Claudia ya ha vuelto a casa, vuelve a enseñar una pequeña y tímida sonrisa. Todo vuelve a estar tranquilo, no hay más voces, ningún grito, ninguna mirada acusadora, nada que pueda volver a hacer querer morir a Claudia.
A veces se pierde mirando a la nada, pero la voz de su madre la devuelve a la realidad.
Le han dicho que dentro de poco volverá al instituto.
Claudia tiene miedo, de las miradas de desprecio, los ojos acusadores y las malvadas bocas de sus compañeros que no se habían tomado siquiera la molestia de recordar su nombre.
Por las noches cierra los ojos con fuerza, como si temiera que pudieran saltarle de las cuencas y salir corriendo muy lejos de ella.
Ahora los pasos se han intensificado y vienen acompañados de una voz masculina, la joven no distingue lo que dice, solo sabe que es algo malo.
Se lo ha intentado decir a su madre, pero esta, como siempre, le quita importancia y se dedica a ver estúpidos programas para matar el tiempo.
El cambio de imagen que ambas prometieron ilusionadas se han desvanecido tras la enorme televisión nueva del salón.
La idea de no volver a salir de su habitación es cada vez más tentadora para Claudia, pero se ha prometido a si misma luchar contra el demonio que la persigue.
Esta vez no dejará que la vuelva ahogar, se dice la muchacha una vez más
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Claudia
Novela JuvenilClaudia y su normalidad, Claudia y sus gafas, Claudia y su mirada triste, Claudia y su timidez. ¿Qué le ha pasado a la pobre Claudia? ¿Quién es la extraña que se sienta ahora en su sitio?