Parte 2

74 15 7
                                    

Recuerdo haber corrido alrededor de diez minutos detrás del hombre misterioso. Sin embargo, parecía nunca alcanzarlo. De pronto, llegue a una laguna, en la que el agua cristalina permitía ver las rocas en el fondo, con peces coloridos y un islote en el centro con un inmenso árbol. En la base del mismo, sobre las verdes hierbas que formaban el islote, yacía el hombre recostado. Parecía estar inconsciente. Por alguna extraña razón, una serie de rocas formaban un camino perfecto que conectaba el islote con el exterior de la laguna. Salte por las rocas y llegue hasta el misterioso hombre. Aparentaba tener alrededor de 25 años, aunque su vestimenta y su estilo no me permitían afirmarlo con seguridad. 

 Cyrille llegó unos instantes después, y me ayudó a cargar al hombre hasta el templo. Lo dejamos reposar unas horas hasta que despertó. Hablaba en una lengua que no lograba comprender. La única que lo entendía era Laure. 

-Está hablando una lengua escandinava antigua- explicó ella.-Intentaré descifrar la estructura para poder entenderlo y comunicarnos. 

Laure sacó un libro cubierto de polvo sobre todas las lenguas registradas por el templo del mundo y de la historia. Desde griego antiguo hasta lenguas prehistóricas. 

 Mientras todo esto sucedía, logramos sedar al hombre misterioso con una serie de hierbas que los ancianos tenían. Mi padre Paul y Greg decidieron custodiar al extraño mientras que Cyrille se encargaba de continuar mi entrenamiento. Lo único que debía lograr era luchar sin ver para estar preparado para el reto mayor: desafiar al anciano mayor. El Anciano Mayor era el hombre con más experiencia y habilidad que había en el Templo. Todos teníamos gran respeto por él, y nos enseñaba lecciones de vida muy importantes. Al vencer al Anciano Mayor, ganarás el puesto de uno de los Guerreros Dorados, ya que los Guerreros Dorados son dos. Pero no era tan simple: previamente, los líderes de todos los templos del mundo presentaban a su campeón que lucharía por portar la espada dorada. Yo representaba a nuestro templo. Los últimos guerreros murieron por algo que solo los Guerreros Dorados conocen. Por eso era tan importante completar mi entrenamiento, ya que en menos de tres semanas sería el gran desafío. 

Varias horas más tarde, Laure parecía haber descubierto la lengua que nuestro invitado hablaba, aunque su explicación era desconcertante. 

-He logrado identificar la lengua de este hombre pero es técnicamente imposible que alguien la hable hoy en día- dijo Laure. - Según mis registros, esta lengua está muerta desde hace más de 2000 años, y se hablaba en una sola región al norte de Suecia. 

Paul se acercó al escuchar esto. 

-¿Cual es la probabilidad de que alguien sepa esa lengua además de nosotros? - preguntó. 

-Diría que es nula- respondió Laure, revisando unos registros antiguos. -Según los registros, somos el único Templo que tenía este idioma registrado y no hay descendientes directos de ese pueblo. 

-Entonces, ¿cómo es esto posible? - preguntó Greg, desconcertado por la respuesta de Laure. 

-Creo que la mejor opción es hablar con él y saber que está ocurriendo aquí- sugirió Laure. 

Los presentes se mostraron de acuerdo con el plan propuesto y se dirigieron al lugar donde estaba retenido el misterioso hombre. 

 Laure entró y mostró que no estaba armada, para que el hombre supiera que se trataba de un encuentro pacífico. El hombre se contuvo y se mantuvo sereno. Laure comenzó el cuestionario en el idioma del hombre. 

-¿Cual es tu nombre y de dónde vienes? 

-Me llamo Friedrich Mikelsen, y vengo de una aldea llamada hvítrskógr- respondió Fred. ¿Dónde estamos? 

-En Francia…  ¿cómo llegaste hasta aquí? -preguntó Laure. 

-No sé con certeza…  lo último que recuerdo es estar persiguiendo a un ciervo y vi ese árbol majestuoso…  y luego desperté aquí- contestó Fred, tratando de recordar que había pasado. La situación era completamente extraña: personas hablando otra lengua, en un lugar lejano llamado Francia, con personas de vestimenta diferente…  todo era un poco abrumador. 

-Señor Friedrich- dijo Laure- le enseñaremos nuestro lenguaje y nuestros hombres aprenderán el suyo…  Los demás términos de su estancia serán determinados por el Anciano Mayor. 

Dicho esto, Laure mostró una señal de respeto y se retiró del lugar. Se acercó a donde estaba Paul. 

-Creo que le he demostrado que no somos el enemigo, así que ya no lo traten como tal…  Hablaré con el Anciano Mayor para ver si se queda y si le enseñamos nuestras técnicas de combate para el Torneo. 

-¿Crees que estará listo para un torneo de este tipo? - rió Paul. - La mayoría pasa años aprendiendo…  ¿cómo ganará? 

-Por lo que se de él, se trata de un vikingo…  significa que nació peleando y creo que estás subestimando sus capacidades- sonrió Laure, retirándose del lugar. 

  El Anciano Mayor, luego de deliberar la situación y conociendo que podría tratarse de una situación única, decidió conceder la permanencia del joven, si éste participaba junto con François en representación del Templo. Esto implicaría que competirían juntos, y que los demás templos presentarían a dos candidatos. Por lo tanto, los vencedores serían los nuevos Guerreros Dorados. 

Aqui vuelve mi narrativa. 

Recibí clases de nórdico antiguo para poder comunicarme con Fred. Realmente funcionaron ya que después de una semana intensiva, ya podía comunicarme con él. Paul y Cyrille siempre decían que mi don era los idiomas. Se hablar inglés, francés, español, alemán y al parecer puedo agregar nórdico antiguo a la lista. Durante esa semana, Cyrille se encargó de enseñarle a Fred los conocimientos esenciales y más importantes del entrenamiento. Fred tenía una destreza sublime. Sabía controlar cada parte de su cuerpo y el bō era una extremidad de él. Me alivió saber que contaba con un compañero habilidoso. 

 Al tiempo que ya dominaba el idioma, me acerqué a Fred y me presenté apropiadamente. 

-Me llamo François- dije- Yo seré tu compañero en el torneo. 

Fred se mostró sorprendido de mi habilidad para hablar su lengua. 

-Soy Friedrich- respondió. 

-Excelente…  ¿No te molesta que te llame Fred? - pregunté. 

-No, ese era mi apodo en la aldea- contestó. 

-De acuerdo- dije, agarrando mi bō-. ¿Quieres entrenar conmigo? 

-Si, eso estaría bien- respondió. 

Que puedo decirles, Fred es un hombre de pocas palabras. Es ciertamente reservado y pasa la mayor parte del tiempo en silencio armonioso, practicando sus técnicas de combate. Cyrille le enseñó que las peleas del torneo no eran a muerte, por lo que solo debía inhabilitar al oponente y no neutralizarlo. Laure sugirió que aclaremos todos esos puntos, dado que su contexto de combate era totalmente distinto. También él nos enseñó su ritual religioso para sus dioses, invocando protección y fuerza, para todos nosotros. Eso fue muy interesante…  Creo que esta mezcla de épocas va a ser difícil, pero creo que tenemos lo necesario para ganar el torneo. Y se acerca muy rápidamente. 

 Continúe mis prácticas de movilidad y combate a ciegas, y mejore considerablemente. Podía recorrer todo el Templo sin siquiera ver un poco. Cyrille insistía en que desarrollar todos los sentidos es muy importante y que un guerrero debe estar preparado para cualquier ambiente, cualquier situación, pero sobre todo, debe tener agudizado sus sentidos y mantener su mente en paz para lograr la victoria. Mente pacífica, movimientos efectivos, sentidos agudizados…  En eso me concentraba, y de a poco lo iba consiguiendo. 

Guerreros DoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora