SEIS

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—Si lo piensas bien, —explicas —Anyone Who Knows What Love Is es una canción sobre una relación tóxica repleta de dependencia. Ella no deja de amarlo porque está obsesionada. Ignora humillaciones y decepciones con tal de seguir con su pareja. Eso no está bien.

Ezra se queda callado por un momento.
—Supongo que tienes razón —admite.

Sientes como si hubieras ganado una discusión. Te estás asegurando de construir muros a tu alrededor, lo suficientemente fuertes como para resistir treinta y nueve días. Ezra es encantador, eso lo sabes. Pero también sabes que no puedes volver a esa relación. Eso ya se terminó.

—La siguiente canción no me la enseñaste —dice él. —Es una canción que encontré por ahí, y cuando la escuché lo primero que pensé fue en decirte que es para ti. No reuní el valor para hacerlo a tiempo.

No lo comprendes.
—¿Por qué necesitarías valor para dedicarme una canción?

—Porque es de P!nk...

Está visiblemente avergonzado, y la situación no podría divertirte más.

—¿Acaso hiere tu masculinidad frágil que te guste una canción de P!nk? —preguntas riéndote sinceramente.

Él rueda los ojos, pero puedes ver que en el fondo sí es así.

—Sólo escucha la canción —te pide.

Escuchas la hermosa voz de P!nk. Desde el inicio te das cuenta de que la letra, aunque a primera vista pudiera parecer superficial, en realidad es profunda y va mas allá del amor o la admiración. Reconoce los problemas y las luchas internas, y toma una postura de apoyo. Escuchas lo que dice la canción. Involuntariamente comienzas a caminar un poco más lento, como para poder prestar más atención. Hay frases que te golpean un poco más. Palabras fuertes con las que te identificas, como <<infravalorada>>. Pero lo que más te deja pensando es la frase del coro. <<Jamás sientas que eres menos que perfecta>>. Antes, Ezra solía decirte constantemente que eras perfecta. Perfecta para él. Como todo, dejaste de escucharlo hace tiempo.

Cuando termina la canción te detienes, y él hace lo mismo. Lo miras y él a ti. Observas cada centímetro de su rostro, y tienes el impulso de colocar tu mano en su mejilla y besarlo, como te gustaba hacer antes. Pero no lo haces.

—Lo que dice la canción... —comienzas a preguntar.

—Lo digo en serio —responde.

Asientes, mientras lo intentas asimilar. Te cuestionas todo. Si de verdad piensa eso de mí, ¿por qué sus sentimientos parecieron desaparecer por tanto tiempo? 

—¿Por qué no me decías estas cosas antes? ¿Cuándo estábamos juntos?

Él escudriña el suelo antes de volver a hacer contacto visual contigo.
—Me perdí. No sé si fue la rutina combinada con mi idiotez, pero de alguna forma olvidé todo lo que siento por ti. Lo enterré y no salió a la superficie hasta que me dejaste. Ahí fue cuando me di cuenta de todo lo que perdí.

Puedes percibir el arrepentimiento en su voz. Él cree que cometió un error y está buscando la forma de enmendarlo.

—Tienes razón —admites. —Sí perdiste algo muy valioso.

Te señalas mientras adoptas una mueca bromista. Él se ríe. Te alegras de haber quitado un poco de seriedad a la situación.

Siguen caminando, mientras escuchan más canciones que tú le mostraste. Comentan sobre los recuerdos que les trae cada una. Ríen por momentos y te duelen el cuello y las clavículas en otros. Sigues sin entender eso, pero cada vez ocurre más seguido. Estar con Ezra y recordar la mejor etapa de su relación sin duda te llena de nostalgia. Te hace extrañar esos años. Pero no lo ves como algo a lo que quieres volver. Te has mentalizado para verlo como un recuerdo bello que no es y no debe ser más que eso: un recuerdo. Eso ya se terminó, y no debes volver a ello.

A D I Ó SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora