el último escalón pasando por mi costado para ingresar al recibidor de mi hogar de una manera lenta y cuidadosa. Después de observar a detalle por unos momentáneos segundos su alrededor, vuelca de nuevo su mirada en mí.
—Tengo una junta pendiente con el señor Clark.— su imponente voz resuena por todo el espacio de la habitación, su figura me hace pensar por unos instantes que la habitación no es tan inmensa como lo pensaba.
— No se encuentra en estos momentos. — doy una respuesta al azar de la forma más educada que me puedo permitir en estos instantes aún con los nervios a flor de piel, sabiendo que me pueden desmentir en cualquier momento pero su presencia me inquieta, me provoca nervios.
La mano donde sostiene el vino es tensada por unos instantes y me roba por un momento la atención ese movimiento, ya que sus manos son grandes y cubren más de la mitad de la botella de vino. Vuelvo de nuevo mi mirada a su rostro y la acción que cometió segundos anteriores no se relaciona con lo pacífico y relajado que está su semblante ahora.
— Al parecer ocurrió una equivocación por parte de mi equipo al informarme de manera errónea que tendría una reunión con su padre el día de hoy. — sus palabras demuestran sinceridad y un tanto de molestia al mismo tiempo que su ceño se frunce. Bufa antes de decir — Lamento la molestia, entonces me retir...— su voz se ve interrumpida por el alboroto que Padre ocasiona mientras ingresa a la habitación con miembros de seguridad y su fiel bastón.
Cierro los ojos por un instante al saber que me he encerrado en mi propio juego de mentiras y me reprendo mentalmente. No necesito abrir los ojos para saber que me mira con un gesto reprochable y posiblemente molesto, pero lo presiento. Mi cara se inunda por unas inmensas marcas rojas en mis mejillas y ahora me atrevo a mirarlo de mala gana.
Una ligera mano femenina me toma por uno de mis delgados brazos y me aleja del cuerpo de ese hombre de una manera veloz y agresiva. Los miembros de seguridad comienzan con la revisión rutinaria que se realiza cada que recibe Padre una visita.
Por la posición social en la que nos encontramos, es obligatorio que los invitados sean revisados de manera obligatoria. Comúnmente la gente se comporta de una manera arisca cuando son revisados y se sienten ofendidos, pero en cambio, él no lo hace, no parece molesto y mucho menos ofendido. De una manera disimulada analizo su comportamiento en cortos segundos. Abre los brazos de par en par y separa un poco las piernas, permitiendo que lo revisen a una mayor velocidad y que el proceso termine rápido. No parece incomodo realmente, hasta cierto punto acostumbrado, quizás sus padres lo tienen acostumbrado a una vida muy parecida a la mía. Y si es así, ¿quiénes son sus padres?
Valerie me pregunta si me encuentro bien y me revisa de pies a cabeza con una mirada rápida.
Valerie es la jefa de seguridad de la familia desde antes de que naciera. Su padre fue jefe de seguridad de mi abuelo y por último ella fue la siguiente en permanecer en la familia. Tendrá unos treinta tantos años y está más que decir que es parte de esta familia aunque Madre no la acepte.

ESTÁS LEYENDO
Despreciable pasión.
Roman d'amourAmar puede ser tu peor pecado (Antes "Helena") Ig: @merhdz Inspirado en la telenovela Lo que la vida me robó.