El instituto, el infierno de Claudia, lleno de desconocido, lleno de fantasmas.
Hace que las cicatrices que recubren los brazos y las piernas de la chica vuelvan a arder con fuerza.
Hace que sus fuerzas flaqueen y quiera morir.
La muchacha se susurra que esta vez va a ser diferente, tan diferente como ella misma.
Su cara ya no es la que solía ser, sus ojos, grandes como los de un cervatillo, han dejado de ser cariñosos , ahora muestran cierto recelo y ferocidad, un lobo ha ocupado el lugar del dócil animal que una vez eran. Sus labios se han vuelto rojos por la hinchazón, ya que se dedica a morderlos con ansiedad. Su piel, pálida como la de un cádaver podría asustar al más valiente de todos. Por último su pelo, antes vigoroso y brillante se enreda y cae como si de hojas muertas se tratará.
Claudia, delgada como un palo va decorada con ropa tan negra ,como sus propios pensamientos.
Si alguien le hubiese dicho que acabaría así unos años antes Claudia habría mirado hacia el suelo, incómoda y habría soltado una pequeña risita incrédula.
Y sus compañeros también, ya que al verla, se le acercan curiosos, ¿quién eres? preguntan, pero la única respuesta que obtienen es el silencio.
Ni la propia Claudia sabe ahora quien es.
ESTÁS LEYENDO
Claudia
JugendliteraturClaudia y su normalidad, Claudia y sus gafas, Claudia y su mirada triste, Claudia y su timidez. ¿Qué le ha pasado a la pobre Claudia? ¿Quién es la extraña que se sienta ahora en su sitio?