4

2 0 0
                                    

— Tienen un quince. Sus respuestas estaban correctas, más la exposición le faltó coherencia y no pude entender muy bien lo que dijiste Jeanne. Debes practicar hablar más fuerte.Puedes sentarte.

— Claro, profesor.

Regreso a mi asiento triste y desolada. En un principio estaba segura de lo que iba a decir, pero mediante pasaba los minutos, podía escuchar lo que decían de mí. Empezaron a burlarse, a mirarme como si fuera una extraña, un extraterrestre o así me sentía. Incluso me pregunté si había elegido un buen ouffit para ese día.

¡Y a mi no me importan esas cosas!

— Es la nota más baja que he recibido por primera vez. -se le nota cabreado y molesto. No me dirige la mirada y presiento que ahora no me pondrá las cosas tan fáciles como en un principio.

Parece pensativo.

Y eso es malo...

¿Verdad?

"Uy sí, es muy malo."

El sonido de la campana suena en los alrededores, dando por terminada las clases. Ha sido un largo día y lo único que espero es llegar a mi casa y olvidar que este día ocurrió, pero para mi mala suerte, apenas y vamos a la segunda hora.

Guardo mis cosas, lo más apresurada que puedo. Richard se toma su tiempo, incluso lo veo quejarse cuando sus libros no entran en su mochila. Cuando estoy a punto de cerrar la mía, el me toma de la muñeca deteniendo mi pulso y mi huida.

— Tenemos que hablar. — suspiro pesadamente, pero muevo mi cabeza diciendo que sí. Pasa unos cuantos minutos cuando nos vamos quedando solos en el salón, sentados en una misma carpeta. Él emite un aura aterradora así que no es difícil adivinar por que todos salieron asustados.

— Sí quieres que te pida perdón ahora y en voz alta, lo haré.

— Ya no quiero eso.

— ¿Qué?

— Viendo lo fácil que aceptaste, me di cuenta que harías lo que fuera para salir de este problema. Sabes con quién estas lidiando y eso no me gusta.

— No te entiendo. — digo extrañada.

— Qué puedo decir, no me gusta que me digan que sí a la primera. Lo puedo aceptar de una chica que sé que está loquita por mí, pero no de ti. Otra chica en tu lugar habría hecho lo imposible para seguir en contacto conmigo, sin embargo a ti no te interesa nada de eso. Lo unico que quieres es evitarme, me parece algo divertido, viniendo de una chica.

— No todas caen antes tus encantos Richard, y no a todas le gusta de tu tipo. Enfrenta esa realidad. Ahora déjame pedírte perdón de rodillas y acabemos con esto.

Me pongo de rodillas y lo miro de frente. Se cruza de brazos, sin cambiar su rostro neutro.

— Ya no quiero tus tontas disculpas. Quiero otra cosa.

¿Por que a los hombres les encanta jugar?

Ruedo los ojos.

— ¿Qué puedo tener yo, que tu quieras?

Me observa, me analiza. Da dos vueltas, órbita alrededor de mi cual luna. Me siento extraña teniendo tanta atención de un Royal y que ese Royal sea Richard.

— Eres pequeña, pero nada que unos buenos tacos no funcionen. Tu cabello es un desorden pero un estilista lo puede arreglar. Y no eres para nada femenina, pero con ayuda quedaras como una modelo. Sí, eres de su tipo.

— ¿De quién? — rascó mi cabeza confundida.

— De mi mejor amigo.

— Mm... no. — me paro recto, y trato de salir lo más rápido posible. Imagino lo que Richard está maquinando en su gran cabeza de químico enamorado. El me detiene del brazo. — -¡No me puedes obligar a hacerlo!

Yo No Soy La Prota.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora