NUEVE

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Capítulo para Gyanella_Ok, gracias por todo el apoyo en comentarios y votos. ♥️
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No respondiste a las llamadas ni los mensajes que Ezra te estuvo enviando el resto del día. Se disculpaba, alegando que no lo pensó bien y sólo se dejó llevar. Realmente no te interesan sus razones de un único incidente aislado. Te interesan las razones que lo mantienen en la ciudad, intentando recuperar eso que tenían. Realmente no lo entiendes. No comprendes cómo puede amarte, dejar de hacerlo y luego quererte de vuelta tan pronto. Si dudas de que sus sentimientos concuerden con lo que dice, es por eso. Porque su relación se desvaneció poco a poco, pero a él le tomó un minuto volver a querer estar contigo.

Podrías simplemente alejarte, bloquearlo como JP hizo contigo, romper tu promesa de los cuarenta días. ¿Qué más da? Pero no lo harás. Te conoces, no eres capaz. El cariño que le tienes a Ezra todavía te supera. Además, estarías mintiendo si dijeras que no tienes curiosidad por descubrir lo que él planea hacer próximamente.

Te toma un día entero calmar la revuelta que se creó dentro de ti después del beso y aplacar tus emociones lo suficiente como para responder a una de las llamadas de Ezra el martes por la mañana.

—¿Qué quieres? —preguntas con rudeza, tras esperar un prudente espacio de tiempo antes de tomar la llamada.

Posteriormente te preguntas si tu tono fue demasiado, pero estás segura de que puede soportarlo, así que da igual.

—Clara, perdóname —pide él. —No lo pensé bien, no consideré lo que tú sentías. Fue un grave error.

Te mantienes callada. Debes admitir que se siente bien que él reconozca tus sentimientos. Es agradable. Tardó, pero finalmente tomó en consideración tu sentir. Algo es algo. Dirías que es un progreso, pero técnicamente es un retroceso, ya que en los primeros dieciocho meses de noviazgo siempre se preocupaba por tus emociones.

—Está bien —aceptas finalmente. —Te dejaré seguir con tu juego extraño durante los treinta y siete días que te quedan.

—Gracias —murmura al otro lado de la línea.

—Pero nada de contacto físico sin mi consentimiento previo —sentencias.

—Sí, nada de contacto.

No dices nada en respuesta. A pesar de que todo lo que escuchas en la llamada es un leve zumbido, percibes una inusual comodidad, tanto en Ezra como en ti.

—Tengo que volver a trabajar —dices.

—Sí, pero, ¿me puedes abrir la puerta?

Suspiras, pero una sonrisa se escapa de tus labios. Agradeces que no es uno de esos días en los que decides trabajar en pijama, pues por suerte tienes una conferencia en una hora. Caminas hasta la puerta, esquivando al gato, y la abres. Ezra está del otro lado, con una caja de chocolates y, por supuesto, peinado.

—Son para ti —extiende el brazo con el regalo.

Lo tomas y observas la caja.
—Chocolates genéricos con trozos de almendras. Sí que me conoces.

Él sonríe. Su sonrisa...

—De cualquier forma, —te apresuras a hablar antes de perderte en esa sonrisa —tengo que trabajar.

—Está bien. Puedo quedarme callado.

¿Qué?, te preguntas.

—¿Vas a estar aquí mientras trabajo?

Ezra se encoge de hombros.
—Es la única forma de aprovechar este día contigo.

Aún perpleja lo dejas pasar. Observas atenta cómo entra como si ya conociera perfectamente el departamento y gira el sillón hacia tu escritorio, el cual está cerca de la sala, recargado a una pared, completamente fuera de lugar.

—De acuerdo —asientes.

Caminas con paso dudoso, como si tuvieras miedo de la situación por la anormalidad de la misma. Tomas asiento en tu silla, dejando a Ezra a tus espaldas, y abres tu laptop. Al inicio te cuesta concentrarte en los diseños. Te giras cada pocos segundos hacia él, como si pudiese atacarte en cualquier momento. Sin embargo, en cuanto ves a Ezra acariciando el gato en sus piernas tu cuerpo se calma. Parece completamente indefenso. Te preguntas por un segundo cuál de los dos animales se ve más tierno en la imagen frente a ti.

Vuelves al trabajo. Logras enfocarte en él, aún con los maullidos, rasguños y palabras de afecto que escuchas de fondo. Las horas se pasan rápido. Te has enfrascado tanto que para cuando terminas no puedes creer que pronto será hora de comer. Tomas tu taza de café. Está frío. Te giras hacia Ezra. Lo encuentras dormido a lo largo del sillón, con un brazo sobre el rostro y algo de saliva resbalando por su mentón. El gato no se ve cerca. No puedes evitar soltar una risita que callas de inmediato. Te acercas y levantas el brazo de Ezra con el que cubría sus ojos.

—Hey, despierta —dices con voz accidentalmente dulce. —Ya es tarde.

Él abre los ojos e inmediatamente los entrecierra. Cuando logra enfocar la vista y divisarte los abre de golpe. Se incorpora lo más rápido que puede.

—¿Qué hora es? —pregunta, acomodándose la camisa y alisándola con las manos.

—Las 2:30 —respondes.

Te estás esforzando por no reír. Ezra desorientado, con saliva en el rostro, el cabello alborotado y la camisa arrugada es lo más divertido que has visto en un rato.

Él se pone de pie.
—Bien —afirma. —Estamos a tiempo.

—¿A tiempo de qué?

Una luz se enciende en su mirada.
—¿Recuerdas cuando decías que las sopas instantáneas eran tu comida favorita?

No quieres sonreír, pero el recuerdo está por obligarte a hacerlo. En tu intento de impedirlo terminas esbozando una sonrisa de labios apretados algo extraña.

—Sí, lo recuerdo. Aún lo son, pero tengo que cuidar más mi alimentación. Tú mismo me lo decías.

Vuelven a tu mente esas aburridas conversaciones sobre si las sopas instantáneas son saludables o no.

—Cierto —admite él, antes de tomarte por los hombros.

Sentir sus manos sobre tu piel casi te provoca un sobresalto. La blusa que llevas permite que no haya tela entre Ezra y tus hombros, y el contacto te toma por sorpresa. Pero la calidez te calma en seguida.

—Pero una vez de vez en cuando no debería hacer mucho daño —afirma Ezra.

Inclinas la cabeza ligeramente, dando a entender que no estás convencida, a pesar de que te tuvo desde que dijo <<sopa instantánea>>.

—Vamos —te incita. —No te arrepentirás.

Tus ojos no dejan los suyos. Entre más los observas, la calidez que al inicio sentiste en tus hombros se extiende poco a poco por todo tu cuerpo.

—Vamos —aceptas.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2020 ⏰

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