Nuestros ojos se evitan. No puedo verlo a la cara y todo por culpa de la enfermera suposiciosa. Solo quiero esconder mi rostro debajo del piso, salir de esta escuela y ya.
Siento que está allí detrás, pensando en malvados planes. Mientra yo estoy echada de barriga, haciendome la dormida.
Ahora él tiene una razón para avergonzarme por siempre. Se puede vengar por haberle agarrado su "cosa". Puede decir el tamaño, color y forma de mis extraños panties con cara de gato amargado, con sólo ir al periódico escolar.
Que se haya quedado luego de lo que pasó, solo me hace sentirme peor. Y este silencio entre los dos, es agobiante.
---No es necesario que te quedes, puedes ser libre.
—¿Te duele mucho? —pregunta.
—¿Es que no entiendes que no quiero que estés aquí? Y no, ya no me duele, ahora puedes irte. ¡Se libre, dije!
—Primero, escúchame. —demanda y yo emito un gruñido contra la almohada. —No diré nada de lo ocurrido, hoy. No te preocupes.
—¿Y crees que eso me va hacer sentir mejor? Perdí mi dignidad ni bien esa enfermera subió mi falda en tu presencia. Ahora sólo déjame avergonzarme por lo que queda del resto de mi vida.
—Oye, no creo que esto sea lo peor que ocurra a lo largo de tu vida. A mi me tocaron el pajarito sin mi consentimiento a vista de todos y no en cuarto privado.
—¡Ya! ¡Que no fue a propósito! ¡Sólo caí encima de él!
El se ríe, su risa es lo mas bonito que puedo escuchar, es una melodiosa y nada exagerada, no se está burlando. Solo se ríe de los acontecimientos pasados.
—Sólo estuvimos en el momento equivocado de cada uno. ¿Ok? Con el tiempo, ni nos vamos a acordar.
—Ay aja. Ya me imagino al gran Wesley, contando a sus nietos, la talla y los calzones de abuela de la chica que le tocó su amiguito.
—Será una grandiosa anécdota a decir verdad. —se pone a pensar. Yo ruedo los ojos. —¿Y como te sentiste al tocarlo?
Mi rostro se vuelve rojo de tan solo recordar.
—¡Mal! ¡Por favor, ya basta, no sigas haciendo esto!
—Pensé que muchas chicas deseaban tocarlo.
—¡No soy una de tus fanáticas locas!
El se regodea con una gran carcajada salida desde el fondo de su estómago. Nunca entenderé a los hombres, en serio. Ahora entiendo por que muchas chicas se les voltea la tortilla.
—Lo siento por lo sucedido. —exclamo con mucho arrepentimiento.
—Bien. Solo eso bastaba.
—¿Así no mas? —preguntó intrigada y un poco irritada. Hasta ahora a sido el más comprensivo de los cuatro y eso me da miedo. —¿Sin amenazas, ni trabajos a la fuerza, solo una disculpa?
—¿Esperabas algo más?
Se nota sincero, con una pizca de diversión en sus ojos. Desde mi posición, con la cara media aplastada, y mi cuerpo estampado contra la cama es difícil verlo. Niego con la cabeza, pero sigo sin poder creerlo, una parte de mi, sentía que él iba a ser uno de los más difíciles de tratar...
"De un tipo cómo él. Tal vez..."
—No. Ya estamos a mano, creo.
—¿Crees? ¿Tengo asuntos pendientes contigo de los cuales no estoy enterado?
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Yo No Soy La Prota.
Teen FictionYo vivía felizmente mi vida de invisible y personaje secundario en una gran variedad de historias dentro de mi escuela. Hasta que un día me tropecé con un idiota que lo cambió todo. No sólo en mi vida aburrida, sino que levantó un foco de atención s...